Durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, realizados en 2021, la atleta de Bielorrusia Kristina Tsimanouskaya denunció presiones de su gobierno y que intentaron obligarla a abandonar el país asiático luego de sus críticas al Comité Olímpico de su país.

Tras los hechos, la atleta grabó un video en Telegram, verificado por la BBC, en el que aseveró: “Pido ayuda al Comité Olímpico Internacional. Están tratando de sacarme del país sin mi permiso y le estoy pidiendo al COI que se involucre”. Por todo ello, días después, el viceministro polaco de Asuntos Exteriores, Marcin Przydacz, escribió en su cuenta de Twitter que “Tsimanouskaya está ya en contacto directo con diplomáticos polacos en Tokio. Recibió un visado humanitario. Polonia hará lo que sea necesario para ayudarla a continuar su carrera deportiva”.

El caso de la atleta especialista en 200 metros generó tanto revuelo en la Villa Olímpica que, tiempo después de su denuncia, equipo olímpico de Bielorrusia anunció que la habían retirado de la competencia por su “estado emocional y psicológico”. Tal fue el escándalo que, para suavizarlo, el COI confirmó que Artur Shimak y Yury Maisevich tuvieron que abandonar la Villa Olímpica en Tokio.

Y Tsimanouskaya, la atleta en cuestión, primero recibió una Visa humanitaria de Polonia, a donde arribó el 4 de agosto de 2021 procedente de Tokio tras negarse a regresar a Minsk.

Ahora, hace unos días, hizo pública su nueva nacionalidad a través de sus redes sociales. “Es muy difícil guardar silencio sobre esto durante más de un mes, pero ahora ya no tiene sentido”, dijo la atleta que recibió su nuevo pasaporte por decreto del presidente de Polonia del 28 de junio de 2022.

Esa alegría no es total para la corredora, dado que no podrá representar a su país en los próximos Juegos Olímpicos de París 2024 debido a que, según reglamento de World Athletics, deben pasar tres años al menos para que un atleta pueda competir internacionalmente para su nuevo país.