“Con gran pesar y renuencia, no vemos otra opción que eliminar los puntos del ranking ATP de Wimbledon para 2022″. Las primeras palabras del comunicado de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) dejan en evidencia (o eso buscan remarcar) que no les quedó alternativa alguna ante el pedido de los jugadores. “Nuestras reglas y acuerdos existen para proteger los derechos de los jugadores en su conjunto. Las decisiones unilaterales de esta naturaleza, si no se abordan, sientan un precedente dañino para el resto del Tour. La discriminación por torneos individuales simplemente no es viable”, continúa.

Al tiempo que la Women's Tennis Association (WTA), organismo que dirige el circuito profesional femenino, anunció una acción idéntica: “Debido a la decisión de Wimbledon de no utilizar la clasificación WTA para decidir la participación (en el torneo) y decidir un cuadro parcial no basado en el mérito, la WTA tomó la difícil decisión de no atribuir puntos WTA en Wimbledon este año”.

De esta manera, el torneo más legendario, que se celebrará entre el 27 junio y 10 julio, se hace añicos para quedar reducido un mero torneo de exhibición con una bolsa de premios de más de 40 millones de dólares. Todo, por la decisión confirmada hace unos días por Ian Hewitt, presidente del All England Lawn Tennis and Croquet Club, quien ratificó la prohibición impuesta a los jugadores rusos y bielorrusos para dejar en claro que, desde el torneo, están alineados a la decisión gubernamental. Esto obedece a la sanción impuesta a ambos países tras la invasión de Rusia a Ucrania, que comenzó el pasado 24 de febrero. “En las circunstancias de tal agresión militar injustificada y sin precedentes, sería inaceptable que el régimen ruso obtuviera algún beneficio de la participación de jugadores rusos o bielorrusos en The Championships”, habían esgrimido desde el torneo.

Por caso, esta decisión de la ATP genera que Novak Djokovic, campeón defensor y número uno del mundo, pierda 2000 puntos. “Valoramos mucho nuestras relaciones de larga data con Wimbledon y no subestimamos las decisiones difíciles que enfrentamos al responder a la reciente orientación del gobierno del Reino Unido”, notificó el ente que regula el cricuito masculino de tenis profesional. “Nuestras discusiones internas con los jugadores afectados, de hecho, nos llevaron a concluir que esta habría sido una opción más agradable para el Tour”, sostuvo.

Hace unos días, el ruso Daniil Medvedev, actual campeón del US Open y número dos del mundo, había manifestado su preocupación al sostener que le parecía injusta la prohibición que pesaba sobre deportistas que nada tienen que ver con una decisión ajena a ellos y que los puso en medio de una situación generada por una guerra desatada por Vladimir Putin y su séquito de acólitos. “Por un lado, puedo entenderlo y, por otro, lo encuentro injusto. Ésta es una situación delicada porque sienta un precedente y coloca a otras competiciones deportivas en una posición incómoda. ¿Dónde está la línea? ¿Cuáles son las reglas que deberían conducir a una posible exclusión?”, dijo Medvedev. Y añadió: “Si tengo la oportunidad de jugar finalmente en Wimbledon estaría encantado y si no puedo, lo aceptaré”.

Además de Medvedev hay otros tres compatriotas del ruso entre los 30 primeros en el ATP Tour y Rusia posee a cinco mujeres en el Top 40 del ranking WTA Tour, encabezadas por Anastasia Pavlyuchenkova (21°). La bielorrusa Aryna Sabalenka, actual puesto 7 y semifinalista de Wimbledon 2021, Victoria Azarenka, ex número uno y hoy 15, tampoco podrán ser parte de Wimbledon.

Así, Wimbledon quedó entre la espada y la pared y habrá que esperar para ratificar o rectificar si retroceden y anulan esta decisión o si se mantienen firmes.

El antecedente de 1973, el boicot por Niki Pilic:

En 1973, Wimbleon, el torneo más antiguo del mundo y, acaso, el más relevante entre los cuatro Grand Slams, sufrió un duro golpe de parte de los jugadores profesionales. En ese entonces, Cliff Drysdale, presidente de la Asociación de Jugadores de Tenis (fundada en 1972), que incluía al campeón estadounidense Stan Smith y a la mayoría de los principales jugadores del circuito masculino, notificó que había instado a sus miembros a retirarse de Wimbledon. ¿El motivo? Niki Pilic había sufrido una sanción de Federación de Tenis de Yugoslavia (avalada por la Federación Internacional de Tenis -ITF-) por negarse a jugar la Copa Davis frente a Nueva Zelanda.

Por ello, 81 jugadores se manifestaron en contra y, en una reunión durante el Abierto de Roma, decidieron que no participarían en los torneos en los que Pilic no fuera aceptado. “Tenemos la máxima confianza en nuestra causa. Lamentamos profundamente que esta confrontación se produjera antes de Wimbledon, pero teníamos pocas opciones”, esgrimieron.

Con ese panorama, el torneo se disputó sin 13 de las 16 de los mejores jugadores del momento: el vigente campeón Smith, Arthur Ashe, Ken Rosewall, Roy Emerson y Clyff Drysdale (primer Presidente de la ATP), entre otros. Tan solo participaron el estadounidense Jimmy Connors, el rumano Ilie Nastase y el sueco Björn Borg. Ese año, Wimbledon quedó en manos de checo Jan Kodes, quien no era mimbro de la ATP, al vencer al ruso Alex Metreveli por 6-1, 8-9 y 6-3.

Así, la edición 87º quedó marcada como una de las más controversiales y aquella huelga es considerada como un mojón fundamental impuesto por los verdaderos protagonistas, los jugadores. Situación que obligó a la ITF a repensar la sanción a Pilic, que finalmente vio reducida a un mes por la amenaza de un nuevo boicot que afectara al US Open.