Muchos futbolistashan emigrado a los Estados Unidos en busca del bullado “sueño americano”, y pese a que varioslo han logrado, hay otros cuyas ilusiones se han visto drásticamente truncadas debido a las políticas del Presidente Donald Trump. Uno de esos casos es el del méxicoamericano Sergio Rivas, cuyo futuro pende de un hilo.

El 11 de enero de 2019 los San José Earthquakes -con la sentencia “sueño cumplido”-presentaban al joven de 21 como la nueva incorporación de sus filas. Rivas usaría la playera 19 en lo que se vislumbraba como el inicio de una exitosa carrera luego de ser escogido en el draft del año anterior.

El 20 de marzo del mismo año, el mediocampoista ofensivofirmó con el equipo afiliado del Campeonato USL de San José, Reno 1868, donde pese a mostrar inmenso talento, fue el comienzo de su pesadilla, según relató la columnista gringa Mirin Fader.

Pese a que Rivas nació en México, a los 7 años emigró a EEUU, pero no es ciudadano americano, sino parte de uno de los 800.000 inmigrantes indocumentados que llegaron al paìs siendo niños, algo conocido como “soñadores”, situación protegida por el programa DACA (Deferred Action for Childhood Arrivals) de Obama, que consiste en permiso para trabajar y protección ante la deportación.

En 2017 Trump anunció lo que muchos ya esperaban: la eliminación de la política de protección, algo que a pesar de estar en curso, aún se espera que la Corte Suprema del país se pronuncie sobre su legalidad este verano, dejando en ascuas a los miles de aztecas que – como Sergio Rivas-viven y trabajan en el país norteamericano.

¿Puede la MLS hacer algo al respecto? Sí: legalmente la Liga podría solicitar excepciones para considerar a los “Dreamers” como ciudadanos americanos, pero no lo han hecho. Y cada vez que han sido consultados por el tema, han respondido con evasivas o guardado silencio, según consignó Fader en Bleacher Report.

La Major League Soccer permite a los equipostener un máximo de ocho jugadores internacionales en sus planillas, y el resto debe ir a jugadores nacionales, que la liga define como residente permanente (tarjeta verde), el titular de un cierto estatus especial (por ejemplo, se le ha otorgado el estatus de refugiado o asilo) o un jugador que califica bajo la Regla Internacional de cosecha propia. Lamentablemenmte ninguna de estas excepciones ha sido otorgada a Rivas.

Pese a que todo está en contra del jugador méxicoamericano, su entrenador, Ian Russell, aseguró que confía en que algún milagro pueda suceder.

“Incluso si las cosas no están bajo su control, Rivas no se siente atascado ni en ellimbo. Tampoco como víctima. Éles optimista. Determinado. No cuenta con política ni un plan de respaldo. Él sabe que no puede simplemente ser bueno. No puede ser simplemente genial. Tiene que ser excepcional. Cada jugada, cada juego”, aseguró el estratega de Reno 1868.

El futuro y los sueños de Sergio Rivas penden de un hilo, pero el jugador no pierde la esperanza y confía en que todo se resolverá. Mientras tanto, él y miles de compatriotas esperan la resolución de la Corte Suprema.