Wimbledon es el torneo más legendario y mejor reputado del mundo. Incluso, dentro del cuarteto que conforman el Grand Slam. La Catedral del tenis simboliza, para muchos, la punta de lanza del tenis profesional. Pero la edición 2022 (del próximo lunes 27 de junio al domingo 10 de julio), sin embargo, no otorgará puntos dada la medida estipulada como respuesta de la ATP y de la WTA dada la restricción que impuso el torneo británico a los tenistas rusos y bielorrusos que no podrán ser parte del mismo. Una decisión que dejó a Wimbledon en posición de una mera exhibición y que tiene su único correlato durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se excluyó a los jugadores alemanes y japoneses.

Con esta situación, el tercer Grand Slam de la temporada jugó un carta fuerte y concreta. Sus organizadores informaron que harán un desembolso récord en premios dinerados como contrapeso del hipotético o virtual boicot. “Buscamos continuar y ofrecer uno de los eventos deportivos más importantes del mundo, dándole importancia al apoyo para los jugadores en las primeras rondas del evento”, detalló Ian Hewitt, presidente del All England Club.

Por eso, la edición 2022 de Wimbledon otorgará cifras récord. En total, desembolsará 40.350.000 libras (50.641.268 dólares estadounidenses), lo que implica un aumento del 11,1 % con respecto a 2021 y un 5,4 % de acuerdo al campeonato durante su plena capacidad más reciente; es decir, previo a la pandemia, en 2019. Los campeones de singles en damas y caballeros recibirán 2.000.000 de libras cada uno, unos 2.510.100 millones de dólares. Así, los campeones se llevarán un 17,6 % más que en 2021 y un 14,9 % más que en 2019.

El efecto cascada en la cúspide, en la parte alta del reparto de premios, también tiene su equivalente para todos: quienes pierdan en primera ronda embolsarán 50.000 libras (55.000 euros), un 4,2 % más que en 2021 y un 11,1 % más que en 2019. Mientras que aquellos que jueguen la primera ronda de la fase previa ganarán 11.000 libras (13.000 euros). Y en las competencias de dobles y dobles mixto, se decidió un aumento del 9,6 % y 17,4 % desde la última edición, respectivamente.

El All England recibirá una edición histórica, con la celebración del centenario del court central en su ubicación actual de Church Road. Y, tras tres años, el torneo volverá a tener su capacidad completa con un aditamento: el clásico Middle Sunday (el domingo 3 de julio), el tradicional domingo intermedio, donde no hay competencia, tendrá actividad principal en forma fija y como parte del calendario permanente. Este cambio busca darle continuidad al torneo, situación modificada en cuatro oportunidades por las intensas lluvias de 1991, 1997, 2004 y 2016.

La decisión de no otorgar puntos, por caso, genera que Novak Djokovic, campeón defensor y número uno del mundo, pierda 2000 puntos. Y evita presencias de fuste como, por ejemplo, el ruso Daniil Medvedev, actual campeón del US Open y número dos del mundo, quien había manifestado su preocupación al sostener que le parecía injusta la prohibición que pesaba sobre deportistas que nada tienen que ver con una decisión ajena a ellos y que los puso en medio de una situación generada por una guerra desatada por Vladimir Putin y su séquito de acólitos. “Por un lado, puedo entenderlo y, por otro, lo encuentro injusto. Ésta es una situación delicada porque sienta un precedente y coloca a otras competiciones deportivas en una posición incómoda. ¿Dónde está la línea? ¿Cuáles son las reglas que deberían conducir a una posible exclusión?”, dijo Medvedev. Y añadió: “Si tengo la oportunidad de jugar finalmente en Wimbledon estaría encantado y si no puedo, lo aceptaré”.

Además de Medvedev hay otros tres compatriotas del ruso entre los 30 primeros en el ATP Tour y Rusia posee a cinco mujeres en el Top 40 del ranking WTA Tour, encabezadas por Anastasia Pavlyuchenkova (21°). La bielorrusa Aryna Sabalenka, actual puesto 7 y semifinalista de Wimbledon 2021, Victoria Azarenka, ex número uno y hoy 15, tampoco podrán ser parte de Wimbledon.

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El antecedente de 1973, el boicot por Niki Pilic:

En 1973, Wimbleon, el torneo más antiguo del mundo y, acaso, el más relevante entre los cuatro Grand Slams, sufrió un duro golpe de parte de los jugadores profesionales. En ese entonces, Cliff Drysdale, presidente de la Asociación de Jugadores de Tenis (fundada en 1972), que incluía al campeón estadounidense Stan Smith y a la mayoría de los principales jugadores del circuito masculino, notificó que había instado a sus miembros a retirarse de Wimbledon. ¿El motivo? Niki Pilic había sufrido una sanción de Federación de Tenis de Yugoslavia (avalada por la Federación Internacional de Tenis -ITF-) por negarse a jugar la Copa Davis frente a Nueva Zelanda.

Por ello, 81 jugadores se manifestaron en contra y, en una reunión durante el Abierto de Roma, decidieron que no participarían en los torneos en los que Pilic no fuera aceptado. “Tenemos la máxima confianza en nuestra causa. Lamentamos profundamente que esta confrontación se produjera antes de Wimbledon, pero teníamos pocas opciones”, esgrimieron.

Con ese panorama, el torneo se disputó sin 13 de las 16 de los mejores jugadores del momento: el vigente campeón Smith, Arthur Ashe, Ken Rosewall, Roy Emerson y Clyff Drysdale (primer Presidente de la ATP), entre otros. Tan solo participaron el estadounidense Jimmy Connors, el rumano Ilie Nastase y el sueco Björn Borg. Ese año, Wimbledon quedó en manos de checo Jan Kodes, quien no era mimbro de la ATP, al vencer al ruso Alex Metreveli por 6-1, 8-9 y 6-3.

Así, la edición 87º quedó marcada como una de las más controversiales y aquella huelga es considerada como un mojón fundamental impuesto por los verdaderos protagonistas, los jugadores. Situación que obligó a la ITF a repensar la sanción a Pilic, que finalmente vio reducida a un mes por la amenaza de un nuevo boicot que afectara al US Open.