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Entrevista Exclusiva

Debutó en Boca con 19 años, sufrió una dura lesión en Europa y ahora busca revancha en el ascenso: “Necesito reactivar mi carrera”

Balthazar Bernardi saltó a la Primera de Boca en el recordado partido ante Banfield en plena pandemia. Tras un buen paso por Chipre y un préstamo por Arsenal, llegó a Estudiantes de Caseros con el objetivo de volver a mostrarse.

Debutó en Boca con 19 años, sufrió una dura lesión en Europa y ahora busca revancha en el ascenso: “Necesito reactivar mi carrera”
© BocaDebutó en Boca con 19 años, sufrió una dura lesión en Europa y ahora busca revancha en el ascenso: “Necesito reactivar mi carrera”

El 24 de julio de 2021, después de un escándalo en Brasil y muchas restricciones sanitarias por la pandemia, Boca visitó a Banfield con un equipo repleto de debutantes. Uno de ellos era Balthazar Bernardi, marcador central de la categoría 2001, que emigró pocos días después de aquel inolvidable empate en el Florencio Sola.

Tras cumplir el sueño de su vida, el zaguero tuvo el desafío de vivir solo en el exótico fútbol de Chipre. Tiempo después, cuando ya estaba adaptado a su nueva vida gracias a un aporte clave de un ex-Boca, una lesión ligamentaria lo llevó de regreso a Buenos Aires. Tras una cesión por Arsenal, ahora busca relanzarse en Estudiantes de Caseros. En una entrevista exclusiva con Bolavip, el defensor de 23 años repasó su carrera y reveló que no pierde la esperanza de volver al equipo de sus amores.

– ¿Cómo fueron tus primeros pasos en Boca?

– Llegué en 2009, en infantiles. Hice como 10 u 11 pruebas. Yo iba porque soy hincha. No tenía experiencia en cancha grande, simplemente corría atrás de la pelota. Me dijeron que querían contar conmigo, pero que tenía que esperar seis meses para poder ser inscripto y empezar a jugar. Siendo chico, a esa edad, lo que me importaba era ir a entrenar, correr y estar con los compañeros. Disfruté mucho esos seis meses hasta empezar la primera temporada del 2010, donde ahí sí ya era parte del plantel.

– ¿Siempre de defensor?

– No, yo era interno. Después pasé a jugar de cinco y ya después me fui para atrás. En cualquier momento agarro el arco, je. En Cuarta tuve a Blas Giunta y al al Cata Díaz y me estaban poniendo de lateral. Tenía buena relación y les dije que no podía jugar ahí, porque sentía que era muy alto y que no era lo suficientemente rápido. Les decía: “Decime un lateral de mi altura. No existe”. Me dijeron que en los partidos me necesitaban de lateral, pero empecé a potenciarme como central en los entrenamientos.

¿Cómo fue el salto a Reserva?

– Cuando estábamos por volver después del parate por la pandemia, me llamó Blas. Me dijo que Seba Battaglia necesitaba centrales en Reserva y que me iba a mandar a mí. Así que empecé la pretemporada sin haber jugado de central. Por la idea que tenía Seba de ser protagonistas, se hizo fácil adaptarse. Los centrales éramos casi unos volantes adelantados y el equipo jugaba en campo rival.

– Poco tiempo después tuviste que debutar en Primera. ¿Fue difícil ese cambio?

– Cuando pasó lo de Banfield yo tenía solo 14 partidos de central en Reserva. Lo bueno que teníamos con Battaglia y Miguel Russo es que una vez por semana hacíamos fútbol con Primera. Era muy productivo. Nadie se regalaba nada. Nosotros veníamos bien en el torneo y los de Primera sabían que jugábamos bien, entonces también nos querían pasar por arriba. Ahí pudimos identificar que eran otros espacios y otros tiempos. Sabíamos que el error se pagaba más caro, pero estábamos tranquilos.

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Bernardi y sus 10 compañeros de Reserva, antes de enfrentar a Banfield. (Foto: Getty Images)

Bernardi y sus 10 compañeros de Reserva, antes de enfrentar a Banfield. (Foto: Getty Images)

– ¿Y qué tan complicado fue desde lo psicológico?

La realidad es que tuvimos la fortuna de debutar casi nueve chicos juntos, incluido el técnico. Eso lo hizo mucho más llevadero. Creo que Boca lo manejó bien, porque nosotros hasta el último día no sabíamos que íbamos a jugar.

– ¿Cómo fueron esas horas previas?

– Cuando nos presentamos a jugar con Banfield el viernes, nos dijeron: “Muchachos, sáquense de la cabeza que van a jugar mañana, tienen que jugar hoy”. Ese partido en Reserva fue más difícil desde lo mental que el del sábado, porque nadie quería lesionarse. A la tarde de ese viernes nos llamaron y nos dijeron que teníamos que ir al predio a hacer recuperación y concentrar, por las dudas. Vinieron los kinesiólogos de inferiores a ayudarnos a recuperar y ahí empezamos a caer. Nos mirábamos entre nosotros y decíamos: “Estamos adentro”.

