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ENTREVISTA EXCLUSIVA

Nació en Argentina, fue ídolo en Italia y jugó Champions a los 39 pero ni Simeone lo conocía: “En mi equipo yo era Riquelme”

Adrián Ricchiuti se convirtió en una leyenda del ascenso italiano pero en Argentina recién lo conocieron cuando llegó al Catania y lo dirigió el Cholo.

Nació en Argentina, fue ídolo en Italia y jugó Champions a los 39 pero ni Simeone lo conocía: “En mi equipo yo era Riquelme”
© IGNació en Argentina, fue ídolo en Italia y jugó Champions a los 39 pero ni Simeone lo conocía: “En mi equipo yo era Riquelme”

“Yo vine e hice toda la historia aquí. Yo tengo la historia de ser capitán, goleador. ¿Qué te puedo decir? Como Riquelme. Riquelme en Boca. Lo dice entre risas pero no deja de ser cierta la comparación. Adrián Ricchiuti lo siente así. Fue la estrella del Rimini durante las siete temporadas que vistió la camiseta rojiblanca, llevando al equipo de la C2 a la Serie B.

Capitán, jugador con mayor cantidad de presencias y máximo anotador (68 goles en 332 partidos). Un gol histórico e inolvidable a la Juventus. Idolo absoluto. Un ídolo ignoto: el resto de los argentinos no tenía idea de quién era.

En la charla con BOLAVIP desde Rimini, donde sigue viviendo, se mezclan las palabras en italiano con modismos típicos de su Remedios de Escalada natal. Lleva 34 años viviendo en Italia y de a ratos habla como un argentino más. “Soy un desastre”, dice. “Después ahí conocí a todos los argentinos, menos mal, porque si ya hablo mal, hablaría peor”, se divierte. Habla de la banda de compatriotas que años después arribó al Catania, que tuvo el récord de poner a 9 argentinos entre los 11 titulares.

Entre sus goles más recordados, con el Catania le uno al Milan en el Giuseppe Meazza. Getty Images.

Entre sus goles más recordados, con el Catania le uno al Milan en el Giuseppe Meazza. Getty Images.

“Cuando llegué a jugar al Catania no me conocían los chicos. Cuando llegaron los argentinos, decían ‘éste quién es’, pero yo acá ya era más famoso que ellos en Italia”, explica. Y comienza el relato: ¿de dónde salió ese Chico, ese es su apodo, que a los 31 años se sumó al equipo de los argentinos? ¿De dónde saliste Ricchiuti?  

“Yo me fui a los 12 años de Argentina. Yo jugaba con (Ezequiel) Carboni, que después me lo encontré en el Catania, con el Pipa Estévez, iba a la casa a jugar, era dos años más grande que yo. Con el Piojo López jugaba al baby fútbol, el padre me llevaba a jugar en su equipo”.

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1990, hiperinflación. Argentina está en crisis y papá Gino -que falleció hace algunos meses- armó las valijas y llegó a Italia en busca de un mejor futuro para su familia. Adrián, de jóvenes 12 años, con su hermana y su mamá, se sumaron a la travesía un año después. Y, por supuesto, hubo que buscar donde seguir jugando al fútbol.

“Cuando llegué a Italia fuimos a un pueblito de 2000 personas. La primera vez que voy a jugar en ese pueblito, mi viejo había hablado ‘mirá, te traigo a mi chico’. Sí, lo probamos. Y cuando terminó la práctica, ya me habían agarrado. La cancha era de tierra, un frío de cagarse, en un pueblito en Italia, que yo no conocía ni la lengua, nada. Y ese año sí ganamos todo. No digo gracias a mí,  gracias al equipo. Y después de ahí me fui a hacer una prueba a la Ternana. A los 13 años me fui a vivir solo en esta ciudad más grande, que era cerca de mi casa. Y ahí empezó mi carrera en Italia con este equipo”.

Dice que a la Ternana lo vendieron por 24 pelotas, que nunca llegaron a destino. Vivía en una especie de pensión con cinco jugadores de la Primera. A los 13 años iba al colegio y se manejaba solo. A los 17 años ya había debutado en la máxima categoría del club y hasta había logrado un ascenso. Y lo vendieron al Genoa, que en aquellos años pululaba en el ascenso.

