Hizo todo primero en Italia que en Argentina. Debutó primero en la Serie A y hasta en la selección Azurra. Se sacó las ganas de jugar en el país que lo vio nacer aunque en el balance le quedaron más sabores amargos que momentos felices (“casi, casi jugué gratis dos años”) y hasta tuvo una chance de ponerse la celeste y blanca (“estaba ilusionado”). Hoy Ezequiel Matías Schelotto aterriza en un nuevo destino: dejó el FC Paradiso de su amigo Maxi López para llegar al Dubai City FC. Tiene cuerda para rato.

Schelotto firmó esta semana con el Dubai City FC.

La chance de cambiar de club le llegó de sorpresa, cuando ya había comenzado la temporada en el FC Paradiso: ocho partidos y cuatro goles para él. Pero decidió armar las valijas y conocer un nuevo destino a los que ya estaba acostumbrado: Suiza, Italia, Portugal, Inglaterra y Argentina. A los 36 años no tiene pensado colgar los botines.

Desde hacía un año estaba en Suiza, jugando en la Tercera División. Viviendo en Como, Italia, cruzaba la frontera todos los días para entrenarse en el club al que él mismo le dio la posibilidad de dar un salto: acercó a Maxi López, el ex River y Barcelona, entre otros, quien este año compró el 40% del club. “Cuando yo llegué en agosto del año pasado, Maxi no estaba. Yo lo acerqué al club. Durante un año, empezó a venir a ver los partidos, a hablar con el presidente. Así que él hoy forma parte del FC Paradiso. Es un exjugador que hizo una carrera extraordinaria y hoy es empresario, en los últimos años él ha invertido demasiado en el fútbol y lo hace con una pasión y una humildad increíble. Creo que Maxi es una persona que le vendría bien a muchos clubes del mundo no solo por el tema de tener contactos y visibilidad, eso ya lo vivió como jugador, sino por su forma de ser, por la forma en que trabaja, es una persona seria, entiende las dinámicas del fútbol, sabe cómo gestionar los clubes y la verdad es que estamos muy agradecidos acá de tenerlo”.

-¿Cómo es tu relación con Maxi?
-Yo lo conozco hace 15 años, compartimos en Catania y en el Chievo. Somos una familia nosotros, yo lo quiero mucho, lo aprecio mucho, estoy aprendiendo mucho de lo que lo que él hace en los últimos años, ser empresario, conocer gente, estar cerca del fútbol desde otro lado. Eso también me va a ayudar a prepararme el día de mañana, que espero que sea muy lejano el día que deje de jugar al fútbol, hoy estoy concentrado en jugar al fútbol, que es lo que me gusta.

-¿Cómo nació esa amistad?
-Lo conozco desde el 2011 cuando compartimos plantel en el Catania, el primer Catania de los argentinos que el entrenador era el Cholo Simeone, el Mono Burgos como ayudante, el Profe Ortega de preparador físico y todos los argentinos que había. Ahí empezó la relación, y después de tres años, cuatro, volvimos a compartir plantel en Chievo Verona. En ese año y medio con Maxi, establecimos una linda relación. La verdad que hablar con él es un gusto porque  es muy humilde, seria. Hablamos el mismo idioma, cuando hablamos de fútbol, estamos horas y horas. Él sabe lo que quiere, es una persona que yo admiro demasiado. Lo digo acá, pero también se lo he dicho en la cara y se lo digo siempre. Creo que es lo lindo de tener a alguien como él. Recontra agradecido, es una linda relación, ya son casi 15 años y seguramente va a seguir por muchos años más.

La amistad con Maxi López nació en el Catania. Foto IG.

-¿Cómo lo ves para MasterChef?
-Ay, esta situación del MasterChef, no sé cuál será la verdad de todo esto. Lo tendría que responder directamente Maxi, ja. Cocinar, sí, cocina bien, cocina bien. Yo todavía estoy esperando que me haga un asado, no te voy a mentir. Pero no sé si lo veo con el delantal y los guantes de cocina. Me río porque capaz que es algo que es diferente a lo que él hace… Antes de que vaya a MasterChef primero me tiene que cocinar a mí y a todo el equipo, si no, no vale

-¿Qué cambió en el Paradiso?
-El Paradiso era un club que tres años atrás estaba jugando en categorías mucho más bajas y hoy está en la Tercera División del fútbol suizo, que es profesional. Y cambiaron un montón de cosas. El último año se progresó un montón, no solo a nivel futbolístico, sino también la estructura, se empezó a hacer el campo de juego nuevo, hicieron toda la platea nueva, gigante, una locura, una inversión impresionante de 4 millones de euros en la platea, invirtieron un millón y medio en el campo de juego sintético profesional, pero parece pasto. Está creciendo un montón y estoy seguro de que los próximos años va a seguir creciendo.

