No, les pedimos perdón por no saber cómo resumir todo lo que pasó esta noche en Vila do Conde de Portugal. Decir solamente que Milan clasificó a la fase de grupos de la Europa League es quedarse cortos. Decir que Río Ave estuvo a nada de una hazaña histórica para su club es quedarse cortos. Decir que nos cuesta encontrarle un parecido a lo que vimos hoy es también quedarse cortos.

Empecemos por el principio. En Portugal, Río Ave recibió al Milan por el repechaje de la Europa League. El ganador clasificaba a la fase de grupos del certamen continental. El Rossoneri viajó sin Zlatan Ibrahimovic y un plantel bastante joven siendo su segundo partido a la fase previa: había eliminado 0-2 al Shamrock Rovers de la República de Irlanda.

Lejos de su mejor versión, con muchos remates (24) y pocos disparos al arco (3), los de Stefano Poli abrieron el marcador a los 51 minutos gracias a Alexis Saelemaekers, pero a falta de quince minutos para el final lo empató el dueño de casa por medio de Francisco Geraldes. Tiempo extra.

En el comienzo del alargue, Jacinto Muondo Dala apareció y puso el 2-1 para Rio Ave. Sí, se estaba quedando afuera el Milan. Era un papelón. A los 120 minutos de partido, ya casi en tiempo de descuento, un balón altísimo cayó en la mano de un defensor local: penal para la visita. Hakan Calhanoglu le rompió el arco al Río Ave, disparó cruzado y forjó los penales.

Bueno, si eso ya era insólito atención a lo que pasó en los penales. En total, fueron 24 remates por lo que, por ejemplo, Ismaël Bennacer y Simon Kjaer debieron patear dos veces para la visita. Les debió tocar a los arqueros, Gianluigi Donnarumma y Pawel Kieszek, ¡ambos fallaron! Río Ave tuvo tres remates para ganar el partido: los erró todos.

Finalmente, Milan ganó 9-8 gracias al errado de Aderlan Santos y pasó a la fase de grupos de la Europa League. Sí, imposible de resumir esto en un título.