Hay algo de ese gol que fue fundacional. Ese gol clausuró un resultado, confirmó un título, el primero de una generación que marcó un después. Que trazó una línea que terminó 27 años después con otro Mundial pero en el mismo país. La pelota se eleva por encima del arquero brasileño y se mete picando en el arco. Francisco -única vez que se leerá este nombre- Gabriel Guerrero celebra con sus compañeros el último grito de aquella Copa del Mundo Sub 20 que consagró a Argentina campeona luego de 16 años.
“Muchas veces tengo que contar ese gol. Los pocos que hice los tengo que contar. Lo que cuento siempre es en el momento que la pelota pasa al arquero, de seguirla con la mirada mientras me voy dando la vuelta. Esperando a ver si entra o no entra. Y todo en esa milésima de segundo donde ya estás pensando si entra, si vas a gritar, para dónde vas a ir. Todas esas cosas que es difícil pensar que uno puede estar pensando eso, pero son situaciones que cuando jugás al fútbol te pasan así, son flashes que te vienen en milésima. Es difícil de explicar, estoy viendo en el momento so va entrar la pelota, y también estás viendo, yo estoy viendo al pibe, el brasileño, el defensor que está corriendo para sacar la pelota. Osea, todo eso lo ves, aunque parezca que no lo ves”, le confió, en exclusiva, a BOLAVIP.
Ese gol, el del 2 a 0 ante Brasil en la final jugada en Khalifa fue la materialización de un proceso que había comenzado un tiempito antes, con la elección de José Néstor Pekerman para hacerse cargo de las Selecciones Juveniles. Panchito atiende el teléfono en su casa de Alicante, España, a 30 años de aquella conquista. Con Argentina finalista en un Mundial Sub 20, el exdelantero intenta recordar aquellos tiempos, que cada tanto recrean en el grupo de Whatsapp Qatar ’95.
“La noche anterior fue particular, fue particular porque José dio el equipo titular el día antes. Entonces yo la noche anterior ya sabía que no jugaba de titula. Fue un cambio táctico. Y con 19 años de táctica o de cambios tácticos, poco entendía yo. Como para decir que no iba a jugar la final. Entonces fue una noche bastante larga, lo acepté y respeté la decisión del entrenador, también porque entraba otro compañero. Lo acepté, pero la noche mía fue larga que me costó dormir. Prácticamente no dormí”.
“El gol no lo tomé como revancha. Porque si hay algo que tenía ese equipo, la fuerza a destacar de ese equipo era la unión que tenía para hacerse fuerte. Tenía buenas individualidades, pero mejor que teníamos es que era un equipo. Nos llevábamos muy bien todos. El que entra en mi lugar es Cristian Chaparro, un amigo. Y yo nunca podría estar enojado con ningún compañero. Ni con el entrenador tampoco. Tuve la suerte y privilegio de haber hecho el gol. Le podría haber tocado a otro compañero, me tocó a mí”, lo cierra.
-¿Tenés clara esa sensación de haber marcado un camino por haber sido parte del primer título de José y de esa camada que empezó todo?
-Yo creo que el primero siempre es como especial, distinto. Nosotros lo sentimos así, aún con todo lo que ha ganado José y la cantidad de jugadores que han pasado por sus manos y que han salido. Nunca nos sentimos ni mejores ni peores que nadie, simplemente nos sentimos que fuimos los primeros que empezamos este glorioso camino que tuvo.
Ese camino que, de alguna manera, constituyó el cuerpo técnico que fue campeón en Qatar, pero en el 2022. “Fue fantástico lo hecho por José y todo su cuerpo técnico. Todos los años que estuvieron ellos en la Selección va a ser dificilísimo que se pueda igualar. De hecho se han conseguido muchos títulos a nivel Sub 20, jugadores, desde esta época, la mía, la del año 95, a culminar todo en el año 2006, que fue en el Mundial de Alemania, ahí jugaron el noventa y tanto por ciento de la Selección Argentina había pasado por las manos de José en las anteriores selecciones. Y eso habla de lo importante que fue José en la promoción de jugadores y por supuesto en los valores y enseñanzas que quedaron en esos jugadores que hoy son entrenadores de fútbol y continúan en esa línea”.
