Si bien se formó en San Lorenzo, se lo recuerdo por su paso por Huracán, pero también tuvo experiencias en el fútbol japonés -cuando muy pocos argentinos jugaban allá- y también en Europa, aunque aquella experiencia le dejó un sabor amargo porque no pudo mostrar su mejor versión. Alejado del mundo del fútbol, Fernando Moner dialogó en exclusiva con BOLAVIP y repasó su historia.
La desilusión que tuvo de chico con Huracán, la llegada a San Lorenzo y la ayuda de un dirigente, el paso a Japón a fines de los 80, el corto paso por el fútbol europeo con una gran decepción con Jorge Solari, su revancha en el Globo con aquella defensa que integró junto a Patota Morquio y quedó en la memoria popular, si le costó más enfrentar al River de Ramón y Gallego o al Boca de Bianchi y por qué decidió alejarse del mundo del fútbol para involucrarse en un proyecto familiar inmobiliario en Mercedes.
-¿Qué es de tu presente?
-En este momento me encuentro trabajando en el mundo inmobiliario. Es un emprendimiento familiar donde mi hijo es el martillero y está toda la familia involucrada. Es un mundo muy lindo, pero bien alejado de lo que fue mi carrera deportiva, pero me gusta.
-¿Cómo es tu vínculo actual con el fútbol?
-Sí, veo fútbol, cuando puedo. Me encanta el fútbol y no solo en televisión, sino a veces me voy a ver campeonatos de barrio acá en Mercedes, de donde soy. Pero lo que sí, a las canchas de los clubes donde jugué no voy, ni a Huracán, ni a Platense ni Atlético Tucumán. Sí fui a ver a la Selección, porque no soy hincha de ningún equipo, solo de la Selección. Más teniendo al mejor jugador de todos los tiempos que es Messi.
Fernando Moner en la inmobiliaria familiar. (Foto: Gentileza Fernando Moner).
-Como defensor que fuiste, ¿cómo hubiese marcado a Messi?
-La verdad que no sabría hacerlo, ja. Imaginate la cantidad de técnicos, jugadores y defensores que pensaron en cómo hacerlo y siempre hacía algo distinto y lo sigue haciendo. Mete goles de otro planeta, es un jugador… nunca vi algo igual. Además, es honesto con el fútbol, no simula. Es muy noble, tiene un don. Vos fíjate que con 200 partidos menos que Cristiano Ronaldo, si hubiese pateado los penales que él pateó ya tendría más goles, pero él dejó patear a otros: a Suárez, a Neymar, a Mbappé y hasta a Mascherano. Aparte tiene 500 pases gol, ojalá salga otro mejor, pero va a ser muy difícil.
La familia Moner es oriunda de Mercedes, pero cuando Fernando era chico se mudaron a Tapiales, donde siguió jugando al fútbol con el sueño de convertirse en profesional.
-¿Cómo y cuándo nace tu amor por el fútbol?
-En la época en la que yo tenía 6 o 7 años no había nada, el deporte natural era el fútbol porque con una pelota jugábamos 20. Era económico y era el deporte por excelencia, inclusive los demás deportes no estaban como están hoy, no eran tan populares como hoy. Yo tenía una canchita atrás de mi casa y pasaba horas y horas ahí jugando. Cuando me mudé a Tapiales también, vivía al lado de la vía y había una canchita. Jugábamos hasta que se hacía de noche.
-¿Cuándo nace el sueño de convertirte en jugador?
-Mi sueño era jugar en el club de barrio, después jugar en un equipo de Buenos Aires y llegar a Primera y así, escalón por escalón. Me acuerdo que cuando teníamos 10 años, nos consiguieron una prueba en San Lorenzo, nos probaron a todos y de los 40 que fuimos quedó uno solo. Un chico muy humilde que le daban pensión y todo, pero dijo que no. Ho en día es albañil. Yo desde chico sentía que podía llegar a lo más alto que pudiera.
-¿Cómo fue laburar en el tren?
-El tema del trabajo viene de la familia. Me inculcaron una manera de tratar de ser y después la posibilidad de ser como te forman tus padres es muy alta. Tuve la suerte de contar con una familia que me impuso esos valores. Yo sabía muy bien que si quería un par de zapatillas me las tenía que ganar y trabajar para eso. No tenía que esperar que ningún gobierno me dé nada. Distinto es hoy que muchos compatriotas de 14 o 15 años piensan que el gobierno les tiene que dar las cosas gratis, algo impensado para mi cabeza. Que lindo es ganarse lo de uno, tiene un sabor especial.
