La historia se repite y los protagonistas son los mismos. De un lado, Boca. Del otro Newell’s. Y en el medio Ever Banega. El volante ya desvinculado del Al-Shabab de Arabia Saudita quiere volver al país, como ocurrió allá por el 2014. Y son los mismos dos equipos los que lo buscan: el que lo hizo jugar en Primera y el club que lleva tatuado. Aquella vez ganó el segundo…
“Existió el interés de Boca, pero yo quería jugar en Newell’s“, fueron sus palabras el día de su presentación con un Coloso repleto de gente que esperaba la llegada del volante que venía de jugar en Valencia y en el Atlético Madrid. “Acá era donde iba a estar más cómodo y feliz”, explicó aquella vez mientras saludaba a los fanáticos que fueron al estadio a recibirlo.
Hijo de Daniel y Claudia y hermano de Luciano, César, Brian y Emiliano, Ever nació y creció en la zona Sur de Rosario y fue Newell’s el club en el que comenzó a vislumbrar su camino hacia la Primera División. De chico jugaba en Alianza Sport (donde disputó varios clásicos con el rival de la zona, el Grandoli donde jugaba Lionel Messi) para luego llegar a la Lepra, cumpliendo el sueño de ponerse la camiseta que añoraba.
“Con mis hermanos mayores, Luciano y César, jugábamos en categorías distintas y calzábamos parecido. Entonces, cuando terminaba un partido, nos sacábamos los botines y se lo dábamos al que le tocaba jugar“, contó en alguna entrevista sobre sus humildes comienzos. Siempre que pudo volvió a su barrio, para sentirse uno más, para juntarse con los amigos de los picados, para recordar ese despertar en el fútbol.
Sin embargo, apareció Jorge Griffa en su vida para proponerle viajar a Buenos Aires y jugar en Boca. Lo hacía como delantero, pero cuando llegó al Xeneize cambió de puesto cuando le preguntaron de qué jugaba: “De cinco”, dijo. Alfio Basile lo subió a Primera sin haber debutado en Reserva por una lesión de Fernando Gago (en las Inferiores ya los comparaban) y despegó.
En la Reserva, con Abel Alves como DT, le tocó debutar y como titular nada menos que en un Superclásico, que fue victoria 4-2. En el primer equipo salió a la cancha de manera no oficial en un amistoso en 2006, en plena gira del Boca bicampeón ante el Maccabi Tel Aviv (lo dirigió el Ruso Ribolzi, ganaron 1-0 y fue figura).
Al año siguiente, fue subcampeón del Sudamericano sub-20 con Argentina, con apenas 18 años y eso le valió, poco después, la chance de jugar en Boca, en Primera, con Miguel Angel Russo como DT. Ese mismo año lograría con Boca la Libertadores 2007 y el Mundial Sub 20 de Canadá.
Esos títulos y la personalidad que mostró siendo tan joven para ser titular en el Xeneize despertaron el interés del Valencia, que se lo llevó a comienzos del 2008 por una cifra cercana a los 20 millones de euros. En total, entre Inicial, Final, Copa y Mundial de Clubes jugó 46 partidos.
El regreso a casa
En el 2014 buscaba ser titular para lograr un lugar en el equipo que Alejandro Sabella llevaría al Mundial de Brasil. Y por eso decidió dejar Valencia a préstamo para volver a Argentina y lograr su objetivo. A la hora de elegir, se inclinó por volver a casa, a su hogar, cumplir el sueño de chico, ese que lleva tatuado desde las Inferiores (ya cuando jugaba en Boca llevaba el escudo leproso en el gemelo).
Aquel equipo lo compartiría nada menos que con Maxi Rodríguez y Gabriel Heinze y con el aval nada menos que de otro fanático leproso, Leo Messi: “Cuando estaba todo arreglado con Newell’s hablé con Lionel y me comentó que estaba contento, al igual que el Tata (Martino). Le agradecí por su apoyo; fue un gesto muy noble”, contó aquella vez en la presentación.
“Es un sueño que pasó muy rápido. Quizás pensaba en venir pero más adelante, aunque las cosas pasan por algo y voy a intentar disfrutar el tiempo que esté acá”. Fueron apenas seis meses en los que no pudo destacarse demasiado (ni en la Libertadores, eliminados en fase de grupos ni en el torneo) y el préstamo se venció. Fueron apenas 20 partidos.
De recorrido por Europa
Banega siguió con su vida en Europa tras regresar de Rosario. Pasó por el Sevilla, por el Inter y de nuevo al equipo andaluz, en donde había dejado un gran recuerdo y del que se despidió con lágrimas en el 2020, cuando se venció su contrato. Allí ganó tres Europa League (2015, 2016 y la última en el 2020). Con la Selección (además de ganar el oro Olímpico en 2008) finalmente viajó al Mundial de Rusia y fue subcampeón de las Copa América 2015 y Centenario.
A los 32 años estaba listo para un nuevo destino, pero otra vez no fue Argentina. Tras su 238 partidos en Sevilla, antes del final de su contrato ya tenía acordado irse a Arabia Saudita. Ahora, y pese a que le quedaba contrato aún con el Al Shabab, arregló su desvinculación y otra vez quiere volver.
Regresando siempre
Cada vez que tuvo un rato libre, Banega viajó a Rosario a compartir con familia y amigos. O desde España, como en el 2020 cuando, en plena pandemia, se conoció al historia del equipo de fútbol Los Dueños del Swing, del que Ever es padrino, que les entregaba viandas a los más necesitados de la zona.
En el 2022 volvió al Coloso después de dos años de no visitarlo. “Vengo como hincha, justo estaba de vacaciones y miraba en el calendario si había un partido y por suerte pude enganchar uno. Estoy disfrutando a Newell’s, viéndolo desde afuera”, contó en aquella oportunidad, en la que se llevó de regalo otra camiseta de su equipo.
“No quiero prometer nada, ojalá que algún día se pueda dar la vuelta, pero ahora estoy disfrutando como hincha. Todos los años me llaman“, reconoció en aquel momento. Como este año, cuando todo parecía encaminado para su regreso a Boca (hasta habló con Riquelme) pero otra vez apareció Newell’s para tenerlo de vuelta.
“Siempre hablamos con la Fiera (Maxi Rodríguez) de la posibilidad de mi regreso, sé que voy a volver y me voy a retirar acá”, dijo en 2014. Diez años después quizá tenga la chance de cumplirlo.