Iniesta jugó un partido extraordinario, colocó pases en profundidad constantemente y coronó su actuación con un gol de antología.

Y un día nos damos cuenta que el Cerebro Iniesta tiene canas y ya le cuesta sostener el ritmo que le hemos visto algunos años atrás. Pero, ese mismo día, nos percatamos que los jugadores de este tipo pueden jugar para siempre, son eternos.

Como Zidane, como Ronaldinho o como el propio Xavi. Jugadores que destilan un talento desproporcionado e inagotable. Y eso se vio de Iniesta en el Bernabéu y a uno le da ganas de que juegue para siempre.

En los primeros minutos advirtió con un cambio de frente profundo, a las espaldas de Marcelo, para la llegada de Sergi Roberto. El Madrid estaba avisado, pero no pudo hacer nada para frenarlo. Dominó el balón cerca del arco rival y, con una daga, habilitó a Neymar para poner el 2-0.

Y no solo en campo rival, también dio una mano para las transferencias largas y con tenencia, siendo siempre opción para salir jugando por abajo. Y con lujo y todo.

Por si faltaba algo, un golazo. Otra vez marcó el camino con un pase profundo, pero ya sabía todo de antemano. Ya sabía que Neymar la dejaría corta, muerta.

No marcaba desde hace un año y medio por Liga.

Ya no tiene la velocidad de cuando joven, que tampoco era impresionante, pero la rapidez mental le sobra para arrancar primero y ganar en el pique corto e impactar de lleno el balón. Golazo.