La novela para que Xavi Hernández llegase a Barcelona fue solo el último ejemplo de lo que le viene pasando a Europa con Oriente Medio. La vigencia, influencia y poder de los jeques es cada vez más grande en un fútbol de élite donde sacando algunos casos puntuales, ninguna decisión de peso mayor puede ser tomada sin la presencia de un magnate de tierras arábicas. El viejo continente pierde poder y el futuro puede ser aún más negro.

Las negociaciones para llevar al de Terrassa al banquillo Culé dejaron en claro que los grandes clubes se encuentran a merced de Oriente Medio. Barcelona viajó a Doha para buscar a Xavi mientras desde Al-Sadd presionaba con comunicados, exigían la presencia de Laporta y se regodeaban de tener a los dirigentes de rodillas. No es un caso nuevo, sino un ejemplo más de como los jeques y multimillonarios empiezan a tomarse el fútbol de manera definitiva.

Otra novela que sustenta dicha teoría pasa por supuesto por lo ocurrido entre Mbappé, PSG y Real Madrid. Ni siquiera la figura o el poder de un club como el blanco o la imagen de Florentino Pérez pudieron flanquear el ego y las arcas del Emil de Qatar. Kylian seguirá en Paris por poco tiempo, pero la situación muestra como el trono empieza a cambiar de dueño en el viejo continente.

La pandemia, una tormenta perfecta

A todo esto se le suma por supuesto un contexto mundial donde las millonarias pérdidas hacen que clubes, empresarios y ligas abren sus puertas al dinero extranjero sin preocuparse mucho de donde venga este. Ni siquiera la conexión del fondo PIF y el príncipe Mohammed Bin Salman con el asesinato de Jamal Khashoggi detuvo a la Premier League de esa polémica venta de un histórico de 128 años como Newcastle United.

Por último pero no menos importante, los ya viejos ricos cabalgan sin problemas en medio de una pandemia donde Manchester City o PSG continúan invirtiendo alarmantes cantidades de dinero sin mayor control de las instituciones. El cambio de mando en el viejo continente es evidente y Europa se encuentra más que nunca a merced de los petrodólares que vienen desde Oriente Medio.