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“Una hora antes me habían vendido al Napoli. Pero después me vendieron al Genoa. Pero yo era un jugador del Napoli. Me acuerdo bien porque me llaman y me dicen: ‘Mirá, te vendimos al Napoli’. Y yo ahí dije ‘uh, el nuevo Maradona, dejate de joder’. Que vengo de Lanús, el nuevo Maradona, no, pará. Se iban a pensar que yo era Maradona y yo era uno de Remedios de Escalada, ja. Al final me vendieron al Genoa. Hice un año y medio ahí, y después empecé a dar vueltas hasta que llegué al Rimini, que fue donde más me quedé”.

Apenas estuvo un tiempo Lanús, pero a los 12 se fue a Italia. Foto IG.

Apenas estuvo un tiempo Lanús, pero a los 12 se fue a Italia. Foto IG.

Claro: argentino, de Lanús, volante ofensivo, bajito, habilidoso y pícaro en plenos 90s. Era imposible no hacer la comparación. Finalmente recaló en el Genoa y de ahí dio vueltas por el ascenso italiano: Carpi, Pistoiese, Livorno, Arezzo hasta llegar al club que lo transformó en estrella y que él -casi- lleva a lo más alto.

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El sueño de la Serie A

“Si él no se moría, nosotros íbamos a llegar a la Serie A”. Habla del presidente del club en aquel entonces, que formó una cooperativa y cada año reforzaba al equipo en busca de llegar a la primera categoría del Calcio. En aquellos años 2000, logró el ascenso de la C2 y luego fue campeón de la C, volviendo a la Serie B por primera vez desde los 70s. También ganaron la Supercopa de la Liga C1. Estaban a un paso de la A.

“Todos los jugadores que teníamos llegaron a jugar en la Serie A. Y él compraba todos los años.  El problema es que nos tocó Juventus, Genoa, Napoli el primer año en la B y después al otro año él se murió. Y ahí chau a todos los sueños”, se lamenta. “El nunca me dejó ir a ningún lado, yo era su cuarto hijo. Yo ganaba más acá que en la Serie A”, reconoce.

El debut en aquel primer año en la Serie B fue nada menos que ante la Juventus, que había descendido por amaño de partidos. “Nosotros cuando los vimos llegar dijimos ‘estos nos hacen 20 goles’. Pero era el primer partido, todavía no estaban acomodados. Teníamos un lindo equipo nosotros. Allá en Torino podría haber terminado como 20-0 el partido. Pero teníamos un arquero, Handanovic, que se atajaba todo”.

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Aquella Juve llegó al Romeo Neri con Pavel Nedved, Zalayeta, Buffon, Alessandro Del Piero, Mauro Camoranesi, entre otras estrellas en un estadio en el que no cabía un alfiler. A los 15 del segundo tiempo, la Vecchia Signora se puso en ventaja con gol de Paro. Sin embargo, un error defensivo le permitió a Ricchiuti anotar el gol del empate definitivo, cuando todavía le quedaban 21 minutos al partido.

Si Chico ya estaba en la historia por todo lo hecho hasta ahí, ese gol lo catapultó a la eternidad. De hecho, los botines de ese día están en una vitrina. “Vos sabés que yo voy caminando en Rimini y me recuerdan por ese gol y les digo ‘mirá que yo jugué un poco al fútbol, no hice sólo ese gol. Le hice también un gol de cabeza al Milan, digo, hice otros goles, no se acuerden solo de ese‘. Pero la gente se acuerda solo de ese. A  veces digo, menos mal que hice ese gol, si no se acordaba nadie de mi”. Pero al mismo tiempo agrega: “Ese gol está la historia del fútbol mundial”.

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-¿En Rimini escribieron tu biografía?
-Sí, lo escribió un periodista. Lo tengo por ahí. Si voy a la Argentina te lo regalo, no lo compres, jaja.

Allá era leyenda pero en Argentina no lo conocían.

Allá era leyenda pero en Argentina no lo conocían.

¿Y éste quién es?

