Muchísimo se esperaba del equipo de Pekerman, que casi no pateó al arco en todo el partido y llegó a los penales gracias a Ospina. Un mal trago para una camada que puede dar mucho más.
Un plantel que tiene un montón para dar, quizá el mejor en la historia cafetera. Lograron llevar a cuartos de final de un Mundial, algo nunca antes alcanzando, ni por aquél equipazo de los 90. Hoy, como nunca, Colombia tiene jugadores en la élite europea, codiciados por los equipos más fuertes.
Pero los de José no pudieron desplegar el fútbol que se esperaba. Algunos jugadores llegaron con menos minutos de los que habían tenido la temporada anterior, y se sumaron a lesiones inesperadas. De todas maneras, los nombres que se analizaban en la previa prometían bastante más.
183 pases correctos y 60 incorrectos, un flojo 75% de efectividad en pases para Colombia.
Desde el pitido inicial hasta el final, Colombia se vio sobrepasada por Argentina, que presionó con Mascherano y Biglia a James Rodríguez, Cuadrado e Ibarbo. El propio Pastore contribuyó a la causa, con Marcos Rojo y Zabaleta apretando bien arriba a los extremos.
Tal fue el desajuste que en menos de 30 minutos Pekerman tuvo que tocar el equipo, mandó a Cardona (mediocampista) por Teo Gutiérrez (delantero). Pero nada cambió, y los cafeteros pudieron patear solo 2 veces al arco en los 90 minutos, contra 14 de Argentina.
Lo intentó, el planteo inicial se notaba desde los nombres, la intención era atacar y jugar. Pero Martino los deglutió tácticamente. No fue la Copa para ellos, pero seguró tendrán revancha. Calidad, hay de sobra.