Un paro cardiorrespiratorio le puso fin a la vida de Diego Maradona a los 60 años. Se terminó una historia de película, alocada, indesciptible e impresionante que forjó un amor por el público pocas veces observada en una figura. Maradona trascendió el futbol y el deporte.

México fue el escenario y 1986 fue el año en el que el astro argentino comenzó un camino hacia el altar que no tendría marcha atrás. En una Copa del Mundo que estuvo cerca de cancelarse, el argentino firmó una de las actuaciones más destacadas de cualquier disciplina ante los ojos del mundo.

Tras una fase de grupos complicada y una ajustada victoria frente a Uruguay en Octavos de Final, llegó el mejor rendimiento individual de la historia del futbol frente a Inglaterra. El contexto adverso para Argentina era marcado: la derrota, tan solo 4 años antes, en la Guerra de Malvinas frente a su rival deportivo de ese día se respiraba en el aire.

Al minuto 50 de partido, el Pelusa impulsó con la mano un rechazo defectuoso de Steve Hodge para el primer gol del partido. La acción luego pasó a la eternidad como "La Mano de Dios". Minutos más tarde, y bajo un relato icónico de Víctor Hugo Morales desde Argentina, el Pelusa marcó, quizá, el gol más bonito de la historia de los Mundiales, eludiendo a quién se pusiera en frente y hasta el arquero Peter Shilton antes de rematar a puerta vacía.

Tras ese 22 de junio cargado de épica, el por entonces jugador del Napoli siguió con sus andanzas con otro show memorable frente a Bélgica. La asistencia final a Jorge Burruchaga para el gol del triunfo de la Albiceleste frente a Alemania fueron el punto decisivo para coronar e inmortalizar a un genio con todas sus luces.

Diego Maradona se fue de este mundo hace algunos momentos. Dichosos sean los que, en México, pudieron observar bien de cerca su mejor obra de arte.