Ese romance eterno con Rimini un día se rompió. Y se tuvo que ir. La pasó feo: alguna amenaza, situaciones que dice que no quiere contar porque hoy sigue viviendo ahí y prefiere dejarlo en el pasado. Lo cierto es que a los 31 años y siendo ídolo indiscutido, armó las valijas y firmó un contrato con el Catania, a cambio de unos 400.000 euros (560.000 dólares de entonces).

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“Yo me quería quedar.  Me quería quedar. Yo ganaba dos veces más quedándome en Rimini. La gente piensa que uno va a la Serie A y gana más, pero no”.  

Llegó a Catania para la última parte de la preparación antes de la temporada. Estaban Pablo Ledesma, Cristian Llama, Ezequiel Carboni. Salvo el Kely, la ignorancia era mutua. Ricchiuti tampoco los conocía.

Los argentinos decían ‘¿y éste que llegó ahora quién es?’. Yo decía, paren un poco. Yo no jugaba en la Serie A porque era cosa mía, me quería quedar en el Rimini. Cuando nos encontramos otra vez ya en Catania, que empezamos todos a vivir ahí, se armó. Estábamos últimos, un desastre éramos. Hay que decir las cosas como son, el primer año era un desastre. Pero después llegó Maxi (López) y cambió todo. Maxi hacía goles de todos lados. El primer Maxi de Catania era un fenómeno. Después no sé qué le agarró, No sé. Pero el primer Maxi era un fenómeno, una fuerza, una técnica”.

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En el Catania jugó 91 partidos en total, e hizo 4 goles, uno al Milan. Foto IG.

En el Catania jugó 91 partidos en total, e hizo 4 goles, uno al Milan. Foto IG.

-¿Y cuando llegó Simeone?
-Al otro año llegó Simeone y le digo “me tiene que hablar en argentino, yo soy argentino”. “¿Ah, vos sos argentino?”. Y sí, qué me hablás en italiano si yo soy argentino. Pero él no sabía.

-¿Cómo era ese Cholo?
-Yo digo siempre que por él un jugador se quema, Pero hay que decir también las cosas como son: ninguno esperaba lo que hizo. Porque el primer en Simeone con nosotros era un entrenador… Tenían un gran preparador físico que era Ortega y el Mono Burgos como ayudante. Pero lo que hizo después, hay que aplaudirlo y ¡Meritadísimo! Y quiero que gane algo más importante que lo que ganó. Porque eso lo merece. Pero yo creo que ningún argentino pensaba que iba a lograr todo lo que hizo, quien dice lo contrario es un mentiroso.

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-¿Lograste meterte en el grupo?
-Sí, después yo era… Yo era el más simpático de todos, yo me divertí mucho. Con ellos me divertí mucho. Yo era medio loquito, ¿verdad? Yo llegaba a la cancha y corría más que todos, en la práctica, me divertía. Yo era loquito. En la cancha daba todo, pero afuera… Siempre con respeto, siempre loquito. A veces se me salía la cadena afuera de la cancha… Pero yo llegaba al otro día y corría más que todos y entonces los chicos se divertían. “¿Cómo hacés, enano?”, me decían. “¿Cómo hacés? Yo estoy hecho mierda y vos que corrés adelante de todos?”. Maxi me decía siempre: “¿Cómo hacés, enano pa’ correr así?”. 

Ricchiuti celebra ron Maxi López ante el Palermo. Getty Images.

Ricchiuti celebra ron Maxi López ante el Palermo. Getty Images.

-¿Alguna vez pensaste en jugar en Argentina?
-Después del primer año en Catania, me llamó Lanús. Y yo ya había hecho el acuerdo para volver, sólo que me dicen “te tenés que liberar solo. No te compramos”. ¿Y cómo hago? Tengo dos años de contrato, ¿cómo hago? Y se terminó porque… Y me quería la Lanús, me habló el presidente, era (Nicolás) Russo, creo. “Quiero que tu vuelvas acá”. Sí, pero cómo hago, tengo dos años de contrato. Y bueno, no se hizo más nada. Y nunca más, esa fue la única vez… 

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-¿Te hubiese gustado?
-Me hubiese gustado por la hinchada, la verdad. Porque la pasión que tienen allá no hay acá en Italia. Acá te pueden decir “le ponemos pasión” pero no saben… Allá es otra cosa. Hasta uno si no va allá para ver… No van a tener nunca la pasión que hay en Argentina. 

