Deontay Wilder no ve la hora de poder ponerle las manos encima a Tyson Fury , el villano de su vida, que le arrebató nada menos que su título mundial de peso pesado del Consejo Mundial de Boxeo en febrero de 2020, en un combate que ha denunciado más de una vez que estuvo repleto de irregularidades.
A punto estuvo de quedarse sin esa oportunidad, cuando pareció que Fury se encaminaba a un combate con Anthony Joshua, cuando todavía era dueño de los cinturones de la AMB, la FIB y la OMB, por el campeonato mundial indiscutible de la categoría. Pero logró frustrar esos planes luego de recibir un fallo arbitral favorable que obligó al británico a concederle la trilogía.
Desde entonces, Wilder se internó en el gimnasio y tanto él como todo aquel que estuvo cerca aseguran que nunca antes había realizado un campamento de entrenamiento tan bueno como el que lo llevará listo para buscar su desquité a la T-Mobile Arena de Las Vegas este sábado 9 de octubre.
Tanto ha deseado el estadounidense poder vengarse de Fury que si lo logra no vería con malos ojos la posibilidad de un retiro cercano. “Puedo sentir que se acerca la jubilación.Estoy buscando un campeón, una cara, un nombre. Cuanto más rápido consiga eso, más rápido me retiraré y saldré de aquí” , dijo en diálogo con el podcast Last Man Stand.
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Claro que si Wilder derrota a Fury y recupera el título mundial del CMB que alguna vez le perteneció, se le abrirá de inmediato la posibilidad de pelear por el campeonato mundial indiscutible de la división ante el ganador de una revancha que ya se está negociando entre Oleksandr Usyk y Anthony Joshua.