¡Qué semana agitada! Lo único que tengo para decir sobre la plancha contra Iván Marcone es que no tengo dudas de que es una jugada de roja. Eso sí, la tuve que ver dos veces en casa. Entiendo que Pablo Dóvalo haya creído que fue amarilla y no expulsión, pero no puedo creer cómo Lobo Medina no llamó el VAR. Se hizo el boludo.
Esto me hace acordar a la época de Arsenal, cuando los árbitros tenían miedo de levantar la bandera o señalar un cobro que perjudicara al equipo del Viaducto. No es más que una muestra de cómo está el sistema del arbitraje argentino.
Yo defino este presente como el nombre de una película: “Una cadena de favores”. Un día te favorecen, pero cuando te perjudican no tenes que decir nada.
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Es lo que yo creo que la AFA le quiso decir a Carlitos Tevez y a todo Independiente. Pasó con el partido contra Vélez y con un penal que le regalaron al Rojo cuando estaba luchando por no perder la categoría.
¿Cómo se soluciona esto? Que AFA separe a Dóvalo de los partidos de Barracas Central durante todo un año, si es que el problema es que dirija al Guapo.
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También me quiero dirigir a nosotros, los periodistas. Está bien que nos pongamos rigurosos cuando equipos como Barracas y Riestra, clubes donde se viene poniendo la lupa hace tiempo, pero cuando ayudan a Boca y a River no nos indignamos tanto.
No hablamos de robo cuando a Valentini no lo expulsaron por su codazo contra Belgrano o cuando Herrera le pegó esa patada a Zenón en el Superclásico. No juguemos a la indignación selectiva.
Dejemos de hablar de beneficiados con algunos equipos y “dirigentes vivos” cuando sucede lo mismo en equipos grandes. Está mal cuando pasa en todos los casos y esto lo tenemos que erradicar para siempre.