Campeón de Copa América con 19 años. Golden Boy y campeón de Champions con 20 años. En los primeros años de su carrera, se preveía que Anderson Oliveira estaba destinado a marcar una época en el mundo del fútbol. Hábil, gambeteador, gran visión de juego y un estilo que deleitaba, el brasileño tenía todo para subirse al Olimpo junto con Cristiano Ronaldo, Leo Messi y otras tantas estrellas emergentes de la primera década de los 2000.

Con el mundo en sus pies, el volante que llegó a Manchester United desde el Porto por pedido de Sir Alex Ferguson optó por seguir un camino totalmente distinto, y de ser una estrella en crecimiento con potencial de ser el mejor jugador del mundo, Anderson terminó estrellado y diversos problemas dentro y fuera de la cancha.

Hoy, con 37 años, pasaron ya seis años de su retiro profesional. Sí, 12 años después de ser la máxima promesa del mundo y ser figura del United con Cristiano, el futbolista surgido de Gremio colgó los botines jugando para el Adama Demirspor de Turquía. Hoy ejerce como entrenador asistente de dicho club en la filial juvenil, pero en medio de su estrellato emergente y su presente hay una larga historia que contar.

La estrella que no fue, porque no quiso serlo

A nivel deportivo, Anderson comenzó su carrera en Gremio con apenas 16 años. A los 18, en enero del 2006, fue vendido en 8 millones al Porto, y apenas un año más tarde llegó el Manchester United a cambio de 31 millones de euros. Tras convertirse en figura rápidamente, con el premio Golden Boy y la Champions en el año 2008, el brasileño comenzó poco a poco a sumergirse en la fama y en cuestiones que comprometieron la explosión de su carrera.

Ben Foster, arquero y ex compañero suyo en Manchester, destacó tiempo atrás la conducta de Anderson en el día a día. “Él podría haber sido el mejor jugador del mundo, lo juro. Todos lo podrían decir. A él simplemente no le importaba, no le importaba nada. Honestamente, no le importaba nada“, sostuvo en una entrevista con UTD Podcast.

Cristiano Ronaldo junto con Anderson en Manchester United (Getty)

En sintonía a los testimonios de Foster, el brasileño Rafael también habló de su indisciplina, y resaltó que Anderson tenía una problemática e inesperada adicción a las hamburguesas. “Podíamos ir en el micro del equipo, pasar por una estación de servicio y escuchar a Anderson saltar y gritar de manera impulsiva: ‘McDonald’s, McDonald’s‘. No fue una coincidencia que su mejor forma llegara cuando tenía muchos partidos porque era cuando no podía comer tanto. Se comía lo que le pusieran frente a él“, reveló de manera contundente.

Además, Rafael señaló: “Diré algo sobre Anderson: si hubiera sido un jugador de fútbol más profesional, podría haber sido el mejor del mundo. Estoy diciendo todo esto en serio. No sé si alguna vez él se tomó algo en serio. Amaba la vida”.

Su rendimiento fue cayendo temporada a temporada y el United prescindió de él. Seis meses sin pena ni gloria por Fiorentina, regresó a Manchester para quedar libre y regresó al fútbol brasileño para vestir las camisetas de Inter de Porto Alegre y Coritiba. En 2018, tras pasar siete meses con el pase en su poder, el Adana Demirspor turco lo fichó, y un año después, con 31 años, se retiró.

En 2008 superó a estrellas como Theo Walcott, Sergio Agüero, Ángel Di María, Toni Kroos, Mesut Özil y Alexis Sánchez entre tantos otros. Y apenas 12 años más tarde, puso fin a su carrera en un equipo de mitad de tabla en la liga de Turquía.

Problemas fuera de la cancha

No solo la indisciplina de Anderson se vio dentro de la cancha, sino que fuera de la misma también. En septiembre del 2024, un lustro después de su retiro, el Golden Boy fue sentenciado a prisión en su Brasil natal luego de que un juez decretara su envío al calabozo. ¿El motivo? No pagar la cuota alimentaria de sus dos hijos.

Los medios brasileños en aquel entonces hablaban de una deuda de entre 48 mil y 53 mil euros y un riesgo de 30 días de cárcel si no pagaba dicho monto. Finalmente, acordó y evitó ser detenido. Y esto no termina allí…

En 2021, más atrás en el tiempo, Anderson fue acusado por las autoridades de Río Grande do Sur por hurto, organización delictiva y blanqueo de capitales a través de una empresa de criptomonedas, por lo que llegaron a pedir 10 años de prisión por el caso. Su abogado destacó su inocencia, y el caso no trascendió más allá de aquellas acusaciones.

Una estrella que brilló de joven, y que poco a poco se fue apagando. Hoy, tras pasar seis años vagando entre las problemáticas legales y la lejanía de las canchas, comenzó con una reconstrucción en el deporte desde el otro lado de la línea de cal, siendo DT de las juveniles de Adana Demirspor.