Una pesadilla. Así definió el alemán Boris Becker su estadía en la cárcel británica de Wandsworth. Todavía el ruido de las rejas cerrándose detrás de su espalda le hiela la sangre. Siente miedo, aún está atemorizado.
Ganador de seis títulos de Grand Slam (tres Wimbledon, dos Abiertos de Australia y un US Open), Becker se encontraba desde fines de abril último cumpliendo su condena por delitos financieros cometidos en 2017. El 15 de diciembre pasado fue dejado en libertad para ser deportado a su país y, a menos de una semana, concedió una entrevista a la TV alemana Sat1 en la que reveló la pesadilla que significó estar tras las rejas.
“Esta condena fue una lección muy dura. Una lección que me dolió mucho. En retrospectiva, también tuvo repercusiones positivas. Pensé mucho, reconocí mis traspiés”, contó Becker. Y agregó: “Detrás de las rejas, no eres nadie. Rápidamente me di cuenta de esto. Eres solo un número. El mío era A2923EV. Nadie me llamó Boris. Además, en realidad no les importaba quién era yo”.
Su mayor preocupación, durante su estadía en presión, fue cuando un prisionero lo amenazó de muerte. “Establecí relaciones de confianza con tres presos que me salvaron la vida. En octubre, otro preso me quiso matar. Me explicó exactamente lo que planeaba hacer, pero tuve el apoyo de estos otros reclusos y al día siguiente vino a disculparse esta persona peligrosa que ha estado tras las rejas durante 12 años”, contó.
El ex número 1 del mundo, en 2017, se declaró en quiebra. Sin embargo, el Tribunal de la Corona de Southwark, al sur de Londres, estableció que el alemán de 55 años ocultó activos y préstamos por un valor cercano a los tres millones de euros para evitar pagar deudas que rondaban los 60 millones de euros. En el juicio quedó demostrado que Becker escondió varios de los trofeos que consiguió a lo largo de su carrera, algunas propiedades como inmuebles y alrededor de dos millones de euros. Por todo ello, fue condenado a dos años y medio de prisión.
Becker junto con Nole Djokovic, cuando lo entrenaba en 2016 (Getty)
Si bien purgó unos meses dentro de prisión, pasó suficiente tiempo como para sentirse aterrado y a pensar que enloquecía. “Tenía dos grandes preocupaciones, la celda compartida, estaba completamente aterrado” , señaló. Y completó: “Además estaba la ducha. Los filmes no me ayudaron, cuando veía que caía el jabón al piso. La prisión estaba colmada, muy sucia, extremadamente peligrosa, con asesinos, violadores, narcotraficantes, todo ese tipo de cosas, y debes cuidarse porque los guardias no lo harán” .
Orar se convirtió en la forma de buscar redención. Un camino que tomó mientras purgaba su condena que, admitió, ser “culpable” y que “podría haber sido mucho peor”. En su visión, apuntó, “la prisión fue buena para mí” y allí “sentí hambre por primera vez en mi vida”.
Además sostuvo que él y su socia Lilian De Carvalho Monteiro probablemente no se quedarán en Alemania, donde es difícil mantener la privacidad. En cambio, sugirió que Miami o Dubai podrían convertirse en su próximo hogar.
Prisión deWandsworth, donde estuvo detenido Becker (Getty)
La peor cárcel de Reino Unido:
Así fue catalogada la cárcel de Wandsworth, considerada un nido de ratas, drogas y violencia. Ubicado a apenas cuatro kilómetros del All England, aquella cancha de césped en la que alcanzó la gloria en tres ocasiones. La priemra cuando tenía solo 17 años, en 1985.
De acuerdo al Daily Mail, los problemas de salud mental y drogadicción son muy comunes entre los más de 1.500 reclusos que la habitan. Gran parte de los presos suelen pasar casi toda la jornada adentro de sus celdas, dado que son unos pocos quienes tienen trabajo en la cocina o limpiando el lugar. Por su parte, el resto no tiene mucho para hacer durante el día. Por caso, el programa educativo de la cárcel no funciona desde marzo de 2020 y las sesiones de gimnasia se cancelan regularmente.
En este edificio de casi 170 años de antigüedad, e realizaron 135 ejecuciones entre 1878 y 1961. Y, en 1895, el escritor, poeta y dramaturgo irlandés Oscar Wilde estuvo encarcelado por homosexualidad.