Tuvo el mundo rendido a sus pies. Allá lejos en el tiempo, en 1985, sus vuelos precoces en Wimbledon lo llevaron a lo más alto del Gran Slam más importante de todos (lo ganó tres veces). Boris Becker tenía apenas 17 años (22 de noviembre de 1967) y aquel 1 de julio derrotaba al sudafricano Kevin Curren 6-3, 6-7, 7-6 y 6-4 para iniciar una nueva era en el tenis mundial que lo llevó al número 1 del mundo en 1991 y a ganar 49 torneos individuales y 15 en dobles.

Hoy, ese mundo es otro para el alemán de 55 años que, en abril pasado, recibió una condena de dos años y medio de prisión por ocultar su patrimonio monetario e inmobiliario para declararse en bancarrota en 2017 y así evitar pagar sus deudas. El juicio dejó en evidencia que Becker transfirió cientos de miles de libras de su cuenta comercial y no declaró una propiedad en su ciudad natal de Leimen, en Alemania.

Por ello, la jueza Deborah Taylor lo sentenció en un tribunal de Londres, teniendo en cuenta que el alemán tenía una condena previa por evasión fiscal en Alemania en 2002. Becker fue declarado culpable de cuatro cargos por un jurado a partir de la Ley de insolvencia y fue absuelto por otros 20 cargos.

Durante el proceso, la fiscalía logró comprobar que Becker cobró 1,13 millones de euros por la venta de un concesionario de automóviles Mercedes que tenía en Alemania. Ese monto lo ingresó en una cuenta bancaria profesional que utilizaba como personal y con ella pagaba compras de lujo y gastos de escolarización de sus hijos.

1985, el año que Becker ganó Wimbledon con 17 años (Getty)

1985, el año que Becker ganó Wimbledon con 17 años (Getty)

Tras la sentencia quedó detenido en la prisión Huntercombe, en las afueras de Londres, y ahora podría quedar en libertad. Sería la semana próxima, para ser extraditado a Alemania dado que Becker se beneficiará de un “esquema de vía rápida” que permite la extradición al país de origen si se cumplen ciertas condiciones.

Este atajo llevó, en 2021, a casi 1200 presos extranjeros a ver reducida su pena y poder regresar a sus naciones. Becker, que vive desde 2012 en Reino Unido de manera permanente, nunca optó por adquirir la ciudadanía británica y ahí radica su chance de salir de presión para regresar a Alemania, donde debería cumplir libremente el tiempo restante de su condena, sin la autorización de poder volver al Reino Unido.

De acuerdo al diario inglés Daily Mirror, a un reo extranjero se le puede reducir hasta un año de su condena bajo el Esquema de Retiro Anticipado. Y Becker ya está calificado para asumir este esquema de vía rápida antes de la fecha de su liberación para “reducir la presión sobre las cárceles británicas y ahorrar dinero”. El anticipo del medio británico coincide con la declaración de un allegado del alemán: “Nos complace que Boris califique para una liberación anticipada y pueda viajar a Alemania, aunque Inglaterra ha sido su hogar durante muchos años. Significará mucho para él y su familia reunirse en Navidad”.