-Tuviste una primera mala experiencia en Huracán, ¿cómo fue?
-Mi papá era ferroviario, era maquinista y con el tren llegaba hasta la estación Buenos Aires, atrás de la cancha de Huracán. Entonces preguntó cuándo probaban y me llevó. Al mes se hacía una copa tipo Mundialito en Mar del Plata en el que venían equipos de otros países, me acuerdo uno de Bolivia que se llamaba Academia Tahuichi que era muy famoso y era un gran equipo. También jugaban todos los grandes de acá, y yo todo ese mes entrené, me acuerdo que cuando faltaba una semana me dieron todo y me convocaron, tenía una alegría bárbara, no estaba fichado, pero el Mundialito lo podía jugar porque era por fuera de AFA. Me acuerdo que llegamos al micro y el entrenador me dice que se había equivocado y que no iba a viajar a jugar. Quedé afuera de Huracán y ahí conocí el mar por eso, mi papá me vio tan mal que nos fuimos en tren a Mar del Plata a ver el Mundialito y estuvimos unos días.
Tras su mala experiencia en las Inferiores de Huracán, Moner arribó a San Lorenzo, donde se formó como jugador y tuvo su estreno en Primera División.
-¿Cómo llegaste a San Lorenzo?
-Cuando volví de ese Mundialito, vi en el diario que hacían pruebas para mi categoría en San Lorenzo y quedé. A partir de ahí hice toda la carrera de Inferiores, fueron cinco años de los cuales tres años estuve afuera del banco, pero a fin de año nunca me cortaban. Yo no jugaba nunca, pero nunca me sacaban y yo sabía por qué: nunca faltaba, siempre estaba primero y eso hizo que vieran algo. De hecho, había un dirigente que sabía cómo yo vivía y las necesidades que tenía y me empezó a dar un viático cuando era suplente, para mí fue un orgullo.
Moner en San Lorenzo. (Foto: Gentileza Fernando Moner).
-¿Cómo fue el debut en Primera?
-Yo pienso que mis padres tenían la ilusión que algún día podía llegar en Primera. Lo que más recuerdo es cuando faltaban dos semanas para que termine el campeonato y Tito Carotti me llevó al banco de Primera, fue en un partido contra Racing en Avellaneda. Ganábamos 1 a 0, nos habían echado a un defensor y yo pensé que entraba. Tito no me puso y después me explicó que no era el contexto ideal para hacer el debut, en esas condiciones, me acuerdo que terminamos perdiendo 3 a 1 y yo lo entendí a Tito. Al mes viene Bora Milutinovic, hicimos un partido de la Tercera contra la Primera y ahí me subió y ya me puso de titular en el primer partido del campeonato.
-¿Qué sabor te dejó tu paso por San Lorenzo?
-San Lorenzo me formó en un montón de aspectos. Me dio el compañerismo, el ayudar, el tirar todos para el mismo lado. Conocí gente maravillosa, tuve la suerte de estar en un gran plantel que tenía un grupo de seres humanos espectaculares. Compartí con Chilavert, Perazzo, Madelón y muchos más, no me quiero olvidar de ninguno. También había muchos pibes.
En 1988, Fernando Moner pasó a All Nipon Airways, un club japonés que por entonces tenía a su mayoría de jugadores amateur.
-¿Cómo se dio tu paso al fútbol japonés?
-Bilardo era muy respetado en Japón, era muy bien visto. Cuando un equipo japonés venía a ver jugadores a Argentina fue el mismo Bilardo el que me recomendó. El que era ayudante de campo del Bambino Veira en ese momento me comentó que me venían a ver desde Japón, a un partido y también a un entrenamiento y así se dio todo. Quisieron conocer a mi familia y la verdad que en ese momento no se iban tantos jugadores y menos defensores. Me apareció esa oportunidad que fue muy buena desde lo económico. Lo charlé con mi familia y decidimos que era la oportunidad de hacer una diferencia económica y lo encaré desde ese lado.
-¿Con quién fuiste para allá?
-De entrada fui totalmente solo, para pasar las fiestas fueron mis padres y mi novia, que actualmente es mi esposa. Estuvieron dos meses y medio y yo me quedé todo el año. Ese año yo jugué todos los partidos de ese año en todas las competencias que hubo. Estuve entre los once mejores del torneo, era un equipo que recién ascendía e hicimos una campaña muy buena, renové un año más, ganamos una copa contra el equipo Nissan, nosotros llevamos como refuerzo a ese partido al Gringo Giusti, que venía de ganar todo con Independiente.
