A lo largo de la historia ha quedado bien documentada la rivalidad entre Michael Jordan y sus Chicago Bulls con los infames Bad Boys de los Detroit Pistons, un equipo que literalmente buscaba hacerles daño a las estrellas rivales y ganar partidos con un baloncesto que, más que físico, se asemejaba a las artes marciales mixtas.
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Jordan y compañía cayeron en tres temporadas seguidas ante dichos Bad Boys hasta que finalmente, los vencieron en los playoffs de 1991. No obstante, el equipo de Detroit decidió abandonar la cancha sin estrecharles la mano, algo que hasta el sol de hoy sigue generando polémicas. No obstante, Bill Laimbeer, uno de los líderes de la pandilla y uno de los jugadores más odiados en la historia del juego, no tiene arrepentimiento alguno:
Bill Laimbeer – Getty
“¿Por qué habría de lamentarlo? No me importa lo que diga la prensa sobre mí. Nunca me importó, de ser así estaría loco, sobre todo en ese entonces. Todo se trataba de ganar juegos y campeonatos e hice lo que podía para ayudar a mi equipo. Al final del día, nos llamaron campeones mundiales“, empezó el pívot.
“Se quejaban y lloraron durante año y medio acerca de qué tan malos éramos por el juego, pero más aún, decían que éramos malas personas. No éramos malas personas, solo éramos jugadores de baloncesto ganando. Ellos no sabían quiénes éramos como individuos o familiares. Después de ser tan quejones, no quería estrechar su mano. Eran unos llorones. Ganaron la serie, hay que darles créditos: nosotros estábamos viejos y ahí pudieron ganarnos. Llorones”, sentenció Laimbeer.
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Demás está decir que, si bien esos Bulls y Jordan son reconocidos casi universalmente como los mejores de la historia, esto no será así nunca para los miembros de los Pistons, que siguen tratando de cambiar la historia y aminorar lo conseguido por la dinastía más dominante de todos los tiempos.