La Copa Libertadores 2000 fue un título más que especial para Boca. No solo porque fue volver a ser campeón de América después de mucho tiempo sino porque también implicó el inicio de una larga dinastía del Xeneize en el continente, que se extendió por casi diez años.

Al parecer, ese campeonato esconde muchas anécdotas y una de ellas salió a la luz esta semana. Jorginho Paulista, lateral brasileño que pasó por el conjunto azul y oro en el año 2001, reveló que Juan Román Riquelme le contó la insólita cábala que tenía su grupo antes de cada partido en aquella Copa que terminó con celebración para Boca.

“Era un gran personaje del plantel. Román estaba lesionado, no jugaba siempre y fue reemplazado por Walter Gaitán. En el vestuario era centrado y ubicado, tenía 24 años cuando llegué”, comentó. Y agregó: “Recuerdo que me decía: ‘Negro, quedate tranquilo que vas a jugar’. Teníamos una buena relación, porque algunas veces me acercaba a mi casa. Recuerdo que todos los miércoles hacíamos un asado adentro del predio de entrenamiento. Pero no era para todos, sino para un grupo reducido“.

En una charla con Infobae, Jorginho soltó una historia que nadie conocía: “Estaban los más experimentados y amigos de Román. Antes de la comida, me pedía que me sumara y un día, durante uno de sus asados, reveló: ‘Fuimos campeones de la Libertadores del 2000 comiendo milanesas'”.

¿Cómo se dio esa situación? “Riquelme tenía la costumbre de, en la noche previa a los partidos, pedir por delivery sandwiches de milanesas para él y amigos. Es histórico”, contó el brasileño. “Resulta que cenaba ensalada como todos en la concentración del hotel en San Telmo. Pero a las 22, llegaba la encomienda de sándwiches de milanesas en una moto o un auto, acompañada de gaseosas”, aseguró.

“El Virrey no lo sabía jaja. Y, si lo sabía, no decía nada, porque el que organizaba todo era Román, que después en la cancha rendía”, explicó Jorginho. Las milanesas entraban “por la puerta de servicio”. “Comían Román, el Chelo Delgado, Cristian Traverso, entre otros. Fue la cábala durante toda la Copa Libertadores 2000, cuando jugábamos de local. No es normal para un atleta comer este tipo de alimentos la noche previa a los encuentros”, sentenció.