“Ahora soy libre”. Con esas tres palabras la exatleta Kelly Holmes, doble campeona olímpica en Atenas 2004, abrió su corazón y manifestó su verdad. Atrás quedaron años de sufrimiento y dolor ocultos. A sus 52 años, la británica dijo que vivió una doble vida: una púbica y otra privada para esconder su realidad.

“Hubo muchos momentos oscuros en los que deseaba poder gritar que era gay, pero no pude. Mientras estaba en el Cuerpo Real de Mujeres del Ejército, una compañera soldado me besó. Entonces me di cuenta de que debía ser gay, porque me sentía bien, cómoda”, contó en una nota a The Sunday Mirror para romper el silencio y abrirse al mundo tal como es y se siente.

A contrapelo de sus éxitos deportivos, Holmes explicó que dado el estigma que había en aquellos años sobre la homosexualidad y el Ejército prefirió no decir públicamente nada sobre su elección sexual. Claro, la atleta se convirtió en la tercera mujer en la historia y la primera británica desde Albert Hill, en ganar el doblete olímpico de 800 y 1500 metros en los Juegos de Atenas 2004. Además, en su estela triunfal cosechó siete medallas de oro, ocho de plata y cuatro de bronce olímpicas a lo largo de su carrera deportiva.

Sin embargo, una mala experiencia con el COVID desató ese nudo que ella no podía soltar y decidió hablar: “Quería mostrar mi verdadero yo. A veces lloro de alivio. Ahora que esto sale a la luz, esencialmente me estoy deshaciendo de ese miedo”. Y agregó: “Estuve convencida durante toda mi vida de que si admitía que era gay en el ejército estaría en problemas”.

Kelly Holmes, entre la risa y la felicidad tras revelar su verdad (Getty)

Asimismo, narró un incidente en el que la Policía Militar registró su hogar, en lo que ella creía que fue un intento de descubrir su sexualidad. “Sacaron todo del armario, sacaron las camas y los cajones, leyeron cartas, todo, tratando de atraparnos, para que pudiéramos ser arrestadas, juzgadas por un consejo de guerra y potencialmente ir a la cárcel”, precisó.

En ese tiempo se vinculó con un líder militar LGBTQ+ para consultarle si aún podía enfrentarse a sanciones por su homosexualidad y relación con el ejército. El abogado le aseguró que no y ahí se decidió a salir al mundo tal como se autopercibe. Hasta el año 2000, las personas homosexuales, transgénero y bisexuales en el ejército se enfrentaban a prisión si se descubría su sexualidad o identidad de género. La ley se modificó con el nuevo milenio luego de que cuatro hombres y mujeres en servicio, que fueron despedidos por ser homosexuales, ganaran un caso en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

“Cuando me lesionaba o enfermaba, lloraba todo el tiempo porque todo lo que tenía que hacer era volver a correr, porque si no volvía a correr, mi cerebro se volvía loco. De hecho, me corté con unas tijeras antes de la final del Mundial de 2003. Estaba en el baño y literalmente quería gritar tan fuerte que abrí la canilla para apagar mis lágrimas. No quería estar más aquí”, sostuvo. Y sumó: “Me corté en los brazos y las piernas porque sentí que no tenía control sobre mí misma. Necesitaba hacer esto ahora, por mí. Fue mi decisión. Estoy nerviosa por decirlo. Siento que voy a explotar de emoción. Finalmente soy libre”.

Tras la nota, Holmes publicó en sus redes un post en el que declaró: “Por fin puedo respirar. Sí, he estado petrificada de poner esto, no tienen ni idea el miedo que sentía. Por favor, compartan, cuéntaselo a todo el mundo porque seguro que te abre los ojos. Este viaje ha sido la parte más dura de la vida. Vivir con cualquier tipo de miedo es debilitante. Viví con miedo durante 34 años y estoy agotada y no quiero hacerlo más. Espero que los que lean mi historia me ayuden a superar esta próxima fase de miedo, pero también que estén ahí para los demás”.