Hay algo que el exIndependiente marca como enorme diferencia entre aquellos Sub 20 y éste que en Chile cayó en la final. “Pekerman estaba haciendo convocatorias de jugadores, ellos fue muy rápido como llegaron a la Selección, presentaron un proyecto, los eligieron y empezaron a trabajar. Y empezaron a reclutar jugadores. Alguien le dijo ‘che, hay un pibe acá en Independiente que está jugando en la Reserva, que estaría bien que lo veas’. Puede parecer curioso, pero en esa época era así, la mayoría jugábamos en Reserva, hoy a los jugadores de Sub 20 los tenés que ir a buscar a Europa, es completamente distinto. Lo digo para contextualizar lo que fue en ese momento. La mayoría estábamos en Reserva y muchos en las categorías. Y me convocaron a la preselección y fui quedando hasta que quedé en el plantel que fue al Sudamericano de Bolivia, perdemos la final con Brasil y después en el Mundial se la ganamos”.
Del Rojo al retiro prematuro
Así como menciona a Pekerman como alguien tan importante en su vida, hay otro personaje del fútbol que dejó su huella en la vida de Guerrero. “Puedo ser poco objetivo porque tuve una relación muy estrecha y de una admiración terrible hacia él. Aparte de la confianza que me dio, me dio la titularidad, me hizo ser mejor jugador de fútbol, aportó muchos valores para ser mejor persona. A partir de ahí el día a día para mí era agradable y era un gusto ir al entrenamiento. Me sentía muy bien, muy cómodo, me gustaba jugar, me permitía él desempeñar lo que yo sabía, evidentemente dentro de una idea de juego y de un equipo de fútbol, pero tuve mucha libertad con él. Y fue mi mejor momento sin ningún tipo de duda”. Habla nada menos que de César Luis Menotti.
Llegó al club a los 11 años y quienes lo vieron por primera vez fueron Osvaldo Mura y Chanana Rambert, el tío de Sebastián y quien también descubrió, años más tarde, al Kun Agüero. Hizo todas las Inferiores, pasó de ocho a delantero y a los 16 fue Miguel Angel Brindisi el que decidió que ya estaba para dar el salto al plantel de Primera. Aunque no fue parte de su equipo, fue protagonista de aquel título de 1994 con Garnero, López, Usuriaga, Burruchaga, Rambert, Perico Pérez, Mondragón, entre otros.
“Yo entrenó con ellos, debuté en Primera y después tuve un proceso de muchos partidos en Reserva hasta que llegó el equipo del 96 con el Flaco Menotti”, cuenta. Después de aquel consagratorio Mundial de Qatar en el 95, volvió al club para tener allí su mejor momento con un DT histórico.
-¿Cómo fue tu relación con él?
-Conmigo no es que se sentaba y teníamos grandes charlas, sino pequeñas charlas, pequeños momentos en una concentración, en un momento en que coincidíamos en el ascensor, en una ida y vuelta de palabras, una persona con mucho conocimiento y sabiendo gestionar esos momentos, sobre todo para mí, que si bien había estado en Primera tenía muchas cosas por aprender y por descubrir del mismo juego, del mismo fútbol. En esas charlas era muy claro todo lo que me pedía desde el juego y a través de una comparación, de una metáfora. El Flaco Menotti es una persona encantadora hacia el jugador del fútbol, explicándole cosas completamente sencillas, para muchos otros sería muy complicado tener ese poder de resumen que tenía él para explicar las cosas.
-¿Mantuviste el contacto durante toda tu carrera?
-Yo tuve mucha relación con César, después todo lo que fue mi carrera siempre hablamos, después de irse a Sampdoria él vuelve, lo vuelvo a tener de entrenador, cuando vuelve vuelve a Independiente. Después yo tuve mucha relación con él cuando ya dejé el fútbol, de hablar por teléfono, de mandarnos mensajes, de ser una persona de consulta ante cualquier duda que tenía, cualquier consulta y estaba siempre ahí atento a contestarme. Yo tuve mucha relación con él. Es un privilegio que tuve. Algo que disfruté muchísimo cada vez que tenía una conversación con él, que hablábamos o intercambiábamos audios de WhatsApp por algún partido de fútbol que estábamos mirando, alguna duda, alguna anécdota, algún recuerdo, alguna fecha específica. Y siempre teníamos una buena relación. Cuando empecé a estudiar el curso de entrenador y fui entendiendo muchas cosas de todo lo que él decía o que yo escuchaba cuando estaba en la etapa de jugador y eso que era muy joven, 19 a 22 años. Son entrenadores que marcan mucho, a mí me hizo el mejor jugador y seguramente que mejor persona. Haber tenido esa posibilidad de mantener un contacto con él fue algo súper enriquecedor para mí.
