Cuesta imaginar este presente de River si volvemos a aquel 2-0 que le propinó Deportivo Riestra en Villa Soldati. Contra todo pronóstico, la dirigencia decidió interrumpir el contrato de Martín Demichelis para concretar el sorpresivo regreso de Marcelo Gallardo. El resto es historia: victoria contra Boca en la Bombonera con un equipo alternativo y un equipo nuevamente en semifinales de Copa Libertadores.
El líquido de la inyección Gallardo tuvo varios compuestos, desde la propuesta futbolística hasta el cambio de mentalidad y el peso a la hora de tomar decisiones en el mercado de pases, motivo por el cual Germán Pezzella y Marcos Acuña -vigentes campeones del mundo- llegaron al club junto a otras figuras de renombre. Sin embargo, en este artículo no nos vamos a detener en lo emocional, sino en lo estrictamente relacionado al juego.
Estaba claro que el Muñeco tenía que hacer ajustes. Después de una incómoda experiencia en Arabia Saudita, el oriundo de Merlo decidió aceptar el inicio de su segundo ciclo como DT del club de sus amores y lo hizo analizando el material que tenía a disposición, sabiendo cuál era la idea que debía llevar a cabo el equipo para acercarse a la mejor versión de la era Demichelis, durante el primer semestre del año pasado. Es así que podemos separar en cuatro ítems distintos cómo el plantel procesó la idea de Gallardo para destacarse en varios campos.
Un equipo más directo
El protagonismo nunca se negocia en River, sea Demichelis o Gallardo el que esté sentado en el banco. Sin embargo, ambos entrenadores buscan alcanzarlo de distintas maneras. Gracias a los datos de OPTA, que ayudarán en varios apartados de este análisis, podemos ver que el Millonario recuperó la voracidad que tanto caracterizó su ciclo y, como parámetro para tomar los números de cada gestión, se extraerán los 11 últimos encuentros que comandó Micho (de mayo a julio) y los 10 primeros del Muñeco (agosto a septiembre).
Desde que volvió Gallardo, comparando el período mencionado de su antecesor, el conjunto de Núñez bajó su promedio de posesión (67% a 57%) y, cuando tiene la pelota en su poder, suele algo más directo. ¿Cómo se fundamenta esta afirmación? Dividiendo los metros que avanza con pelota por el tiempo que dura cada secuencia, dejando la cifra de velocidad promedio del movimiento del balón hacia el arco rival: aquí el equipo del Muñeco saca una leve diferencia de 1.6 a 1.7mts.
En el apartado donde sí hay un amplio margen es en los saques de arco, donde la actual gestión se diferencia de la previa: antes el equipo iniciaba las jugadas a 29 metros de su arco en promedio, pero ahora esa cifra pasó a 40 mts. Un abismo.
Puntualizando en las secuencias, tomando únicamente las que se componen de 10 pases ininterrumpidos o más, River construyó más de estas bajo el mando de Demichelis (13 a 7,6 por partido). Es decir, con Gallardo las secuencias son más cortas e incluso, en proporción, aumenta su porcentaje de pases hacia adelante (39% contra el 34% de la “era Micho”). En líneas generales, podemos hablar de un equipo que pierde -o intenta perder- menos tiempo para finalizar sus jugadas.
Un balance de goles más cerrado
Tomando nuevamente los 11 últimos partidos de Demichelis y los primeros 10 de Gallardo, River promedió más goles por partido con su anterior DT que con el actual (1,7 a 1,2). Sin embargo, el actual entrenador logró un mejor balance en cuanto a tantos recibidos (0,5 a 0,9).
En este punto es obligatorio tomar en cuenta qué partidos se disputaron en cada período seleccionado para analizar, donde podemos afirmar que los dirigidos por el Muñeco representaron un mayor desafío y un riesgo más alto, incluyendo dos series eliminatorias de Copa Libertadores y un Superclásico como visitante. Los compromisos son más cerrados por lo que hay en juego y, en parte, explica este balance presentado.
La cabeza como fuerte, desde duelos aéreos hasta la pelota parada
No podríamos afirmar que River es mejor o más peligroso en las jugadas a balón detenido, pero las proporciones nos muestran que el Millonario ahora recurre más a los cabezazos tanto para atacar como para defender. Claro, con la llegada de Germán Pezzella esta vía se vuelve un arma que no se puede desperdiciar.
El 21% de los remates del equipo de Gallardo, tras 10 partidos disputados, fueron de cabeza. Esta cifra contrasta con el 11% que presentó Demichelis en los últimos dos meses de su gestión. Normalmente estas situaciones se dan tras tiros de esquina, donde el ciclo del Muñeco se impone con un contundente 44% de eficacia en centros lanzados en córneres contra el 20% que presentó el período previo, manteniendo la tendencia en envíos en general (25% a 20%).
A su vez, en el apartado defensivo, el Millonario es muchos más efectivo en duelos aéreos en su tercio del campo que con su anterior DT (64% a 50%). En cotejos de suma tensión y con poco margen de error, estas características son necesarias.
Imponer condiciones, incluso fuera del Monumental
El ciclo de Martín Demichelis ha marcado un récord casi absoluto de victorias y domino como local en Núñez, pero el cuestionamiento popular hizo foco en la versión que mostraban sus dirigidos en condición de visitante. En sus últimos dos meses como DT de River, Micho no logró victorias fuera de casa (un empate y tres derrotas) y el equipo pudo recuperarse en este aspecto de la mano de Gallardo en sus primeras cinco salidas (dos victorias y tres empates).
Y la capacidad de reponerse en caso de que los comienzos de partido no sean los ideales también es un aspecto fundamental a desarrollar. Si bien el combinado del Muñeco solo recibió una vez la apertura del marcador tras 10 partidos disputados, logró remontarlo y con goleada: 4-1 contra Atlético Tucumán en el Monumental. Micho, en sus últimos 11 juegos como entrenador de la Banda, no pudo hacer que los suyos se recuperen del 0-1: dos derrotas y un empate.
El nuevo chip incluye cambios emocionales y futbolísticos, los cuales dieron sus frutos desde los resultados. River recuperó la memoria, es semifinalista de América y no va a rendirse tan fácilmente en el ámbito local. Volvió Gallardo.