Tuvo su momento de esplendor y vivió el peor desarraigo. Que un club deje de existir debe ser la peor pesadilla de todo hincha. ¿Adonde va todo ese amor que quedó ahí dando vueltas? ¿Qué se hace con el escudo de un equipo al que no se puede alentar? ¿Y los recuerdos de tiempos gloriosos que ya no volverán? Eso le pasó a Deportivo Mandiyú, de la Provincia de Corrientes.
En su caso no fue una síndico -como ocurrió con Racing y aquellas palabras letales que no se cumplieron- pero sí ocurrió en manos de quienes manejaban el club. Malas campañas, pésimas decisiones, deudas acumuladas. Mandiyú primero descendió en 1995, luego no quiso ocupar la plaza para competir en la B Nacional porque sus dirigentes aseguraron que no había presupuesto (los mismos que habían llevado a Diego Maradona y Sergio Goycochea) y luego fue desafiliado por la AFA y la Liga Correntina, hasta su cierre.
El equipo salió campeón del torneo provincial del 2023. Foto Mandiyú.
En su regreso a la actividad no faltaron polémicas: una fusión, una Comisión Normalizadora (dos, en realidad), un expresidente que es dueño del nombre y el escudo y un empresario que aseguró ser “el dueño de Mandiyú”. Y los hinchas que -pese a la ausencia de 15 años- volvieron a copar las tribunas y siguen alentando al Albo, pase lo que pase.
De la gloria al ocaso
Deportivo Mandiyú se fundó en 1952 bajo el nombre Empresa Deportiva Tipoití, la algodonera que era propiedad de Eduardo Seferian, acaudalado empresario de la provincia. Al no poder sostener ese nombre por estar relacionado con la firma, se eligió Mandiyú, que significa algodón en guaraní. El equipo fue creciendo al mismo tiempo que se sumaban sus hinchas, hasta transformarse en el equipo más famoso de Corrientes.
En los 80s vivió su época de esplendor, ascendiendo al Nacional B en la temporada 87/88, igualando con Quilmes en la definición, con Juan Manuel Guerra como DT, quien contó que en aquel primer año que le tocó asumir como entrenador, varios empleados del club eran también operarios de la fábrica. En el segundo año llegaron los refuerzos de renombre.
Mandiyú en la vieja Bombonera.
“Mandiyú encarnó el símbolo de la lucha de su tierra. Y logró el éxito deportivo más trascendente de la historia correntina. Y entonces, por un día, una semana o un año, todo es lindo, la vida es porá, los vocablos guaraníes llegan hasta el último rincón de la Argentina. El tereré es un néctar delicioso, el chamamé es ritmo nacional y la Virgen de Itatí parece más santa y milagrosa que ninguna. Gracias a Mandiyú, que a partir de su hazaña obligará al fútbol a ser un poco más argentino todavía“, escribía El Gráfico en aquellos tiempos gloriosos.
Contra todo pronóstico y pese a que no le fue fácil la adaptación a la categoría, logró sostenerse un par de años consiguiendo además algunos resultados inolvidables ante los grandes. En 1989 le ganó 4-3 a Racing, que venía de ser campeón de la Supercopa 88. En 1990 fue 3-0 a Independiente. Ese mismo año, le ganó 2 a 1 a River. En 1993 fue la primera vez que le gano a Boca, un sábado por la noche en Corrientes. Sin embargo, ya para ese entonces, la situación comenzó a complicarse, especialmente desde lo económico.
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En principio, su fundador y empresario textil que sostenía el proyecto, buscó convertirlo en una sociedad anónima, algo que la AFA no permitió. Pese a la decisión férrea de Julio Grondona, decidió “venderle” el club al diputado menemista Roberto Cruz y a Roberto Navarro, dirigente de San Lorenzo, quienes asumieron como gerenciadores.
Fue entonces que, en una movida más marketinera que futbolística, el político decidió convocar a Diego Maradona como entrenador, aprovechando su alejamiento circunstancial del fútbol debido a la suspensión por doping que pesaba sobre él desde el Mundial 94. Al 10 se le sumó Carlos Fren -que sí tenía carnet habilitante para sentarse en el banco de suplentes- y Sergio Goycochea como arquero.
Maradona y Fren como entrenadores de Mandiyú. Foto Archivo.
Si bien generaba alboroto en cada cancha que pisaba, fueron más los flashes que los puntos cosechados por la dupla, en la primera experiencia de Pelusa como DT. Apenas 12 partidos duró, con un sólo triunfo en total. No sólo descendió luego sino que la dirigencia decidió que no había fondos para participar del torneo Nacional y por eso no presentaron equipo. Habían pasado siete temporadas en Primera, con un tercer puesto en el Clausura 91 como mejor resultado. Pero un día desapareció.
