El pan dulce es una de las comidas que no pueden faltar en la mesa navideña para la hora del brindis. El pan nació en Milán (Italia) y su receta es conocida hace 1470 años y existen miles de variantes: con o sin fruta abrillantada, algunos se animan a opciones con chips de chocolate o dulce de leche, y ahora muchos están innovando con pan dulce salado.

Hay algunos clásicos que siguen estando hasta hoy y no pueden faltar en la noche del 24.

Plaza Mayor:

Es uno de los clásicos lugares de fin de año que hay largas colas para adquirir uno en el centro porteño. Tiene una masa muy rica y gran cantidad de frutos secos. Este año, el pan dulce cuesta $ 2000 el kilo y, hasta el momento, no hay límites de compra por persona.

El restaurant es conocido por el clásico postre de fin de año que se vende todo el año y muchas personas lo adquieren con mucha anticipación.

Guerrín:

Es otro de los restaurantes famosos de la Ciudad de Buenos Aires carecterizado por sus pizzas en la calle Corrientes. El pan dulce es artesanal y cuesta $ $ 1850 en Av. Corrientes 1368.

Dandy

El pan dulce de este lugar también es artesanal. Se coloca a leña y siguiendo los procesos de receta tradicional hecha por los maestros italianos sin conservantes, ni aromatinzantes artificiles.

Contiene miel castañas de cajú, almendras, pasas de uva, nueces y fruta abrillantada, se consigue por $ 2200 en sus ocho sucursales de Capital Federal y San Isidro.

Pertutti:

Pertutti es una de las confiterías más famosas en el Gran Buenos Aires. Desde hace generaciones usa el mismo horno desde 1929 para hacer su variedad de pan dulces: tradicional y frutos secos.

El tradicional tiene una masa suave con frutos secos (almendras, avellanas y nueces), frutas abrillantadas cerezas y quinotos y cuesta $ 2000 el kilo.

Por su parte, el de frutos secos tiene únicamente avellanas, nueces, almendras, y cuesta $ 2500 el kilo. Se puede adquirir en cualquiera de sus ocho sucursales de Capital Federal y Zona Sur del Gran Buenos Aires.

Claves para un exitoso pan dulce

  •  Masa. Tiene que ser rica, levemente humectada.
  •  Agua de azahar. No abusar de ella, ya que es invasiva y anula los demás sabores.
  •  Materia prima. Hay que ser generoso. No hay nada más triste que un pan dulce mezquino.
  •  Frutos secos. Ojo con los rancios; estos se deterioran enseguida, así que hay que saber comprarlos.
  •  Manteca. Usar mucha y de buena calidad.
  • La mano del panadero. Al final, la mano experta y el horno empleado hacen la diferencia.