De Banfield a la Azurra

Cuando Schelotto fue citado para jugar en la selección de Italia, siendo todavía un jugador juvenil, y más aún cuando fue convocado a la Mayor por Cesare Prandelli, su nombre y su historia comenzaron a resonar. ¿Cómo Italia se lleva a un jugador argentino? ¿Cómo lo vieron antes? Es que el Galgo no llegó a debutar cuando lo vino a buscar el Atalanta y por eso el lateral derecho se puso primero la camiseta azurra.

Con Giorgio Chiellini entrenando para la selección mayor de Italia, en 2012. Getty Images

-¿Cómo llegó ese llamado de Italia?
-Creo que el responsable fui yo y digo por qué. Yo en Argentina no era conocido y a mi Italia me abrió las puertas, pero el responsable fui yo, porque fui el que rindió adentro de la cancha y el que se ganó el llamado primero de la U-21 con Pierluigi Casiraghi y después al de la selección mayor de Cesare Prandelli. Obviamente entre comillas, porque había rendido un montón en los partidos y era difícil decirle que no, porque en ese momento no me había llamado nadie de la Selección Argentina y ya había habido precedentes como con Mauro Camoranesi y por decirte uno. Lo consulté con mi familia y lo consulté con mis allegados y era difícil decirle que no. La verdad sí, no me tomó ninguna presión haberle dicho que sí a la selección y vestir la camiseta de la selección italiana.

-¿Cómo fue aquella salida de Banfield?
-Yo había tomado la decisión junto a mi papá y mi mamá. Yo era pibe, tenía 16 años cuando llegó la primera oferta del Atalanta y me dijeron que no me podía ir porque… un montón de cosas que no da ni siquiera nombrarlas, porque no tienen nada que ver con el fútbol. Es horrible, no quiero entrar en detalles. Quería jugar al fútbol y si el club no te da la posibilidad de jugar al fútbol en Primera porque te dice que tenés que firmar éste tipo de contrato, si no firmás con tal no vas a jugar, ¿qué voy a hacer yo? Yo no me vendo por nadie y yo quería seguir jugando al fútbol. Se dio este tren que lo tomé y llegó a Europa, llegó a Italia que tampoco fue fácil para mí. Era el último de la fila y tuve que conquistar un lugar. Después que mi carrera empezó a crecer, pero a mí nunca nadie me regaló nada, me costó un montón y cada vez que pongo la cabeza en la almohada estoy agradecido de todo lo que hice, de los valores que me enseñaron mis papás, los valores que me enseñaron mis entrenadores en Banfield, me ayudaron un montón también a crecer en Europa y fueron esos principios que me hicieron ser la persona que soy.

-¿Cómo quedó la relación con el club?
-Antes que nada, siempre voy a estar agradecido a Banfield porque pasé seis años de mi vida espectaculares. Me formaron como jugador juvenil. Me hicieron entender el valor de las cosas. Lo tengo que reconocer porque me ayudó un montón a formarme como persona. Tuve que madurar de pibe y cuando llegó la posibilidad de emigrar al fútbol europeo, obviamente pasaron muchas situaciones que no se las deseo a nadie, menos a un juvenil, que le impidan firmar su primer contrato en Primera que era el deseo… Los padres hacen un montón de sacrificios y te llevan al club cuando llueve, cuando las cosas no funcionan bien pero te llevan, hacen el todo para que vos puedas jugar. En ese momento, quizá no estaba muy de acuerdo con la dirigencia. Yo quería mi contrato profesional y siempre me relegaron de todo y yo seguía jugando, seguía entrenando y después llegó el Atalanta, que fue la que me dio esa posibilidad durante casi un año y medio, o dos, haciendo las tratativas para llevarme a Italia, y el club iba a ganar un montón de dinero. Y me fui, no había firmado ningún contrato, me fui libre y después pasaron situaciones difíciles en las que dependía del transfer del club. El club no me lo mandaba y fue la FIFA la que me abrió, pero estuve 10 meses sin jugar. Yo dije que iba a volver al club el día que la dirigencia no esté. Volví un montón de veces, aporté mi granito de arena dándoles botines, pelotas, camisetas, etcétera. Siempre los ayudé y la verdad que Banfield para mí está siempre en mi corazón y el que está ahí adentro sabe cómo me comporté.

