Manchester City y Chelsea -campeón-, protagonizaron un partido más que atractivo en el Estádio do Dragão. Más allá de los condimentos que reúne toda final de Champions League, se enfrentaban dos equipos ingleses y, a su vez, dos grandes estilos marcados por sus respectivos entrenadores: Pep Guardiola vs. Thomas Tuchel. Finalmente, el entrenador alemán ganó la batalla y los Blues se consagraron campeones de la competencia europea más prestigiosa.
Desde el comienzo, el partido mostró las intenciones de cada conjunto. El City, dominando con la tenencia de la pelota y usando el ancho del campo y el Chelsea, aferrado en el fondo, atento a cualquier posible contragolpe para dañar con sus delanteros. La victoria del equipo de Tuchel estuvo justificada: logró su objetivo, impidió el juego del rival y fue mucho más peligroso en campo contrario. Los números lo demuestran: el Manchester City pateó solo una vez al arco…
Quizás, parezca un dato más de cualquier partido. Pero no lo es. Es la primera vez en la temporada que el equipo de Pep Guardiola remata tan poco al arco rival. Hoy el Chelsea no solo lo neutralizó, sino que lo superó ampliamente en el campo de juego. Si el conjunto de Tuchel era más efectivo, la diferencia podría haber sido mayor. El equipo que mejor encuentra los espacios, hoy no los visualizó. Y eso es culpa y responsabilidad del rival. Partidazo de los Blues.
No pudo ser: Pep no le encontró la vuelta a la final y Chelsea ganó merecidamente. Foto: Getty.
Remates (al arco) de los finalistas de la Champions League:
– Chelsea: 8(2)
– Manchester City: 7(1)