Cuando uno escucha que algún jugador pegó el salto a Europa automáticamente se imagina que recaló en alguna de las ligas top de la UEFA. Pero no siempre es así, ya que son muchos los que deciden cambiar de aire para encontrar una vida mejor, alejarse de los problemas y, porque no, seguir rompiéndola en el fútbol.

Éste es el caso de Agustín Torassa, quien habiendo sido campeón de la Copa Argentina y la Supercopa Argentina y en su mejor momento futbolístico, decidió apostar por el fútbol de Albania, en el cual tuvo paso por tres equipos antes de firmar por el S. C. Gjilani de Kosovo, su equipo actual.

Todo empezó cuando Eduardo Domínguez le comunicó que no lo iba a tener en cuenta para el Huracán 2016 (algo que agradece "muchísimo). Allí, la vida del delantero cambió radicalmente: "Tenía ganas de conocer otro fútbol y apareció esto que me ilusionó", comentó en una charla exclusiva con Bolavip Argentina en la cual reconoció que lo contacto "una persona que no conocía diciendo que había mandado un video mío jugando a un equipo de Albania y estaban interesados".

Lejos de ignorar este misterioso llamado, Torassa dice que aceptó un encuentro con el representante pese a no tener mucha idea del equipo y de su situación: "En un principio no busque nada. Arreglamos y nos juntamos, él llamo al club y me paso con alguien que hablaba", dice entre risas recordando un viaje que lo pondría en un lugar al que terminaría adaptando como su nuevo hogar.

Una vez en Albania, después de viajar con el representante y posteriormente quedar "solo en un lugar que no entendía nada por el idioma", el futbolista comenzó a adaptarse y a destacarse dentro del Partizani Tirada, uno de los equipos más grandes de un fútbol que "creció mucho y se fue desarrollando". incluso destaca que hay estadios muy lindos para conocer.

Vale destacar que en el momento en el que Torassa decidió emigrar podría haber conseguido tranquilamente un lugar en algún equipo de Argentina. Sin embargo, el delantero tenía una cuenta pendiente con el fútbol europeo. Algo que había quedado flotando desde 2007, cuando fue uno de los proyectos iniciales de Red Bull en el fútbol.

Volviendo atrás en el tiempo, hay que hacer base en los comienzos de Agustín en el fútbol y recordar cuando a los 18 años el Red Bull Salzburgo se lo llevó con apenas un puñado de minutos: "Para mí era todo nuevo. Pasar de la B Metropolitana al primer mundo, a un club que era espectacular por donde lo mires", comentó sobre su primera experiencia en el fútbol austriaco, la cual lamentablemente duró solo seis meses ya que "extrañaba muchísimo a mi familia y decidí volver". En este equipo fue compañero de Niko Kovac y dirigido por Trapattoni.

Este paso, pese a haber durado poco, le dejó a Agustín una fantástica anécdota: "Estando en Salzburgo tomaba mucha bebida energizante y todos los productos de la marca. Todos se llevaban los packs y con mi viejo, que fue conmigo, también agarrábamos", tiró divertido antes de lamentarse por su peor perdida; "un auto de alta gama que cambie por varios pasajes para mi familia. No sabía manejar entonces pedí eso. Jamás imagine que no iba a seguir".

La vida luego lo llevaría a jugar en Chacarita, Tigre y tener dos ciclos por All Boys antes de recalar en Huracán, donde formaría parte de la historia: "Arrancamos muy mal, teníamos muy buen equipo pero no se nos daban las cosas", recuerda Torassa antes de sonreír por vivir un "sueño ganando la Copa Argentina, la Recopa y jugar la final de Sudamericana".

Sin embargo, admite que el plantel sintió mucha presión por la gente, ya que casi pierden el ascenso y eso fue otro de los motivos que lo llevó a aceptar la oferta de Albania: "Si te va mal podés volver con el auto roto en un entrenamiento, sos cosas que te dan ganas de irte".

Sobre este tema, Torassa cuenta que en Albania se vive de otra manera: "Yo jugué en Partizani y Tirana, que es similar a un River - Boca, y nunca sentí presión o miedo. Al contrario, en la calle me pedían que vuelta al Partizani", comenta un ratito después de aclarar que por aquellos pagos la verdadera bronca esta con los serbios por lo que dejó la guerra: "Una vez jugamos contra Estrella Roja de Belgrado y la gente lo tomaba como una final, ahí si que se dan con todo. Con lo que encuentren se pegan".

Si bien su presente lo tiene en Kosovo, Agustín dejó varias costumbres instaladas en Albania donde "ya son varios los que toman mate" y también se tuvo que adaptar a otras: "Cuando llegue, era legal el tema de las apuestas. Y escuchaba a mis compañeros hablando de resultados o cosas así, y uno no sabe si están yendo para atrás o adelante", comentó. Sobre esto, también agrega que, si bien no tiene certezas de arreglos, "a la distancia, uno ata cabos y sospecha".

Además, otra de las cosas que Agustín adoptó en su paso por Albania fue acostumbrarse a tener a sus compañeros rezando a la madrugada: "Al principio me cague todo. El 80% son musulmanes y hablan en otro idioma, y la primera vez me levante dormido y lo veo a mi compañero arrodillado contra una ventana. No entendía nada la verdad, después ya los jodía y todo bien", nos dice muerto de risa.

Entre todas estas anécdotas y recuerdos, la que se lleva el premio de oro fue su paso por China: "A fines del 2018 estaba en Flamurtari de Albania y hacía siete meses que no me pagaban. Entonces llegó una oferta del Yanbian Funde, de China. Cansado, reclame el dinero y me lleve el pase", relata.

Hasta ahí todo bien, pero tras dos semanas de pretemporada en Corea del Sur, las cosas se complicaron. "De golpe nos enteramos por los medios que el club... ¡quedaba desafiliado por evasión de impuestos! No existía más. Por suerte me pagaron el pasaje para volver", enuncia entre risas.

Igualmente, este "no paso" por China fue el que le permitió llegar al Tirana de Albania para ser campeón de la Liga: "Fue, junto a Huracán, de los momentos más lindos de mi carrera", se sinceró antes de enfocarse en su presente, el cual disfruta mucho: "Kosovo es un país que creció mucho en el fútbol, al igual que Albania. Además, conozco a muchos de los chicos, no tuve que adaptarme".

Pese a que en 2017 volvió a Argentina para jugar en Mitre de Santiago del Estero por motivos familiares, el delantero de 33 añoñs dice que no tiene pensado volver al país a retirarse: "Quiero quedarme a disfrutar lo que me quede de carrera. Hice un montón de amigos, conocí otras culturas. No me arrepiento para nada de haber elegido Albania y hoy, Kosovo".

Si bien sus nuevos compañeros "son fríos porque llegan entrenan y se van rápido" y extraña el vestuario argentino; "ir al club, tomar mates, hablar con el utilero o ir a cenar con el equipo post partido", está claro que Agustín Torassa no está para nada arrepentido de sus decisiones y de haberse ido a explorar otro fútbol.

Según cuenta, él mismo entendió que lo que no consiguió en el fútbol argentino, lo ganó en paz, calma y disfrute.