-¿Cómo fue la experiencia?
-Éramos cuatro argentinos: los hermanos Arbelo, Omar Piccoli y yo, de los cuales podíamos jugar tres. Lamentablemente Piccolo no pudo jugar y entonces yo estuve siempre. Eran 20 o 22 japoneses que ninguno era profesional que trabajaban en la empresa del equipo, que era de aviones. Ellos iban a la oficina, entrenaban y volvían a la oficina, totalmente amateur. Los premios los cobrábamos solo los profesionales. No teníamos utilero, teníamos que llevar los arcos, pintar las líneas… hacíamos de a todo, muy amateur todo.
Luego de tres años en el fútbol japonés, Fernando Moner llegó a España, pero antes de recalar en el equipo filial del Atlético de Madrid, tuvo una mala experiencia en Tenerife con Jorge Solari.
-Después pasaste al fútbol español para jugar en el filial del Atlético de Madrid
-Sí, estuvo en Atlético Madrileño. En 1991 vino Barcelona a jugar dos partidos a Japón, permiten que la Selección de Japón elija tres extranjeros de la liga local y me eligieron a mí y me fue muy bien. Esos partidos se transmitían para la televisión española. Me acuerdo que el primero lo empatamos 2 a 2, para ellos jugaban Laudrup, Koeman, Stoichkov, todo ese gran equipo que dirigía Cruyff. El segundo partido le íbamos ganando 2 a 1, pero el entrenador nos sacó a los tres extranjeros y perdimos 4 a 2. Ahí el Indio Solari ve esos partidos y me llama para preguntarme si quiero ir a Tenerife.
-Y la cosa con el Indio Solari no terminó del todo bien, ¿qué pasó?
-Claro, porque yo le dije que el dueño del pase era mi equipo y que no iba a ser sencillo salir. Hablé con ellos y me dijeron que sí, me dieron el pase gratis, pero con la condición de volver gratis el día que decida volver a Japón. Eso fue un acuerdo de palabra. Lo llamé al Indio Solari y me dijo que me quería en Renato Cesarini una semana entrenando y me mandó los pasajes de avión para que vaya a España. Estuve dos meses y medio entrenando, haciendo la pretemporada y jugamos un amistoso contra el Betis, jugo de titular y ganamos 3 a 0. Al día siguiente tenía que firmar el contrato y me acuerdo que el Indio Solari me bajó el pulgar, me dijo que éramos muchos argentinos. Es una gran decepción, un falso como Solari me traicionó, me hizo mucho daño. Yo estaba muy cómodo en Japón, entonces quedó afuera de todo. Tenía chances de llegar a Vélez, pero el libro de pases había cerrado. Me llamó Rubén Cano y me dijo que podía contratarme para el Atlético Madrileño y que dependía de mí. Le dije que sí, jugábamos en la Tercera categoría, jugué 34 de los 38 partidos, pero no anduve muy bien. No tuve oportunidad de poder jugar en Atlético de Madrid, pero fue por mí. De ahí me fui al Toledo, pero puse cláusula de poder irme gratis si me venían a buscar de Japón y a los tres meses vino el equipo en el que jugué antes y volví.
Tras un segundo ciclo en el fútbol de Japón, en 1994, Moner regresó al fútbol argentino y jugó en Atlético Tucumán, Platense y Unión antes de llegar a Huracán en 1999.
-Volviste al fútbol argentino y tuviste pasos por varios equipos, pero te vino a buscar Huracán, ¿tuviste dudas de aceptar por lo que fue tu paso por San Lorenzo?
-No dudé en absoluto, no le falté el respeto a nadie. Yo me veo como un jugador profesional y nada más. Por eso los tres años que yo estuve en Huracán tuve problemas con la barra.
Fernando Moner en Platense. (Foto: Gentileza Fernando Moner).
-¿Por qué motivo?
-Porque me decían que eran Cuervo, que era de allá, que tiraba al grupo para atrás. Las barras son la mugre más grande del fútbol. Son una lacra que conviven con los dirigentes, no solo del fútbol sino también la política. Son lo peor que tiene el fútbol, son mantenidos por todo el circo, ellos no generan nada. Siempre se les dio cierto protagonismo que no tienen que tener. Yo tuve problemas en Unión, en San Lorenzo, en Huracán. Si quieren plata, vayan a trabajar. Eso me desgastó la verdad.