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– ¿Cómo fue esa concentración?

– Pasamos la noche en el hotel y ya se hablaba poco. Yo me había acalambrado y no sabía cómo iba a hacer para jugar, pero a las cuatro horas ya estaba como nuevo. Por suerte, se dio muy tranquilo y lo disfruté mucho.

– Riquelme no estaba aislado porque no había ido a Brasil. ¿Tuvieron diálogo con él?

– Sí, Román vino a darnos una charla en el hotel. Nos dijo que estaba orgulloso de que el partido se haga, de que nosotros pudiéramos salir a la vista, y que confiaba mucho en el trabajo que se venía haciendo. El plantel de Primera también nos mandó un video. Sentimos el apoyo de la gente, porque llegaron muchos mensajes. No nos conocían, pero por el simple hecho de llevar la camiseta de Boca nos apoyaban como si fueran un familiar. Eso nos llenaba el pecho y sabíamos que no podíamos defraudarlos.

– ¿Y tu familia?

– Ellos no sabían qué hacer. Si llamarme, si hablarme, si no…  Ellos son muy eufóricos y viven el fútbol a flor de piel. Ese día tuvimos conversaciones  muy normales, muy tranquilas,  donde a mí me sorprendieron. Lo manejaron mejor que yo, hablamos lo justo y necesario. Yo soy muy tranquilo y eso me ayudó para tomarlo como si fuese un partido más de reserva.

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– Después del punto contra Banfield, llegó San Lorenzo. ¿Lo vivieron de la misma manera?

– Con San Lorenzo tuvimos la oportunidad de prepararlo un poco más. Tenía el condimento de la Bombonera, nuestra casa, y sabíamos que un empate nos iba a dejar con sabor a poco. Ellos tenían jugadores más experimentados que Banfield como los hermanos Romero, Ortigoza, Gabriel Rojas, Gattoni… Teníamos que estar más tranquilos. Creo que pecamos en querer ir a ganarlo desde el minuto uno, como hacíamos en Reserva. Ellos sabían aguantar sin la pelota, pero cuando te atacaban, te golpeaban.

-¿Seguís en contacto con tus compañeros de aquel equipo?

– Sí, con varios. Con el Colo Barco, con Vicente Taborda —que ahora salió campeón con Platense—, con el Pola Aranda, Valentini, Lastra… Quedó una buena relación. Más allá de la camiseta, siempre hay un mensajito.

Bernardi fue titular contra San Lorenzo y días después se fue a Chipre. (Foto: Getty Images)

Bernardi fue titular contra San Lorenzo y días después se fue a Chipre. (Foto: Getty Images)

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De debutar en Boca a llegar al exótico fútbol de Chipre

Días después de tener su tan esperado debut, Bernardi armó las valijas y partió rumbo a Chipre, para defender la camiseta del Akritas Chlorakas. A su corta edad, se enfrentó a las dificultades de vivir sólo en un país muy diferente. Allí, la repentina aparición de un ex-Boca le dio muchas soluciones.

– ¿Por qué decidiste irte al exterior?

– Lo que me venía pasando en Reserva era que no jugaba los partidos importantes, porque bajaban chicos de Primera para tener rodaje. Yo lo entendía, pero necesitaba jugar. Justo antes de Banfield y San Lorenzo me había llegado una oferta de Chipre y yo sabía que necesitaba tocar Primera. Les dije que después del partido con Banfield en Reserva nos sentábamos a arreglar, pero pasó lo de Primera y apagué el teléfono, ja. Por suerte el club me tuvo mucho respeto y me aguantó. Terminamos de jugar contra San Lorenzo un martes, jugué un partido más en Reserva y viajé.

– ¿Cómo fue esa experiencia en Chipre?

– Me fui solo. Fue un baldazo de agua fría que me sirvió mucho. Tenía 19 años y estaba yendo a un país donde tenía que aprender todo sobre la marcha. No tenía muchas referencias, pero uno de chico cree que puede con todo. Me fui chocando con la realidad y eso me hizo madurar muchísimo. El club siempre se portó increíble para que yo tuviera todo, pero lo difícil era adaptarse al país.

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– ¿Con qué dificultades te encontraste?

– Las letras eran distintas, la gente hablaba en inglés… Nunca me había pasado que el entrenador te hable totalmente en otro idioma. Hasta los chistes: no sabía cuándo me hablaban en broma y cuándo en serio. Las comidas, el calor… Los entrenamientos eran de noche y los partidos por la tarde-noche. Desde las 10 de la mañana hasta las 7 y media no sabía qué hacer. Un día fui a la playa a la mañana, corrí 40 minutos y me insolé. Llegué al entrenamiento todo rojo y el DT me dijo que no fuera más a la playa. Yo intentaba explicarle que había ido a entrenar, no a tomar sol, y se me reía. Esos detalles al principio te fastidian, pero después aprendés a disfrutar.

