Imaginate ser la gran promesa del Manchester United, uno de los clubes más grandes del mundo, jugar más de 200 partidos con esa camiseta y hasta debutar en la Selección de Inglaterra. Y un día, sin previo aviso, dejar la Premier League para ir a jugar a Corea del Sur, y para completar la historia, terminar siendo investigado por la Policía por usar un scooter eléctrico de forma insegura.
Pues ese es un resumen de la vida de Jesse Lingard; en el medio, adicciones al alcohol, falta de estado físico y depresión que afectaron el curso de su carrera en el fútbol. Aún así, lo que vive por estas horas el ex futbolista de los Red Devils no deja de ser sumamente surrealista.
De acuerdo a lo reportado por el medio local YTN, La policía de Seúl, capital de Corea, ha iniciado una investigación contra Jesse Lingard. Al ex futbolista de los Red Devils se lo acusa de conducir un scooter eléctrico sin licencia en el distrito de Apgeujeong-dong, el pasado lunes por la noche.
Según explican, el propio Lingard habría subido el video a Snapchat, aunque ya se encuentra borrado. Aún así, el hecho habría llegado a manos de la Policía y la falta de equipamiento de seguridad, junto a la falta de una licencia internacional para conducirlo serían los principales contratiempos que deberá resolver el futbolista con el cuerpo de seguridad.
Lingard llegó a Corea del Sur en febrero, tras no encontrar club en Europa
Jesse Lingard, quien supo vestir la camiseta número 10 de la Selección Inglesa y ser una de las estrellas de los Red Devils entre 2015 y 2019, firmó en febrero pasado con el FC Seoul un contrato por dos años, tras pasar los últimos seis meses sin equipo.
Previo a ello, Lingard había vestido la camiseta del Nottingham Forest, al cual llegó libre y en el que jugó por un año con 17 participaciones pero sin registrar goles ni asistencias. El club logró sostener la categoría, pero a pesar de ello, las actuaciones en la primera división inglesa no le terminaron ganando una renovación a Lingard.
En 2023 reconoció su adicción por el alcohol durante su etapa en el Manchester United
A comienzos del año pasado, el propio volante inglés reconoció haber tenido una “etapa oscura” en su vida: cayó en la oscuridad, las adicciones y se vino abajo por la presión y problemas personales.
“Bebía alcohol todas las noches para matar el dolor. Trataba de olvidar lo que me pasaba bebiendo, pero lo empeoraba diez veces. Bebía antes de irme a dormir. Siempre una última copa. Ahora miro hacia atrás y pienso ‘¿por qué hice eso?’, pero necesitaba algo para quitarme el dolor”, reconoció en aquel entonces ante la prensa inglesa.
Todo comenzó en 2019, cuando su madre Kirsty fue internada en un hospital para recibir un tratamiento contra la depresión. Jesse quedó a cargo de sus hermanos Jasper y Daisy, quienes tenían 15 y 11, respectivamente. Allí fue cuando su carrera comenzó a desplomarse, ya que su vida futbolística pasó a un segundo plano.
Y fue en el alcohol en donde encontró el sostén para mantenerse: “Estuve expuesto a muchos insultos. Ya había tocado fondo y necesitaba hacer algo. Pasé por cosas que los que me rodeaban no sabían, sentí que el mundo se me caía encima”, hoy reconoce que fue un error, tal vez el más grave de su vida.
“Necesitaba un descanso, un respiro. En los entrenamientos intentaba enmascarar mi depresión y ocultar mi ansiedad. Pero llega un punto en el que tienes que hablar y decir algo porque el mundo se te cae y no tienes a nadie que te apoye. En ese momento le hablé a Ole Solskjær”, relató Lingard.