El Gran Premio de Australia, la tercera fecha de la temporada 2023 de la Fórmula 1, regaló una carrera cargada de vértigo y emoción, dentro de las cuales se incluyó la gran remontada de Sergio Pérez, quien partió desde la última colocación y culminó en el quinto puesto, logrando puntos importantes para su escudería después de una conducción que lo llevó a ser considerado el piloto del día.
Debido a los problemas que padeció el sábado en la clasificación (problema en el sistema de frenos) y la decisión de Red Bull de cambiar la configuración de su monoplaza, Checo debió iniciar la carrera desde los pits. Al finalizar la carrera, el mexicano valoró que “el objetivo era un control de daños y es lo que hemos conseguido”.
A pesar de la satisfacción por la escalada y el quinto lugar, Pérez confesó que no solo las cuatro zonas de DRS complicaron la posibilidad de rebasar y progresar en pista, sino también la aparición de la primera bandera roja de la jornada producto del accidente de Alex Albon, lo cual le permitió a la parrilla realizar una parada libre en los pits y arruinó la estrategia inicial.
“Fue un gran, gran lío con el tren de DRS al principio, tenía que tomar mucho más riesgo si quería hacer algo más de progreso y probablemente no habría terminado la carrera o probablemente podría haber terminado un poco más arriba“, declaró el tapatío.
“Pero sí, era una apuesta y el coche de seguridad nos perjudicó, porque todo el mundo fue a los pits, así que no hubo mucha estrategia que pudiéramos hacer y eso nos desincronizó un poco y sí, significó una carrera un poco más difícil a partir de ese momento”, añadió.