Hay un partido de aquel Independiente que quedó en la historia: fue la única vez que en una cancha y como entrenadores se enfrentaron Menotti y Bilardo. El Narigón dirigía a Boca, el Flaco al Rojo. Fue un 3 de noviembre de 1996, hace 29 años y en una Bombonera rara, colmada pero con los palcos a medio construir. “De Bilardo no hablo. Por más vueltas que le den, no hablo”, dijo Menotti. Del otro lado, el DT de Boca decía que no lo iba a saludar pero tampoco quiso hacer referencia muy específica a su némesis. “Si estamos enfrentados, es por motivos reales…“.
Miles de fotógrafos, periodistas por todas partes. Y un gol. Un sólo gol que hizo la diferencia. Lo hizo Panchito Guerrero. Fue 1-0 para el Rojo.
-¿Te dejó una cierta satisfacción personal haber sido vos el que le dio ese triunfo a Menotti?
-Eso no suena como vanidoso, pero en mi caso yo sentí una gran felicidad en lo personal, por todo lo que significó él desde el primer momento y haber tenido esa posibilidad de hacer un gol. También tengo que decir que en ese momento no era consciente al 100% de lo trascendental que era ese partido a través de la historia. Si bien sabía del enfrentamiento futbolístico que había entre Menotti y Bilardo y toda la repercusión que iba a tener en ese partido y que de hecho lo tuvo, en la semana previa otra de las cosas buenas que tenía César era absorber toda la responsabilidad o quitarnos a nosotros la presión, por lo menos en mi caso, de ser un partido de ese momento, de ese campeonato y que no iba a cambiar, que no iba a ser -como él lo declara después del partido- ni mejor entrenador o peor entrenador por un resultado de un partido. Eso fue todo lo que viví yo en ese partido, pero a nivel personal, sí, yo sentí una gran felicidad de haber hecho ese gol.
-¿Alguna vez él te lo mencionó como algo especial?
Se hace un silencio larguísimo.
-Me lo guardo para mí. Me lo guardo para mí porque es un regalo que tengo yo de una conversación íntima con César. Me lo guardo para mí.
Estaba en el mejor momento de su carrera, el de más exposición. Todos hablaban del puntero rápido, que frenaba y amagaba y que podía llevar a Independiente a ser campeón otra vez. Pero en ese torneo no pudo ser, Menotti se fue a Italia con Matute Morales y el equipo se desarmó. Lo más duro para Panchito vino después, en 1998. Si hay jugadores que han quedado marcados por una lesión, uno de ellos es Guerrero.
-¿Cuántas veces repasaste el momento de la lesión, la cirugía, el post, para encontrar algo que explique por qué tu rodilla no volvió a ser la de antes?
-Los primeros meses me daba vueltas en la cabeza la imagen, la situación, el por qué. Pero después, con el tiempo, no me quedó otra que entender que fue una lesión y que dependía de mí poder revertirla a través de los entrenamientos, a través del cuidado y eso fue lo que intenté hacer para poder continuar mi carrera. Dije siempre que no volví al mismo nivel o que entendía yo que otros jugadores que habían pasado por la misma lesión parecía que nunca habían tenido nada. Yo intentaba explicar que, según la manera de jugar de cada uno, yo al ser un jugador con mucha movilidad, explosividad, de frenar y arrancar, creo que a mí eso me jugó en contra, como a otros jugadores de una talla más alta, que podría ser peor también porque tienen todo el peso en la rodilla, pero no teniendo tanta movilidad, se podría controlar mejor. Eso lo he intentado explicar siempre. A mí me costó regresar al nivel por la manera de jugar que tenía yo.
-¿Cómo se hace para digerir que ya no sos el mismo?
-Lo acepté, no tuve un apoyo psicológico, no hice terapia, entendí que era así, es un trabajo introspectivo. Entendí de mí mismo que no había otro camino que la aceptación y el entendimiento de saber que tenía que entrenar y reponerme a esa adversidad y evidentemente me costó, pero lo conseguí desde la aceptación, es súper importante, si no es muy difícil girar la página o seguir hacia adelante, porque constantemente vas a estar preguntando el por qué y por qué a mí, por qué en ese momento. No voy a negar que eso me pasó, pero en un momento dije hasta acá fue esta historia y ahora debo seguir escribiendo una carrera, no una nueva, sino una continuidad de lo que fui.
