Cuando dejó Ferro en 2016 para jugar en el Barracas Central del Chiqui Tapia su futuro pudo cambiar, ya que el actual presidente de la AFA veía en Leonardo Incorvaia un gran baluarte en el futuro del club.

Sin embargo, distintas decisiones lo llevaron a vivir aventuras mucho más exóticas: "Claudio quería que me quede, pero al técnico le pasaba algo conmigo y no me ponía. Ahí fue que el presidente me consiguió lo de Sliema Wanderers, en Malta", comenta Leo desde su departamento de Bahréin minutos antes de irse a entrenar.

Siendo todavía un jugador joven, el defensor dudó un poco ante la sorpresiva propuesta, ya que no estaba muy al tanto de donde se estaba metiendo. "Cuando me dijeron Malta dije que ni loco me iba a África. No tenía idea de dónde quedaba Malta", cuenta y se ríe de un error lógico ante el nerviosismo del momento. Sin embargo, por "lanzado" llamó a un jugador argentino que estaba en el archipiélago del Mediterráneo y se decidió. Esto ocurría en comienzos del 2017.

Si bien no sabía ingles ni italiano, idiomas que se hablan en Malta, apenas puso un pie allí se sintió muy satisfecho ya que "es una cultura muy abierta. Que acepta mucho a los extranjeros" y además considera que es uno de los países más lindos que conoció.

Pero hubo algo que no le gustó: "No me sentía profesional. A los 24 quería vivir el fútbol de otra manera", dice.

Twitter:  @leoincorvaia92

Entre las cosas que destaca Incorvaia que alejan al jugador del profesionalismo al que está acostumbrado se puede mencionar la ausencia de médicos o masajistas en el equipo o detalles del día a día que no estaban en el Sliema Wanderers. Estas cosas hicieron que el jugador decida irse pronto de Malta, pero no sin antes haber disfrutado del gran atractivo de la Isla: "A esa edad, con la noche que tiene, una o dos veces por semana salía. Algunos metían todos los días", recuerda y se ríe de los buenos momentos de juventud.

El próximo sello que aparece en el pasaporte de Leo Incorvaia tras su vida en Malta es un lugar cercano: Gibraltar. Pero primero estuvo una temporada jugando en el ascenso argentino con la camiseta de UAI Urquiza, en la 2017/18.

"Cuando llegue al Mons Calpe yo vivía en España, pero cruzábamos la frontera para los partidos caminando. Entrenamos en un país y jugamos en el otro", relata sin dejar de aclarar que esto de cruzar una frontera es cosa de hacer diez cuadras caminando.

Pese a que en su opinión "fue durísimo" ya que las dimensiones estructurales hacían todo muy rutinario, el defensor central no se arrepiente de nada: "Siempre me gustó probar nuevas culturas y uno usa el fútbol para conocer otros lugares".

Por ejemplo; gracias a este paso tuvo la posibilidad de conocer el aeropuerto internacional más peligroso del Mundo, debido a que el mismo atraviesa por una avenida, la cual cierran con barreras, y pasa a escasos metros de la gente.

Facebook: Leonardo Incorvaia

Continuando con su aventura futbolera, el próximo destino de Leo Incorvaia fue un sueño cumplido: Italia. Gracias a que la familia de su madre es de origen italiana, el defensor quería si o si jugar en este país. Y lo hizo en el Chions de la Serie D.

 "En Gibraltar querían que me quede, pero surgió esto y siempre quise ir ahí. Es un fútbol muy difícil en todas sus categorías, por ejemplo, nosotros jugábamos contra el Palermo", comentó en el diálogo con Bolavip Argentina.

Sin embargo, el sueño italiano no duro mucho, ya que Leo estaba solo en un pueblo en el cual "haces cinco o diez cuadras y no te cruzas a nadie. No sé cómo viven los locales, nunca hay nadie" y por esto decidió pegar la vuelta para Sudamérica.

Aquí es cuando Incorvaia dio un salto muy importante en su carrera al firmar en el Mushuc Runa SC de la Primera de Ecuador, su gran desafío. "Había mucha presión. El presidente era el líder de una tribu y tenía mucho poder, eso hacía que presione de más", comentó sobre una etapa que sufrió mucho en su comienzo, ya que se desgarró y buscaban echarlo del club a toda costa.

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Para colmo, cuando se estaba recuperando del desgarro, que duro más de lo previsto, comenzó la pandemia del COVID-19. "Se paró todo, y con la lesión se acumulaba todo, yo no tenía la culpa porque me había perdido solo tres partidos pero me querían echar para no costear el sueldo", relata. Pese a esto, y después de permanecer durante todo el 2020, cuenta que allí dejó un grato recuerdo: "Hoy en día habló con el presidente y hay buena onda".

Tras una buena temporada en el Runa, donde casi clasifican a la Copa Sudamericana y en la que aprendió a jugar a 3500 metros de altura sobre el nivel del mar, el destino pondría a Leonardo en un lugar al que "lamentablemente no volvería": Isidro Metapán de El Salvador.

Este municipio de Santa Ana le resultó muy difícil al defensor argentino, ya que "hacia calor todo el tiempo y la zona no era muy agradable". Además, no había grandes protocolos para el COVID y cuenta que jamás lo hisoparon para jugar.

Gracias al apoyo de otro argentino que estaba en el Metapán, Incorvaia cuenta que logró aguantar los cinco meses y jugar una buena cantidad de partidos que le permitieron tener el rodaje necesario para llegar bien al 2021.

Con ofertas de Argentina, Ecuador y, nuevamente, de El Salvador, Leo terminó decidiendo llegar al país donde reside actualmente. Estando en Rosario, Incovaia recuerda con una sonrisa cuando le ofrecieron Bahréin y googleó a ver de qué se trataba: "Cuando lo vi por fotos no lo dude un segundo".

Por primera vez en su carrera, el argentino iba a poner el disfrute personal por sobre lo deportivo: "No pagan lo que la gente imagina, estoy ganando menos que en Ecuador, pero quería disfrutar de un lugar por fuera del fútbol. Este lugar es increíble", analiza mirando en retrospectiva.

Foto Captura

En cuanto a la vida diaria, Leo se muestra muy asombrado por "lo cariñosos" que son los ciudadanos de Bahréin, quienes "se alegran por todo lo que te pueda pasar". Claro, es un país que vive una realidad muy diferente al resto de los países de Oriente con una cultura mucho más liberal, en donde las mujeres no son perseguidas y los extranjeros son bien recibidos pese a que no sepan nada del idioma: "Estuve encerrado un tiempo con una profesora para aprender inglés, y ahora me las arreglo".

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Sobre el fútbol de Bahréin destaca que "tienen un nivel competitivo y lindo de jugar", pero lo que más le impresionó de los jugadores de este país es que casi todos toman mate.

 "Para ellos la especialidad de los argentinos es el mate. Y están todos con eso; no sé por qué pero como lo ven a Messi tomar creen que el mate es como una proteína", relate entre risas.

Asentado y contento en Bahréin, Leo Incorvaia aún no piensa en volver al país. Pensando en que quedarse puede acercarlo a vivir el Mundial de Qatar 2022 alentando a la Selección, el defensor no se pone metas a futuro porque le gusta vivir el día. Lo que sí tiene en claro es que el pasaporte va a sumar nuevos sellos y la pelota seguramente lo va a acompañar como esa vieja excusa que tan feliz lo hace.