Volver pero ser otro
De un día para el otro, los hinchas, los que habían acompañado desde el Regional, en el Ascenso y en sus años en Primera se quedaron sin club. Sin equipo para alentar. Sin fin de semana de cancha (aunque nunca tuvo estadio propio). De repente no había nada. Allí quedaban Huracán de Corrientes, que había ocupado su plaza en la B Nacional (y hasta se quedó con varios jugadores del último plantel), o Boca Unidos.
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Sin embargo, aquellos que habían amado al Albo no se dieron por vencidos y buscaron la forma de renacer. En 1998, un grupo de hinchas autoconvocados decidieron que había que refundarlo y por eso se llamó Textil Mandiyú. Si bien no era lo mismo, de alguna manera buscaron que el antiguo hincha pudiera identificarse. Hasta que reapareció el verdadero y, entonces, un día, hubo dos Mandiyú. Y hasta se enfrentaron. ¿Se podía ser hincha de los dos?
Textil Mandiyú, parecido pero diferente. Foto web.
La solución fue sencilla: los dos equipos tenían el mismo espíritu. El original y aquel que resurgió. Entonces, decidieron unir fuerzas y fusionar ambas instituciones, que habían realizado elecciones y tenían dirigentes con la clara determinación de sumar fuerzas y no restar. “Gente que siempre fue de Deportivo Mandiyú luego se hizo hincha de Textil y luego volvieron los de Deportivo…”, explicaba un directivo. Lo importante era que todos quisieran ir por el mismo camino.
Mi nombre es mío
Surgieron dos problemas en medio de la fusión: el “exdueño” del club y el que poseía el nombre del mismo. Por un lado, ante la reactivación del Deportivo, en 2012 reapareció Roberto Cruz, quien había abandonado la provincia luego del cierre y llevaba algo más de una década y media de silencio. “El Deportivo Mandiyú es de mi propiedad y nadie habló conmigo para pedírmelo”.
Claro que al no tratarse de una SA (pese a que se manejaron como una empresa), el exdirectivo no podía reclamar esos derechos. “Los únicos dueños son los socios y no una persona”, explicó el abogado Cesáreo Daniel Hraste, quien quedó a cargo del club cuando el gerenciador lo abandonó. “Me dijeron que me arregle como pueda y traté de hacer mi trabajo lo mejor posible. A mí me dejaron a cargo sin plata y con muchos papeles pero desde los años 2003/2004 ya no quedaban deudas, en muchos casos gracias a la labor judicial que llevé adelante”.
El club quedó en manos de la Comisión Normalizadora, que buscó ordenar las cuestiones estructurales, convocar jugadores, armar un equipo, dejar en claro las finanzas para poner en marcha de una vez por todas a una institución que había logrado ser la más representativa de la provincia.
Más adelante se escribió un nuevo capítulo: en el 2022 una segunda Comisión Normalizadora se encontró con que el nombre Deportivo Mandiyú estaba registrado en el Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual a nombre de Bruno Carlino, exdirigente de tiempos de la fusión. “Yo no registré a mi nombre, el que me habilitó el nombre de la patente en vida fue don Eduardo Seferian”, explicó en aquel momento.
El Albo, un histórico de la provincia.
“Todavía no hice uso del derecho a la marca, algún día lo pasaré nuevamente a la personería jurídica del club pero estamos lejos de eso, hay muchas peleas entre personas y a los socios e hinchas les digo que se queden tranquilos”, blanqueó. El exdirigente posee nombre, escudo, logo e isologo del club.
A fines del 2022, los nuevos dirigentes asumieron en Deportivo Mandiyú, con el objetivo -ahora sí- de reacomodar su historia que ya tiene 71 años y con la meta principal de tener por primera vez una cancha propia donde jugar. En el 2023 les fue otorgado el predio donde se construirán las futuras canchas, unas seis hectáreas, fueron campeones provinciales en junio y se encuentran en cuartos de final del torneo regional (jugarán el 6 de enero ante Defensores de Formosa). Su entrenador es el Chango Daniel Cravero, campeón de la Copa Conmebol con Lanús en 1996.
“Fue el evento más convocante que tuvo Corrientes”, dijo el Presidente de la Federación Correntina de Futbol (FECOF) Pablo Alonso tras la final del Provincial ante San Lorenzo de Monte Caseros, por 5 a 2. El partido se jugó en el estadio Leoncio Benítez, de Boca Unidos, al que se acercaron casi 20.000 personas. Pese a todo lo que le pasó, sigue haciendo historia.
El estadio de Boca Unidos colmado para celebrar el título provincial de Mandiyú. Facebook.
Un representante en Primera
Uno de los hinchas más famosos de Mandiyú es Andrés Herrera, jugador de River, exSan Lorenzo, hijo del Gallina Herrera, figura del equipo correntino y jugador del club en el Federal B (y nieto de otro histórico jugador de la provincia de Corrientes).
El escudo de Mandiyú en el termo de Andrés Herrera.