-¿Te enojaste en algún momento?
-No sé si la palabra es enojarme como tal, pero sí no me era agradable. También entendía la parte del periodista, que te tiene que preguntar cómo estás de la lesión y después cuando jugabas un partido te mencionaba que no estabas al nivel que habías demostrado. Esa pregunta me la han hecho muchas veces y yo nunca le esquivé a eso, nunca le esquive a la respuesta ni mucho menos, porque yo también sentía que no estaba a ese nivel y que me iba a costar mucho volver, no por la lesión solamente, sino porque también por mantener esa aparición mía que le había sido tan buena, no solo a nivel personal sino porque el equipo que estaba jugando cuando llega Menotti, que arma ese Independiente que lo construye completamente él. Entonces, no era tanto de bronca, pero tenía que entender que lo que estaban haciendo era algo normal.
-¿Cuándo te fuiste a Suiza fue una especie de desconexión?
-Exacto, sí. Fue una liberación, una ayuda, fue un momento justo para irme. En ese momento lo entendí así y con el tiempo aún estoy más seguro que fue la decisión correcta.
-¿Y con qué te encontraste en Suiza?
-También es verdad que me voy a Suiza con cosas que tenía que demostrar porque un equipo se había fijado en mí. Lo entendía, y también sabía que iba a tener esa presión. Pero cuando hablo de la presión de irme de Argentina y que era el momento justo, es un poco todo ese trabajo profundo que hice conmigo, no teníamos la ayuda en ese momento como hoy está en el fútbol. Entonces, yo creo que las energías para el fútbol argentino ya las tenía prácticamente agotadas, entonces necesitaba un cambio. Cuando llego a Suiza encuentro algo completamente distinto a lo que fue mi vida, lo que fue mi formación, el día a día, me voy a un fútbol profesional pero completamente distinto culturalmente a lo que se vive en Argentina. Eso por un lado me ayudó en los primeros meses para entender que verdaderamente hubo un cambio en mi vida y después me fui adaptando al fútbol suizo y a la vida en Suiza, que también es distinta a la que yo tuve 23 años en Argentina.
Paladar Negro
Si en cualquier buscador se escriben esas dos palabras juntas, el club a las que aparece asociado es Independiente. Hablar de Paladar Negro en el Rojo es hablar de un estilo de juego vistoso, de posesión, de buen pie, ganar pero no de cualquier manera. Guerrero dice que eso lo aprendió desde pibe en el club.
“Yo llegué a Independiente de los 11 años y en esa época se jugaba con pelota al suelo, no se daban pelotazos largos… Hoy es muy fácil hablar del inicio de juego, de pelota a ras del suelo y de equipos con posesiones largas y parece que eso se inventó hace 10 o 15 años y eso tiene muchos años, como lo tiene el mismo fútbol y yo llegué a un Independiente donde se jugaba así. Mura y Chanana cuando estábamos jugando nosotros y se levantaba la pelota más de la cintura, tocaban el silbato, te decían ‘nene, la pelota por el suelo’. Yo crecí con ese fútbol y llegué a Primera con ese fútbol y entendía ese fútbol, o entendía el fútbol sólo de esa manera. Entonces cuando yo voy a Suiza veo que se juega de otra manera, que se juega más directo, que es más físico, que es un juego más al espacio y no al pie, que tenés que esforzarte al cien por cien para atacar como para defender. No digo que esté bien ni que mal, estoy diciendo que para mí era un aprendizaje o una manera de entender el juego”.
-¿Tan así era en el club en esa época?
-Yo lo viví, yo lo viví. Cuando todavía se habla del paladar negro de Independiente o que lo tuvo, yo lo viví, a mí no me lo tiene que contar nadie, lo viví desde las Inferiores. Y fui un afortunado que llegué a debutar en el primer equipo. Eso debe ser una de las cosas más bonitas que le puede pasar a un jugador de fútbol, empezar en las Inferiores y debo de estar en el primer equipo de ese club. Y todo ese proceso lo viví.
-¿En qué momento se le perdió la brújula a Independiente?