San Marino y la Champions

Ricchiuti dice que es fan del asado pero no tanto del mate. Sí ama los alfajores y los chupetines Pico Dulce, que en Italia no se consiguen. Será que le quedaron esos recuerdos de su infancia en Zona Sur. Y el fútbol. Ama con locura el fútbol. A sus 46 años tiene su club, el Ricchiutti-Scotti Fútbol Club, los camps que organiza y el equipo que dirige, en otro país pero a 15 minutos de su casa.

Bueno, en la clasificación, ya que el campeón de la liga sanmarinense tiene la chance de disputar los playoffs. Así fue que con La Fiorita, campeón en aquella temporada 2017/2018, jugó ante el Linfield. Fue la primera vez que el equipo consiguió un empate (en el primer partido, 0-0) y luego cayó por la mínima. Ricchiutti tenía ya 39 años.

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“Yo entreno acá en San Marino, hay dos o tres argentinos también que juegan. Y San Marino paga, tiene que pagar. Porque ahí paga la UEFA. Yo les digo que vengan, a San Marino sí vengan a jugar. Porque ahí pagan, sí o sí“. Ricchiuti lo aclara porque sabe que muchos llegan a Italia buscando euros en el ascenso pero luego se encuentran con promesas que no se cumplen.

Ricchiuti y la camiseta del Faetano de San Marino. Foto IG Faetano.

Ricchiuti y la camiseta del Faetano de San Marino. Foto IG Faetano.

Chico dirige en San Marino, aquel famoso país que tiene la peor selección del mundo (en 2024 cortó una racha de 140 partidos sin ganar durante dos décadas) y está enclavado en medio del territorio italiano. Tiene una población menor a 40.000 habitantes y una liga de 16 equipos. El dirige al Faetano. Pero durante su carrera no sólo tuvo la chance de jugar allí: también pudo debutar en Champions.

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“Eso pasa mucho. Yo hablé con muchos argentinos que me llaman. Yo les quiero dar una mano, pero no los vi nunca jugar. Yo digo, no se tienen que fiar de esos  managers que hablan de acá. Ahora en Italia hay muchos jugadores que juegan en la D porque se agarran la plata y se van para Argentina otra vez. Pero tenés que tener cuidado porque no te pagan, el problema es ese. Que te prometen y después no te dan nada”.

-¿Se ganaba bien en el ascenso italiano en tu época?
-Si, yo ganaba más acá en Rimini que en el Catania. Yo ganaba en más en la C1 que en la Serie A. Ahora un jugador de Serie C en Italia, al menos si no estás en los dos o tres equipos que pagan mucho, se te termina la carrera y tenés que ir a trabajar. No te alcanza más para decir no hago más nada. Y ese es un gran problema porque la mayor parte de los jugadores no estudiamos y cuando se termina el fútbol, todos quieren quedarse dentro del fútbol, pero no pueden.

-¿Cómo es el nivel en San Marino?
-Es bajo el nivel. Praticás a las 7 y media de la noche italiana, tres veces a la semana y jugás el sábado o el domingo. No es profesional porque si un jugador practica a las 7.30, después de trabajar 8 horas, es muy difícil. Pero quien gana el campeonato va al preliminar de Champions. Tiene esas cosas, viste. Pero el nivel es muy bajo. El año que viene va a cambiar porque la UEFA va a poner más plata. Yo practico tres veces a la semana. El entrenador de los arqueros me viene dos veces a la semana porque hizo un acuerdo así, no le dan más plata. El masajista me viene una vez a la semana. Los jugadores vienen cuando quieren. Es así.

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Dice que le queda pendiente una visita a la Argentina. Su hermana volvió hace algunos años a instalarse de nuevo aquí y su mamá sigue en Italia, pero le prometió al padre una visita a sus tierras. Aunque haya pasado más de tres décadas en Europa, seguro será como volver a casa.

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