Viernes y sábado se jugarán los cuatro partidos más importantes del último tiempo, dando inicio a las instancias decisivas del Mundial 2014, que le hace honor a la tierra donde se celebra, le rinde homenaje al Deporte Rey. Se está viviendo un jolgorio impensado. Se hizo esperar, cuatro años, claro, pero mucho más. Porque la vida solía ser lo que pasaba entre Mundial y Mundial, pero la era de las comunicaciones ha cambiado el paradigma. No se empezó a vivir hasta que comenzó, la previa no fue tan ansiosa como en otros tiempos, se notó en las tímidas publicidades, en la diversidad de temas en la carta diaria. Porque los medios no pueden, no podemos, evitarlo. La oferta de acontecimientos es demasiado rica como para darle tanta atención a algo que llegará en un mes. Es mucho tiempo. Hasta que llegó, llegó el Mundial y ya no importa más nada. Nada de nada.
Quedaron los mejores, los 8 ganadores de los 8 grupos.
Quedan cuatro de América y cuatro de Europa, demostrando que el Mundial es de ellos, nuestro. Porque el fútbol crece en Asia, Oceanía y África, pero todavía les falta. En los 90 amenazaron los africanos, pero siguen quedándose en partidos aislados. En 2000 los asiáticos se asomaron, pero falta, y mucho. El Superviernes
El viernes siempre es un gran día. Termina la semana, muchos viven la previa a su franco laboral, y los que no también lo disfrutan, más distendidos. Pero este será el mejor de los últimos 4 años, o de la historia quizá. Francia y Alemania abrirán a las 13 hs de Brasil los cuartos de final. En el Maracaná. Parece salido de un manual de historia. La Guerra franco-prusiana, vital en la formación del territorio alemán, cuyas cenizas luego prendieron en la Primera Guerra Mundial, ni hablar de la Segunda. Una historia de dos culturas fuertes, de dos maneras de jugar al fútbol, que hoy han mutado y evolucionado. Alemania mantiene su potencia física, su plasticidad atlética que permite que sus jugadores se muevan y roten los 90′. Pero le ha agregado fantasía, toque corto y gambeta, proveniente del multiculturalismo. Se puede ver menos Piotr, Karl, Heinz o Berti, y más Mesut, Sami y Mustafa. Por su lado, Francia sigue teniendo su efervescencia de champagne. Llegó diezmada, en realidad, llegó de casualidad, luego de revertir un 2-0 en Ucrania por el repechaje, con dos goles en claro offside. Pero se armó, creyéndosela, desde talentos periféricos, desde Benzema que asumió la responsabilidad, desde jóvenes cracks como Varane o Pogba. Por la tarde se jugará un Mundial paralelo. El de Brasil con su gente. A las 17 hs en el Castelão. Bien al norte, algo que le puede hacer bien al Scratch, ya que los nordestinos son más agradecidos, son de los que apoyan siempre. Los nervios de los jugadores de Felipão deberán calmarse con esto, o Colombia puede arruinarlo todo. Porque Colombia es el equipo más seguro hasta ahora. Porque el plan (¡qué plan, el fútbol!) salió a la perfección. Porque el talento cultural que tiene Colombia, por fin se encausó, con un profesor sabio, centrado, que además hace disfrutar con sus equipos. Aunque la mayor virtud de este Brasil de Felipão, lo demostró ante España en 2013, siempre ha sido sin la pelota, ocupando espacios desde la defensiva, presionando, asfixiando. Un plan de tenencia e iniciativa vs el repliegue, la presión y el contraataque. Un duelo dialéctico típico de estos tiempos. Fiebre de sábado