Este fin de semana se dieron a conocer los últimos dos capítulos del documental The Last Dance, que nos tuvo durante cinco semanas siguiendo en detalle las aventuras de Michael Jordan y los Chicago Bulls en su camino a su sexto anillo de campeón de la NBA, y que terminó transformándose en un éxito universal.
Ya sea por sus personajes, por las historias conocidas o por las palabras de Su Majestad, cada uno de los 10 episodios dejó ciertos aspectos que dejaron una huella en los aficionados ocasionales, fanáticos del básquetbol y seguidores empedernidos de MJ, quienes en redes sociales expresaron su sentir.
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No fue "ganar a toda costa", sino que tranformar la victoria como lo más importante, lo que se reflejó en la forma que Jordan empujó a sus compañeros para superar los obstáculos, y cuando había una dificultad, buscaba la clave para derrotarla.
La periodista de ESPN, Rachel Nichols, fue enfática en señalar que The Last Dance es "la versión de Michael Jordan de los hechos", destacando aspectos atractivos de la carrera de MJ, aunque los confronta en sus términos y condiciones.
La increíble capacidad de Michael Jordan para usar desaires y guardar rencor para motivarse y aplastar a sus rivales; algunas de sus víctimas fueron Clyde Drexler en Portland Trail Blazers y Charles Barkley en Phoenix Suns.
Durante los ocho primeros capítulos de la serie se pudo ver la influencia que tuvo en la carrera de Su Majestad el señor James Jordan, siendo el portavoz de su hijo, compartiendo su pasión por el béisbol y la emoción tras el quinto título de NBA, el primero tras su muerte en 1993.
La amplísima capacidad de Jordan para capitalizar su talento con las marcas, cambiando el juego y la sponsorización en el básquetbol, al firmar acuerdos con Nike, Gatorade, McDonald's, Hanes, Wheaties y otros, generando un multimillonario imperio.
