Los títulos de Liga, Champions, Copa del Rey y Supercopa de Europa, sumados al buen arranque en la presente temporada, parecen haber hecho olvidar que Luis Enrique estuvo contra las cuerdas hace apenas un año.

Qué lejos parecen haber quedado aquellos supuestos conflictos con la plantilla, que tuvieron como imagen emblemática a Messi y a Neymar sentados en el banco de los suplentes, riendo a las espaldas del entrenador.

Luis Enrique le encontró la forma a su Barcelona, además de un tridente mágico que coronó Luis Suárez, y se recibió de ganador. Sin embargo, no se olvida que hace menos de un año estuvo contra las cuerdas: “A estas alturas el año pasado me querían matar”, dijo en un tono distendido en la conferencia de prensa previa al juego de mañana por La Liga ante Celta de Vigo.

Por aquel difícil comienzo de ciclo que afrontó la pasada temporada, el entrenador cree que no hay que desesperar por las lesiones y el desgaste, ya que hasta ahora el equipo no ha tenido que sufrir: “No creo que sea ninguna catástrofe la situación que vivimos. ¿Podría ser mejor? Sí, pero estamos acostumbrado a infinidad de polémicas”, concluyó.

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