-El tema del estilo de juego, el paladar negro de Independiente, es porque se caracterizó por tener buenos jugadores o jugadores de buen pie y un estilo de juego muy marcado, que con los años creo yo que cambió, a veces esto de perder el rumbo hace que te confundas y quieras solucionar algo y te metas en otro error por no empezar desde el comienzo. Entonces vas emparchando cosas y vas cometiendo un error tras otro y tras otro. Yo creo que va por ahí. Son las prisas de que este año tenemos que salir campeón. Y yo creo que todos los equipos que empiezan el campeonato, todos quieren salir campeón o desearían salir campeón. Ahora, seguramente que será más fácil poder salir campeón si planificás algo, si tenés un proyecto que lo podés sostener. Esto entiendo yo con jugadores que se puedan quedar en el equipo por una, dos o tres temporadas, que es difícil, lo sé. Poder tener un entrenador que entienda de esa historia de Independiente que estamos hablando y que a su vez pueda trabajar con jugadores de Inferiores, que tampoco es la solución, para mí esto de poner todos los jugadores de Inferiores normalmente no funciona. Los pibes tienen que estar, tienen que tener su tiempo de madurez, tienen que tener su tiempo de transición, tienen que ser ayudados con jugadores profesionales y jugadores experimentados, como yo tuve también la ayuda. Todo eso es un proceso y eso normalmente no es de un año, no es ni siquiera de dos. Pero claro, la prisa esta de que si no ganamos, gana el de enfrente y los otros equipos denominados grandes y creo que ahí empieza la confusión y ahí es el problema. Ahí para mí es donde debería apuntar Independiente. A de una vez por todas hacerlo.
-¿Decís que se puede recuperar ese estilo?
-Para mí sí, esto va en la selección de jugadores. Cuando vos tenés que elegir jugadores en las Inferiores y elegís ciertas características, eso te va ayudar a que ese juego pueda volver, a que el jugador entienda y que los entrenadores que estén en la parte de la formación del club entiendan y el concepto sea claro para esos nuevos jugadores. Para mí, debería ir en la elección de jugadores y eso necesita un tiempo. Un tiempo para que esos jugadores maduren en la parte futbolística, lo emocional, en lo mental, en todo lo que sea una formación también integral para que el día de mañana, cuando tengan que estar en Primera, lo puedan hacer.
De los 14 años que lleva instalado en Alicante, hace cuatro años que trabaja en una academia de fútbol que a su vez tiene un equipo que juega en la penúltima categoría del fútbol español. Hizo el curso de DT y hasta estuvo ejerciendo dentro del cuerpo técnico de Claudio Graf, en Chile.
Panchito, al que su familia llama Gabriel y nadie en el mundo llama Francisco, juega al padel en España y dice que es un deporte bastante amable con esa rodilla que nunca se terminó de recuperar y que lo obligó a dejar el fútbol a los 34 años cuando, después de ser dos veces campeón en Suiza se fue a Chipre. En el medio había tenido un paso por Estudiantes y por Huracán de Tres Arroyos.
Cargar con el peso de ya no ser el crack que pintaba ser en aquellos primeros años fue duro pero ya no duele como antes hablar de eso. “A mí me hubiera gustado jugar al fútbol siempre. Dejé el fútbol porque no podía jugar más“, dice después de año de padecerlo. Cuando habla de fútbol, no específicamente de él o de su carrera, se nota esa escuela de la que habla y su relación con Menotti.
“Cuando jugás con jugadores buenos es fácil jugar. El fútbol es fácil jugarlo cuando jugás con jugadores que entienden el juego. Es difícil jugarlo con aquellos que les cuesta entenderlo. Pero con jugadores de las características de Riquelme, de Garnero, de Ibagaza y nombro con los que he jugado yo. Matute Morales, con esos es fácil jugar, más siendo delantero. Lo único que tenés que preocuparte es de estar atento y desmarcado o desmarcarte y esperar el pase. Y te digo con los que jugué porque me fue fácil y me gustaba jugar con jugadores que ponían la pausa y… ponían la pausa porque sabían que había que ponerla en ese momento. Si no hay que poner la pausa, no te la ponen”.
-Jugadores de los que cada vez hay menos.
-Menos, pero hay. Cada vez menos porque se eligen menos esos jugadores porque se consideran que cuando no tienen la pelota no son útiles para recuperar de vuelta. O que no van al ritmo que algunos entrenadores quieren. Para mi punto de vista son maneras de entender el juego. Seguramente que hay, pero creo que menos que los que yo te nombré en mi época.
Habla de un fútbol, el de los 90, de un estilo, el de Independiente. De los entrenadores que lo marcaron y vuelve a ser Panchito, el crack que con su gol en Qatar cerró un título y comenzó una historia.
