La pelota no rodó aún. Hubo anuncio, presentación oficial, programación y hasta la TV estaba lista. Pero la Liga F no comenzó el fin de semana pasado y tampoco hay seguridad de que pueda comenzar en éste. Las árbitras siguen en huelga y hasta no llegar a un acuerdo, ni el torneo ni la Copa de la Reina podrán comenzar.
El Consejo Superior del Deporte es quien ahora está instando a las partes a reunirse nuevamente para que de una vez de inicio el torneo. Se trata de la Liga Profesional de Fútbol Femenino y la Real Federación Española de Fútbol, quienes están representando los intereses de las árbitras.
¿Qué piden las colegiadas? Un contrato que proteja sus derechos pero exigen un sueldo que la LPFF no está dispuesto a pagar: entre 40.000 y 50.000 euros para la jueza principal y 30.000 para las asistentes, un sexto de lo que cobran en la liga masculina. Claro que los mínimos salariales de las jugadoras también son mucho más bajos que los de la primera masculina.
Por ahora, lo que ofrece la Liga F, que quiere dar inicio a su primer torneo como fútbol profesionalizado, algo que se aprobó hace algunos meses y que iguala las condiciones laborales básicas en los planteles de la primera división española,es un sueldo anual de 25.000 con aumentos progresivos, pero las árbitras -que hasta ahora tampoco eran profesionales- consideran insuficiente.
“No estamos en una guerra. Nosotras no estamos en contra de nadie, nosotras estamos defendiendo nuestros derechos”, dijo en conferencia Marta Huerta, árbitra internacional. “Estamos reivindicando nuestros derechos: si te lesionas, no cobras. Si te enfermas, no cobras. Si no pitas, no cobras. Estamos reivindicando todo lo que trae un contrato”, explicó Marta Frías Acedo, jueza de la Primera División.
Desde que se aprobó la profesionalización en el fútbol y se creó la LPFF, con su estatuto,las jugadoras de los clubes que conformarán la Liga F se aseguraron un sueldo anual mínimo de 16.000 eruros brutos (en segunda división masculina el sueldo es de 77.500 de mínima). Para la LPFF, lo que piden las árbitras, superando losmontos mínimos de las jugadoras, es imposible de financiar.