El mundo de los medios de comunicación deportivos en México es diverso en cuanto a voces y estilos. Dentro de las tantas corrientes de periodistas podemos mencionar la denominada ‘Antiamericanista‘, que desde hace tiempo mantienen una línea de crítica, desprestigioy exposición a las ‘ayudas’ recibidas por el equipo del Grupo Televisa.
Dentro de los referentes de este grupo se puede nombrar a dos nombres con unanimidad: José Ramón Fernández y David Faitelson. Este último es uno de los que más confronta con las Águilas y su afición, sin embargo, lo que pocos saben es de la relación que lo unió con la institución de Coapa en su infancia.
En una plática exclusiva con el famoso youtuber Escorpión Dorado, Faitelson reveló que de niño tuvo un vínculo cercano con el Club América, a tal punto que llegó a ser ‘un poco’ aficionado: “No, no le voy a América. Yo tenía un equipo de futbol. En mi casa se heredaban los equipos. Mi padre era americanista, pero yo no llegué a serlo tanto, solo un poquito”.
Por su parte, el analista relató cómo fue desarrollándose en el ámbito periodístico hasta llegar a Imevisión, empresa que luego mutó a TV Azteca y se convirtió en una señal referente del antiamericanismo. En tal sentido, también reveló cuando intentaron despedirlo de su trabajo, pero Joserra lo impidió.
Cuando despidieron a Faitelson y Joserra lo evitó
En un enfrentamiento entre el grupo de periodistas y Moisés Saba, directivo de los Tiburones Rojos de Veracruz y la Televisora, José Ramón Fernández y David Faitelson escribieron un “maravilloso editorial” contra él para pronunciarlo en TV. Según el relato del nacido en Israel, el entoncespresidente del Grupo Salinas citó a todos a su oficina y decidió despedir únicamente al más joven, Faitelson, por faltarle el respeto a su socio.
Sin embargo, después del anuncio los periodistas abandonaron la oficina y Faitelson comenzó a retirar sus pertenencias. Pero Joserra lo interrumpió y le pidió que espere mientras platicaba con Salinas Pliego. Al regresar, Fernández le comunicó que podría tener una nueva chance solo si Moisés Saba, la víctima del editorial, los perdonaba. Y así fue…