– ¿Cómo lo fuiste resolviendo?

– Mucho shopping, salir a pasear a partir de las 4 y media a donde haya sombra. Después llegó el Chelo Torres, con quien ahora tengo una amistad. Él me empezó a mostrar lugares y todo se hizo más llevadero. Mirábamos fútbol, nos cagábamos de risa, íbamos al gimnasio. Creo que ahí hice un clic. Si no, se iba a hacer difícil.

Balthazar Bernardi, defendiendo la camiseta del Akritas. (Foto: @balthabernardi)

Balthazar Bernardi, defendiendo la camiseta del Akritas. (Foto: @balthabernardi)

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¿Futbolísticamente era diferente también?

– El primer año me sorprendió. Sentía que corría más que el resto, pero no podía agarrar la pelota. Como que iba más rápido que yo. Después entendí que, por enfrentar rivales de jerarquía que venían de Italia y España, el fútbol era más lento. Había que correr menos y pensar más. Había muchos jugadores entre 30 y 35 años con mucha categoría, que venían de préstamos de Fiorentina, Bologna… y no entendías por qué estaban ahí. Me tocó chocar con jugadores africanos, que físicamente son otra cosa. Por la manera de jugar, se nota mucho cuando un jugador es español, francés o bosnio. Cambia mucho. Esa diversidad lo hace entretenido.

La lesión, la vuelta a Boca y la decisión de ir al ascenso

A finales de 2022, una rotura de ligamentos finalizó el paso por Chipre. Tras la operación, su vuelta a las canchas se dilató por las ofertas que no convencían a Boca. A partir de 2024, Bernardi encontró un lugar en la Primera Nacional, gracias a una intervención clave de Diego Martínez.

– Cuando ya estabas adaptado, te rompiste los ligamentos. ¿Cuándo tomaste la decisión de volver?

– Me rompí los cruzados en octubre y en noviembre volví para operarme en Boca. El mánager del club era un brasileño, Bolivar Silveira, y me dijo: “Conozco la medicina de acá. Te recomiendo que vayas a Boca, que tiene una de las mejores del fútbol”. Así que volví y me operé con Batista.

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– ¿Fue difícil encontrar un lugar para volver después de la lesión?

– En julio ya tenía el alta y tuve la opción de ir a un club de Dubái, pero no hubo acuerdo con Boca. Después de ocho meses yo quería jugar al menos dos o tres partidos en Reserva para que el fútbol me volviera a ver. No quería tapar a los más chicos, era solo jugar tres partidos. En diciembre salió una opción para ir a Estudiantes de Caseros y otra vez no hubo acuerdo. Ahí hablé con el Consejo y les dije: “Vamos, porque necesito jugar”. Entendía el valor que Boca me daba, pero también los clubes veían que no jugaba hace un año.

– Y ahí apareció Arsenal…

– Sí. En Boca ya estaba Diego Martínez, que me conocía de inferiores. Él tenía buena relación con la gente de Arsenal y con el cuerpo técnico de Tobías Kohan y le pidieron referencias. Pasó mi contacto y se lo agradecí mucho. Lo había tenido en Séptim y cuando volvió para dirigir la Primera tuvimos buena relación, muchas charlas y risas.

Tras 30 partidos en Arsenal, Bernardi rescindió para ser nuevo refuerzo de Estudiantes. (Foto: @balthabernardi)

Tras 30 partidos en Arsenal, Bernardi rescindió para ser nuevo refuerzo de Estudiantes. (Foto: @balthabernardi)

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– ¿Qué tan importante fue tu familia en tu carrera?

– Mucho. Mi papá creo que es el más objetivo. Cuando hablamos, le cuesta decirme las cosas cuando las hago bien. Por eso lo escucho mucho. Cuando hago las cosas mal y yo lo sé, él va y da justo en la tecla. Es una persona que habla poco y mi mamá es todo lo contrario, porque es demasiado pasional. Un mensaje de ella antes de jugar te da ganas de salir y cabecear una pared. Recurro a mi papá después de los partidos y a mi mamá antes.

– ¿Soñás con volver a Boca?

– La verdad que sí. Uno siempre tiene ese sueño en cada mercado de pases, pero sabe que el Mundo Boca recorre muchas posibilidades que se evalúan y uno lo entiende. Hoy lo que quiero es volver a sumar minutos y partidos. En estos seis meses estuve mucho tiempo parado y necesito reactivar mi carrera. Uno tiene que mejorar donde le salga la oportunidad, pero siempre se mira de reojo el mercado de pases de Boca.

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