El fatídico 25 de junio de 1994, en los Estados Unidos y durante la Copa del Mundo, la vida de Diego Maradona cambió radicalmente y pese a todo lo malo que podía tener una suspensión de 15 meses por doping positivo, el 10 supo ver un haz de luz y aprovechó la ocasión para cumplir uno de sus sueños: ser director técnico.

Pese a la dura sanción de FIFA, Diego no estuvo mucho tiempo alejado del fútbol ya que en solo tres meses se conoció que sería el entrenador de uno de los equipos más humildes de la Primera División: Mandiyu de Corrientes. El verde se había quedado sin entrenador tras perder las primeras cinco fechas del campeonato y las ganas de Maradona hicieron todo más fácil. 

Foto: Nueva Mirada Corrientes

Foto: Nueva Mirada Corrientes

Pese a que no podía dirigir en partidos oficiales por no tener un carnet habilitante, Maradona se hizo cargo del equipo un 3 de octubre y solo seis días después se sentó en la platea para dar indicaciones junto a Carlos Fren, su ayudante, quien estaba dentro del campo.

Pese al boom mediático del club gracias al arribo de Maradona, las cuentas no cerraban; muy pocos integrantes del plantel cobraban su sueldo, no se abonaban las concentraciones, los hoteles y los viajes. El descontento era muy grande y por supuesto, se veía reflejado en el campo de juego: una victoria, seis empates y cinco derrotas

Maradona se hizo cargo de muchas cosas que estaban mal dentro del club, por ejemplo; pagar de su bolsillo las deudas del club. Sin embargo, la cosa no repuntaba y desde la dirigencia no buscaban que esto suceda. En diciembre, solo dos meses después de asumir, Maradona se peleaba con la dirigencia y presentaba su renuncia.

Pese al primer bajón, Maradona tenía ganas de seguir dirigiendo. Por esto, volvió a trabajar con Coppola y tras algunos llamados de su representante; el 6 de enero de 1995 firmó su contrato con Racing Club de Avellaneda. La esperanza se apoderó de todos los fanáticos de la Academia, Diego era el indicado para romper el maleficio.

Sin embargo, la Academia nunca terminó de encontrar el juego indicado: dos triunfos, seis empates y tres derrotas con una victoria en la Bombonera tras 20 años sin poder lograrlo. En el plantel de Diego había jugadores como Nacho González, Claudio López, Gustavo Costas y Pablo Michelini, entre otros, pero igualmente no despegaba.

Pese a los resultados irregulares del equipo, Diego no fue despedido por la dirigencia ya que estaba pactado que una vez cumplida la sanción por doping el 10 se pondría los cortos y Fren sería el entrenador. Sin embargo, esto no se concretó ya que el presidente De Stéfano perdió las elecciones en mayo y fiel a su palabra; Maradona se fue con él.

De esta manera, Diego quedó libre y ante la falta de muy poco para terminar su sanción decidió esperar por Boca Juniors y así jugar su segunda etapa en el club de sus amores. Tras algunos meses de parate, en septiembre Maradona pudo cumplir con su promesa de volver a vestir la camiseta del Xeneize.

Se mantuvo en el fútbol varias temporadas más y tras el retiro, y algunos años turbulentos de su vida, Diego Maradona volvería a dirigir para calzarse el buzo de la Selección Argentina con la ilusión y el sueño de volver a ganar un Mundial, pero esta vez sentado en el banco de suplentes.