-Después hubo una chance de jugar para Argentina, de ir al Mundial de Rusia. ¿Te quedó bronca porque al final no se dio?
-No, no sé si llamarlo bronca. Estaba muy ilusionado, ese año era mi primer año en Brighton, en la Premier. Me habían ido a ver la gente de Sampaoli. Me acuerdo que fue un partido con el Chelsea, que jugamos de local. Creo que estaba Lionel Scaloni en la tribuna. Uno de los jugadores de la Selección, creo que el Toto Salvio, tenía un problema en la espalda, no se sabía si llegaba. Se habían comunicado conmigo, estaba todo en línea para el llamado. Yo había jugado en la selección italiana, tenían que ver si estaba la posibilidad de convocarme, habíamos hecho todos los papeles necesarios para que no haya ningún problema si llegaba la convocación. Estaba ilusionado. La verdad que sí, no te voy a mentir. Jugar en la Selección Argentina es lo máximo que le puede pasar a un jugador de fútbol y más con los jugadores que había en ese momento. A veces me dicen ‘che Galgo, jugaste contra Messi, jugué contra un montón de jugadores impresionantes pero nunca tuve la posibilidad de jugar con Messi. Si bien tengo la camiseta de él, de la Selección, del Paris y del Inter Miami firmadas por él, trámite amigos o compañeros que estuvieron conmigo compartiendo plantel en otros equipos que después compartieron con él la Selección. Son esas cosas que te van a quedar para toda la vida, pero bueno. No me arrepiento, es más, tuve la chance, si bien era mínima, de poder haber formado parte de esa Selección y cuando no se dio era un hincha más ahí apoyando a la Selección como lo hice toda mi vida. Es más, cuando Argentina salió campeón del mundo yo estaba en Buenos Aires y festejarlo junto a mi hija ahí en la plaza de Devoto con toda la gente, todos abrazándonos, fue algo único, fue una locura. Por poco casi juego un Mundial. O estar en una lista, nunca se sabe. Pero por poco casi juego un Mundial con la Selección Argentina, hubiese estado lindo.

Regreso blanco y celeste

Se sacó las ganas de jugar en Argentina, pero fue Racing el equipo que lo fue a buscar. Sin embargo, de aquel tiempo en el que se puso la camiseta de la Academia, de Aldosivi después y de Morón ya antes de volver a Europa es agridulce. Hubo algo ahí que quedó incompleto.

-¿Sentís que no fue bueno tu paso por el fútbol local?
-Obviamente mi paso por el fútbol argentino no fue bueno… El hecho de haberme roto los ligamentos cruzados a los seis meses que estaba en Argentina fue un balde de agua fría, fue difícil porque me costó un montón, me apuré a volver, después tuve de vuelta un problema en la rodilla, tuve que parar otros tres meses más cuando fui a Aldosivi. La verdad que perdí casi un año y medio de fútbol, entre la recuperación y la operación. Obviamente yo tenía muchas ganas de volver al país, estaba re convencido.

En Racing jugó apenas 8 partidos oficiales. Foto IG.

