A sus 30 años, Téofilo Gutiérrez es figura tanto de River como de la Selección Colombia, sin embargo el delantero no se olvida de los momentos díficiles que vivió durante su infancia en La Chinita, un barrio humilde de Barranquilla acechado por las pandillas y la violencia.

Hoy la vida le sonríe a Teo, delantero colombiano de River Plate que disputó la última Copa del Mundo con su selección y que ha tenido una recorrido envidiable durante su carrera, jugando en Colombia, Turquía, México y Argentina.

El 2014 fue excepcional para él, se consagró campeón del Torneo Final en Argentina, de la Copa Campeonato y de la Copa Sudamericana, éxitos que lo llevaron a ser elegido como el mejor jugador del continente.

Pero las cosas no siempre fueron sencillas para delantero de 30 años, a quien le costó mucho trabajo llegar a donde está ahora. Criado en La Chinita, un barrio humilde de Barranquilla en el que las pandillas y la violencia están a la orden del día, Teo no reniega de sus raíces.

Es muy importante valorar de dónde uno viene.

“Cada vez que vuelvo a Colombia, voy a La Chinita, porque allí, sigue viviendo mi abuelita, que nunca ha querido salir de ahí, además de muchos de mis grandes amigos”, comentó el año pasado en una entrevista con La Garganta Poderosa.

El delantero reconoce que su infancia en el barrio fue difícil, pero logró salir adelante gracias al fútbol, algo que su padre (también de nombre Teófilo) le inculcó desde muy pequeño.

“Fue muy sufrida, en un barrio muy humilde, acechado por la violencia, pero siempre con el deseo desde niño de querer salir adelante. Mis padres me inculcaron esto del futbol y a mí me encantaba mucho. Gracias a Dios estoy donde estoy por mi familia por el esfuerzo que he hecho”, recuerda.

En Colombia, las canchitas de tierra de los barrios son conocidas como “bolas de trapo”. Allí es donde se forjó el ADN futbolístico de este campeón que tiene como ídolo a Juan Román Riquelme.

“De ahí han salido los mejores jugadores, sin dudas, porque ahí uno incorpora la picardía. Todo lo que sé lo sé gracias a la bola de trapo, donde aprendí a no querer perder nunca, a crecer y mantener abiertos los ojos”, relata Gutiérrez.

“Es muy importante valorar de dónde uno viene”, sentencia Teófilo, quien se ilusiona con conquistar la Copa América en Chile, algo que Colombia solo consiguió en el año 2001. Luego de tanto luchar, y de esquivar balas en su infancia, su sueño, al igual que el de su país, es volver a poder Sentirse Campeón.

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