Para los especialistas y la gran mayoría de los fanáticos, Michael Jordan es el mejor basquetbolista de la historia y no es una discusión. Incluso, quienes ponen a otro por encima de él lo ubican en el segundo lugar, lo que deja en evidencia su magnífica trascendencia en uno de los deportes más importantes del mundo. Sin embargo, las figuras también tienen noches de poco brillo…
El paso del tiempo perjudicada a todos y His Airness no fue la excepción. Los recordados títulos conseguidos en Chicago Bulls y las actuaciones sobresalientes habían quedado en el pasado, y se enfrentaba a un nuevo desafío. Luego de estar tres años retirado, Mike se puso la camiseta de Washington Wizards pero ya no era el que encandiló a todos con su increíble magia.
Si se analizan sus estadísticas personales, 18 de las peores 20 actuaciones individuales en la NBA las tuvo con la franquicia de la capital estadounidense. Y tiene sentido, debido a que en ese entonces Black Jesus tenía 40 años. La edad, lejos de ser un simple número decorativo, también repercute en los jugadores de elite y afecta directamente a su rendimiento.
El 15 de diciembre de 2002 en un compromiso frente a los Toronto Raptors, Michael demostró que era humano. Aunque llamativamente los Wizards se impusieron en el marcador ante los canadienses, Jordan solo anotó dos puntos y sentenció el peor partido de su extensa carrera como profesional. De 9 lanzamientos que intentó, apenas acertó uno y completó un 11,1% de efectividad.
En aquella noche fatídica para el astro, no pudo contrarrestar la férrea marca de Morris Peterson que lo persiguió por todo el campo de juego y literalmente lo anuló. Para tomar mayor dimensión de lo que fue ese memorable encuentro, cabe resaltar que Mike disputó 40 minutos, lo que significa que solamente se ausentó durante ocho minutos en todo el partido.
Ese día Jordan no aportó directamente en el resultado, pero sí fue fundamental para el equipo en otros factores. Al término del cotejo, su estadística individual contaba con 8 rebotes, 9 asistencias y 2 robos. Esto sin mencionar el éxito colectivo, es decir la victoria, que sirvió para dejar opacada la pésima actuación en lo personal que vivió el mejor de todos los tiempos.
En venganza hacia sí mismo por lo sucedido, en el siguiente compromiso contra Atlanta Hawks Michael Jordan anotó 30 puntos. De esta manera, se encargó de demostrar de lo que era capaz de hacer dentro de una cancha de básquet si mostraba su mejor versión. Solo un astro que es considerado el mejor de la historia podría hacer lo que hizo MJ23.