-De Racing no te fuiste del todo bien…
-Yo estoy muy agradecido a Racing que me abrió las puertas, a los hinchas que son espectaculares, es una de las hinchadas más importantes del fútbol argentino, sudamericano y mundial, porque tienen una energía y un calor impresionante. Me habrá quedado pendiente tener más continuidad cuando yo volví de la lesión. Pero llegó un técnico nuevo, llegó Gago, él tenía otras ideas, no coincidimos en nada porque ni siquiera tuvimos la posibilidad de sentarnos a hablar. Y hubiese estado lindo tener una charla de profesionales como somos, él jugando tantos años en Europa como yo, y sentarnos y compartir ideas, porque está bueno a veces tener ese ida y vuelta con el entrenador. No tuvimos la suerte, no por mí. Él capaz estaba, no sé, con la presión o algo, que no podía darme tanta bola, pero yo seguí para adelante. Me hubiese gustado jugar un poquito más con la camiseta de Racing y disfrutar a los hinchas que son maravillosos. Me hubiese gustado que fuera de otra manera mi paso por Argentina, pero a veces las cosas se dan por algo. La vida es esto, a veces estás muy arriba y después te caes y te toca levantarte, agachar la cabeza y seguir, es parte de la vida. Tenés que aprender a no bajar los brazos, apoyarte en tu familia, la gente que realmente te quiere, porque hay mucha envidia, muchos quieren lo peor de vos.

-Te quedaste con las ganas de una chance más…
-Para mí Racing fue una alegría inmensa, haber llegado a uno de los clubes más grandes del fútbol argentino. Es algo lindo para mí, para mi carrera porque parte de mi familia, de parte de mi padre, mi papá es hincha de Vélez, pero mi abuelo era hincha de Racing. Fue un reconocimiento también para él, verme jugar con la camiseta de Racing. Pero el tema de la lesión cambió todos los planes. Yo estaba muy decidido a seguir jugando con esa camiseta, llegó un nuevo entrenador, llegó Fernando y cambiaron un montón de cosas. Me hubiese gustado tener esa chance de poder demostrar todo el cariño que me dio el hincha de Racing, el presidente Blanco, el Mago Capria, todos, todos en general. No les pude devolver ese cariño a ellos. Voy a estar siempre agradecido a Racing por todo lo que hizo por mí. Y quedó una linda relación, yo sigo hablando con muchos de mis excompañeros, con la gente que trabaja ahí. Así que siempre voy a ser uno más, hincha de Racing, y siempre voy a estar en el Cilindro.

-¿Volviste a cruzarte con Gago?
-A Fernando no lo volví a ver personalmente, no hablamos nunca por teléfono. Habíamos cruzado un par de mensajes con su cuerpo técnico o ex cuerpo técnico, no sé. Ya está, ya pasó. Es el momento de calentura. El que es jugador de fútbol lo va entender al cien por cien. Son situaciones que se dan, no estás conforme con algunas cosas y capaz se pide explicaciones: hay técnicos que te las dan, hay técnicos que no te las dan. No está escrito en ningún lado que un entrenador tenga que dar explicaciones cuando saca un jugador, por qué deja a este jugador y al otro no. Yo soy más del lado del diálogo, porque estaba acostumbrado a eso, y él se quiso manejar así y ya está. Me calenté en el momento, sí, me calenté. No tuvimos ese ida y vuelta de por qué pasaban las cosas y listo, ya está. Yo le deseo siempre lo mejor, le sigo deseando lo mejor. Tiene ideas de fútbol muy buenas y la verdad es que si un día me lo llego a cruzar y se da la posibilidad, lo saludo. Y seguramente hablaremos y seguiremos para adelante. La verdad que fue en ese momento que me calenté porque no entendía el por qué de su decisión y ya está, no pasó nada. Fernando, si llegás a ver esta entrevista ojalá que algún día nos podamos cruzar y poder charlar del fútbol que es algo muy lindo.

-Después en Aldosivi tampoco pudiste jugar demasiado.
-Fui a Aldosivi y me lesioné. Después fui a Morón, y fue lindo, habíamos hecho unos ocho meses muy lindos con el Gallito. Yo me fui cuando el equipo estaba segundo, se me dio la posibilidad de poder volver al fútbol europeo. No quiero que nadie se ponga en mi lugar o que me entienda. Entiendo la bronca que pueden tener los hinchas, pero lo mío fue siempre leal y querer jugar al fútbol. Me puedo sentar a hablarlo con cualquiera, quizá se juzga desde otro lado, como el hecho ‘che, viniste a robar, viniste a sacarnos plata’. Les puedo garantizar que  en Morón mi contrato era jugar. En Aldosivi lo mismo, y en Racing el contrato era si jugaba. Entonces nunca fue  ‘yo quiero ir al fútbol argentino a robar’ porque sabía también la situación del país. Así que casi, casi dos años jugué gratis. Cuando me lesioné la operación me la pagué yo. Estoy tranquilo y no estoy arrepentido de nada. Es más, estoy recontra agradecido porque Racing, Aldosivi y Morón fueron los clubes que me dieron la posibilidad de jugar en el fútbol argentino y siempre voy a estar agradecido a ellos.

