Desde que se inició el profesionalismo allá por 1931 hasta fines de la década del 50, River se consolidó como uno de los equipos más fuertes del país. En ese tramo de la historia pasó una delantera como La Máquina con interpretes de la magnitud de Ángel Labruna, el Charro Moreno o Adolfo Pedernera, también lucieron la camiseta del club de Núñez próceres del fútbol argentino como lo son Alfredo Di Stéfano y Enrique Omar Sívori.
En lo que respecta a títulos de ligas locales, River obtuvo cuatro en la década del 40 y cinco en los 50, entre ellos el tricampeonato del 55, 56 y 57, año en el que comenzó una sequía de casi dos décadas que se cerró en 1975 con la conquista del Metropolitano. Más allá de no ganar títulos, en los 60 hubo enormes jugadores que vistieron la camiseta del Millonario y también apuestas que no salieron como fue el caso del español José García Castro, popularmente conocido como Pepillo.
Los comienzos de Pepillo
José García Castro nació en Melilla, España y sus comienzos en el fútbol fueron en Sevilla, donde tuvo un rol central entre 1953 hasta 1959. Con el elenco andaluz, Pepillo conquistó la Copa (actual Copa del Rey) en 1955, además de los Trofeos Carranza y Teresa Herrera. Su desempeño en Sevilla lo llevó a ser convocado a la Selección de España y a estar en el radar del Real Madrid, que por esos años tenía como una de sus figuras excluyentes a Alfredo Di Stéfano.
Así fue que, en 1959, Pepillo arribó a Real Madrid y sacó provecho de las oportunidades que tuvo producto de una lesión de la Saeta Rubia. Inclusive, en una goleada del Madrid al Elche por 11 a 2, Pepillo convirtió cinco tantos en un solo partido. Finalmente, tras disputar 22 partidos y marcar 18 goles, para 1961, el atacante pasó a préstamo a River.
El paso de Pepillo por River: gol a Boca y decepción en los hinchas
En 1959, Ángel Labruna -que había jugado 20 años de manera ininterrumpida en River- se fue y dejó un hueco. La dirigencia del Millonario consideró que era oportuno ir en búsqueda de un nombre fuerte y Pepillo fue el elegido. Su paso por Sevilla y los goles en el Real Madrid eran un aval, pero no fue sencillo el paso del español por Núñez.
Si bien los números fueron positivos -siete tantos en 18 encuentros- y fue clave para que River no cayera en Boca en el Superclásico del Campeonato de Primera División de 1961 en el Monumental -convirtió de tiro libre el tanto del empate 2 a 2- según El Gráfico, los hinchas del club de Núñez nunca estuvieron conforme con su rendimiento y su ciclo por River fue sin pena ni gloria, inclusive fue considerado uno de los peores refuerzos de la historia. Cabe destacar que cerró su carrera con breves pasos por Mallorca y Málaga.