-Compartiste defensa con Morquio, ¿sentís que fueron la defensa más temida del fútbol argentino?
-Yo pienso que se hizo todo en desde la prensa. Con Seba jugamos juntos tres años y no tenemos muchas expulsiones y nunca lesionamos a nadie. Capaz que por la contextura física o por alguna otra razón nosotros estamos visto como esos. Yo en mi carrera nunca lesioné ni iba con los codos o de atrás, siempre fui de frente y leal. Pienso que es más lo que se habló que lo fue en realidad. Tuve la suerte de compartir con grandes marcadores centrales y te puedo asegurar que eran mucho más rudos que él.
-¿Qué me podés decir de Carlos Babinghton?
-El inglés me llevó a Huracán, me fue a buscar a Unión. Me dijo que tenía que ver lo que era un grande y me dijo que confíe y pude ver lo grande que es Huracán. Es verdad lo que me dijo. Huracán es impresionante, nosotros hicimos muy buenas campañas y la gente se veía reflejada en ese equipo. Teníamos muy buenos jugadores como Rolfi y Lucho González, teníamos mucha entrega todos. Eso hizo que la gente nos demostrara ese apoyo.
-¿Y de Miguel Brindisi?
-Un hombre del fútbol con todas las letras. Me dejó muchas enseñanzas. Me acuerdo que tenían métodos muy diferentes con Babinghton, pero excelente los dos. Ese grupo se adaptó muy bien a los dos. Me acuerdo que el Inglés te decía de entrenar a las 8 y capaz empezabas 8.30 y con Brindisi si llegabas a las 8 y un minuto ya tenías multa. Yo pude entablar muy buena relación con los dos. Con Miguel tuvimos algunas charlas interesantes en las que nos dijimos todo lo que nos teníamos que decir. A partir de esa charla cambió para siempre nuestra relación para bien.
Fernando Moner jugó en Huracán entre 1999 y 2002. (Foto: Gentileza Fernando Moner).
-Te tocó enfrentar al River de Los 4 Fantásticos y al Boca de Bianchi, ¿cuál era más complicado de los dos?
-El River de los 4 Fantásticos, era impresionante. Estaban Aimar, el Burrito, Saviola, Ángel, los volantes y defensores llegaban por todos lados. Ese River fue terrible y mirá que con Huracán le hicimos buenos partidos y le sacamos el campeonato del 2001, pero más allá de ganar, empatar o perder, la calidad que tenía era impresionante. El Boca de Bianchi lo ibas a enfrentar y podía jugar bien o mal, pero sabías que perdías. Eran dos estilos muy distintos, ellos tenían al Mellizo, al Chelo y a Palermo que es uno de los mejores 9 que me tocó enfrentar, la metía de cualquier lado. Les hizo goles a todos. Ese River te bailaba, aparte de ganarte, te bailaba.
-¿Por qué decidiste terminar tu carrera en Japón?
-Me quería retirar en Huracán. De hecho, con Pablo Erbín, uno de mis grandes amigos que me dejó el fútbol y no me quiero olvidar de mi otro hermano que me dejó la profesión que es el Turco Ahmed. Con Pablo nos retiramos contra Gimnasia. Yo tenía un año más de contrato, pero estaba cansado de todos los problemas que tenía con la barra y decidí dejar. Me fui al Mundial a transmitir para una cadena de TV de Japón, pero cuando estaba allá me fueron a ver para que me retire ahí y así fue.
-¿Tenés deseo de volver al mundo del fútbol?
-Descartadísimo totalmente, 100% seguro eso. Yo estoy en el Club Atlético Quilmes de Mercedes, estoy en la subcomisión de básquet, vóley y patín. Estoy desde 2007, es un trabajo duro, tenemos casi 600 chicos y trabajamos para que los chicos tengan buenas instalaciones, entrenadores capacitados, que el clima sea ameno y estoy con eso. Volver a lo que fue mi última etapa como jugador, no tengo ganas de nada. Tuve oportunidades de Huracán, de Japón y de varios lados. Lo único que hice fue por pedido de un amigo de le embajada de Japón que hace unos meses me pidió que los contacte con River para que unos chicos vengan unas semanas a trabajar con las Inferiores y eso lo hice únicamente por mi amigo. Fue una experiencia maravillosa, los japoneses quedaron encantados con el trato recibido por River.
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