Eran las 15:32 en Cataluña, cinco horas menos en Argentina, cuando cayó la bomba que hizo estallar en mil pedazos uno de los mayores mutualismos de la historia del fútbol mundial. ”Leo Messi no seguirá ligado al FC Barcelona”, lanzó casi indiferentemente el elenco blaugrana en sus redes sociales el cinco de agosto del 2021.
”A pesar de haber llegado a un acuerdo y con la intención de firmar un nuevo contrato, no se podrá formalizar debido a obstáculos económicos y estructurales (normativa de LaLiga española)”, describió resumidamente la institución presidida ya por ese entonces por Joan Laporta, que había quedado gravemente afectada económicamente por la pandemia.
”Ante esta situación, Lionel Messi no continuará ligado al FC Barcelona. Las dos partes lamentan profundamente que finalmente no se puedan cumplir los deseos tanto del jugador como del Club”, anunció además el Culé que se rindió frente a los intentos por hacer números en aquel entonces con las ventas de Carles Aleñá, Jean-Clair Todibó, Junior Firpo, Francisco Trincao, Juan Miranda y/o Konrad de la Fuente.
Tampoco se logró el espacio que exigía el hándicap impuesto por LaLiga de Messi con la intención de reducir los sueldos más altos del plantel, pues la comisión directiva se topó con la negativa de los apuntados. Esa fue la principal traba. De hecho, trascendió que generó bastante malestar, principalmente, en Gerard Piqué, que entendía que no tenía porqué ceder parte de su contraprestación (otros de los salarios más onerosos eran los de Sergio Roberto, Sergio Busquets y Jordi Alba).
Así entonces el camino se fue marcando hacia la puerta de salida del Camp Nou. Leo se retiró, tras 17 temporadas en el equipo de primera en las que consiguió 35 títulos (25 locales y 10 internacionales), con rumbo hacia el París Saint-Germain, con la ilusión, en ese momento, de retornar cuando acabará su contrato, algo que finalmente no pasó y que, hasta altura, se cree que solo sucederá el reencuentro con el FC Barcelona bajo el marco de un partido homenaje.