El paso de Diego Latorre fue tan efectivo como fugaz por Cruz Azul. Después de tener buenos rendimientos en Europa, pero más exitosos en Boca, llegó por primera vez a la Liga MX y no decepcionó.

Lejos de no adaptarse, logró llegar al subcampeonato venciendo en la semifinal al América con un gol suyo incluido. Pero cuando su estadía parecía perfecta, un gol de oro en la final de Pachuca acabó con la ilusión de Gambetita y la hinchada.

A pesar de la derrota, Latorre quería continuar, pero un episodio con Billy Álvarez después de la final produjo su salida: "Él entró al vestuario enojado, mal, y luego realizó algunas declaraciones y yo le contesté. Salí en defensa del equipo y en defensa mía, porque me había responsabilizado por una jugada, en la que no había visto a Palencia. Cosas que gente del fútbol entendería. A veces en México se tiene un criterio muy empresarial, el jugador es un empleado y lamentablemente tiene que acatar todas las decisiones. Hay que saber cómo se trata a un jugador, hay que saber cómo piensa, cómo siente. No porque uno pague, el otro siempre acepta", contó en diálogo con As.

El hecho lo tomó de sorpresa a tal punto que creía que lo ocurrido se iba a terminar solucionando: "Pensé que después la rescisión se iba a revertir, porque más allá del orgullo que tienen los millonarios y creer que con dinero se soluciona todo, la gente me quería, y había pedido por mi regreso, sin embargo, no hizo caso al pedido", reveló.

Latorre iba a terminar volviendo a México para vestir las playeras de Atlético Celaya, Dorados de Culiacán y Alacranes Durango.