Con la 11 de Leonel, con la 11 del Matador
Por Cristián Cavieres, “Cavigol”
Fue el partido más largo en mucho tiempo, con la triste nota de lo ocurrido en Concepción con esos lamentables episodios que todos presenciamos y que sufrimos, la U no estaba haciendo un mal partido, razón que me hacía creer que nuestra Universidad de Chile con algo de desventaja al compromiso, ¿ Por qué? no lo se.
Pero no haré un análisis del partido, si no más bien las sensaciones que dejó este triunfazo. Derrotar a uno de los clásicos rivales, de manera inapelable y considerando cómo veníamos, solo resta celebrar y emocionarse. Lo ganamos con justicia.
Me saco el sombrero con la categoría de Nery Domínguez, el mejor de la cancha y por cierto, con Nicolás Guerra junto a Israel Poblete, quienes se inscribieron en el marcador, dos jugadores que venían cuestionados, pero que ayer hicieron lo que la gente de la U pide y se merece. Además, uno celebra cuando nuestros jugadores levantan su nivel y tapan bocas.
Pero estas líneas se las quiero dejar a este muchacho de 19 años, que la ha pasado mal y si bien no ha sido el jugador que nos deslumbró el 2022 cuando irrumpe en el primer equipo de la U, no deja de ser emotivo lo presenciado en el silente Estadio Santa Laura.
Porque los dardos han ido con todo contra Darío Osorio y sí, no ha sido ni de cerca lo del año pasado, pero es un niño de baja personalidad y como es habitual en Chile, maduran muy tarde. Está aprendiendo a jugar fútbol, porque para la pelota es bueno y está viviendo ese proceso.
Y anoche lo pedíamos. Cuestionado y todo, vilipendiado, casi como centro de burlas en relación a los supuestos intereses desde Europa por llevárselo, era su partido y si bien, tuvo solo unos pocos minutos, fueron suficientes para cerrar a lo grande una jornada redonda para la U.
Bien Guerra aguantando y desde atrás comienza a correr un rápido Osorio. En el relato para La Magia Azul dije “si se la pasa es gol, si se la pasa es gol“, tenía demasiada fe, pese que antes había tenido una similar, pero con poca resolución. El Nico se la pasó y pese a la velocidad y habilidad, tuvimos por esas milésimas de segundo, la incertidumbre si es que terminaba en gol o no.
Le quedó para su izquierda y si bien roza en Dani González y descoloca a Matías Dituro, ese balón tenía solo un destino: el arco, y así fue. “Gol de la U, mierda”, atiné a decir en el instante, pero más allá del desahogo que nos provocó y la felicidad por vencer a la UC, me emocioné por el gol de este chico, porque él lo necesitaba.
Su rostro feliz, fue el semblante de todos los de corazón azul, como también cómo debió celebrarse en su Hijuelas del alma, su familia, sus cercanos, todos y nosotros, con todo el fervor. Así como mi padre celebraba los del Leonel Sánchez, yo los de Marcelo Salas y mis hijos, los de Darío Osorio, “La Joya de Hijuelas”, como te digo con tanto cariño.
Y hay un denominador común, la camiseta. Porque es el primer gol que Osorio anota con la histórica número 11, ese código que más que algo como tal, es vida propia, vida azul y llevarla es una responsabilidad, pero también una bendición.
Depende de ti, Darío, de nadie más. Confiamos en ti, confío en ti. Anoche se comenzó a escribir una hoja histórica porque fue tu primer gol con el “11” en tu espalda, sí, la misma, con la 11 de Leonel, con la 11 del Matador y desde ahora… con la 11 de Darío Osorio”.