Goles en el recuerdo

El Galgo, que debe su apodo a Jonás Gutiérrez (“en esa época Jonás ya era conocido en Vélez, me pusieron el sobrenombre por el modo que corría muy parecido a él, por el pelo y el físico”), no convirtió muchos goles siendo lateral. Pero hay uno que se sigue recordando en Italia: un gol al Milan jugando para Inter. Sí, en el derby. El gol del empate. Entrando desde el banco. A 19 del final. De local. Top.

El día de su gol al Milan, enfrentando a Maxi López. Foto Getty Images.

“No hice tantos goles pero hice, hice bastantes asistencias eso sí. Pero es un lindo número viendo la posición en la que juego. El gol del Inter, fue una locura contra el Milan. Mi primer clásico. ¿Qué te puedo decir? Llegar y jugar tu primer partido apenas entrás, la primera pelota que tocás después de 10-15 segundos que entraste es el gol, si me decían de escribirlo antes de que empiece el partido nadie me hubiese creído, pero pasó y está ahí y está en el corazón de todos los hinchas del Inter”.

“Es increíble cómo se acuerdan de ese gol. Hay una anécdota muy linda con Massimo Moratti, el presidente, que lo quiero mucho. Me dice ‘vení, vení que te voy a mostrar, ¿ves toda esta gente que está acá? La gente te va a estar agradecida para toda la vida’. Es increíble que hasta el día de hoy la gente me lo sigue diciendo. Yo había hecho una promesa con Ricky Álvarez, hoy director deportivo de Vélez, estábamos concentrando en la pieza. Me dice ‘Galguito, si mañana uno hace un gol nos vamos a tatuar’. Hice el gol el sábado y el lunes me fui a tatuar: la fecha del gol contra el Milan, 24 de febrero de 2013. Uno de los goles más importantes de mi carrera, tengo otros también, pero por el contexto todo, por cómo se dio y por cómo estaba mi situación. El paso de ir del Atalanta al Inter no fue muy lindo de parte de los hinchas de Atalanta porque estaban muy enojados conmigo, me iba al Inter a mitad de temporada. Era difícil decirle que no un grande como el Inter. Llegué, yo ya quería jugar y veía que pasaban los minutos, íbamos perdiendo 1-0, 85.000 personas, jugábamos de local. El 70% de los hinchas eran nuestros. Y entrar y meter el gol que todo el estadio te diga tu nombre es algo hermoso“.

Cesena, Atalanta, Catania, Inter, Sassuolo, Parma, Chievo Verona, Sponting Lisboa, Brighton, Racing, Aldosivi, Morón, Barletta, Paradiso y Dubai City. Una carrera non stop y un sin fin de recuerdos. Se ríe porque parte de la familia Schelotto es de Vélez y ahora su entrenador es Guillermo Barros ídem. “Hay Schelottos también en la tribuna alentando a Vélez con el apellido del entrenador”.

Jugó en el Catania de los mil argentinos que fue furor de la mano del Cholo Simeone (“No había un titular, teníamos que estar todos preparados porque en cualquier momento te tocaba y tenías que dar todo. Si no sabíamos que el lunes cuando volvíamos al centro de entrenamiento nos mataba. Nos mataba, entonces estábamos siempre preparados para dar todo y dar batalla a cualquier equipo que venía a contra nosotros“, dice). También jugó una Champions ante el Real Madrid. Y en la Selección de Italia, claro.

Enfrentando a Mourinho en la Premier. Foto IG.

Hoy no piensa en ser entrenador, está muy feliz dentro de la cancha todavía. Y sigue sumando desafíos a su carrera. También dejó una puerta abierta para volver a la Argentina, quizás una revancha de aquello que no pudo ser con los botines puestos. Pero todo es muy lejano. “A veces hablo con Maxi y me dice ‘preparate, fíjate qué vas a hacer después’. Pero estoy tranquilo, no me pongo presión, no me pongo un límite, no me pongo techo. Quiero jugar hasta que me de la cabeza, el cuerpo. Estoy muy metido, muy bien y quiero seguir así”.