Marcelo Bielsa asumió de forma formal como nuevo entrenador de la selección de Uruguay. Este miércoles fue presentado en el Complejo Celeste en una conferencia de prensa en donde estuvo acompañado por el presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Ignacio Alonso. Allí, manifestó sus sensaciones y la razón por la que llega al combinado charrúa.

No tuvieron que convencerme, diría todo lo contrario. Diría que hubo dos extremos bien convincentes: los jugadores que posee Uruguay, me gusta el grupo de jugadores que han representado en los últimos años; y el otro es el destinatario del trabajo de una selección, que es el ciudadano del país del que se trate“, comenzó explicando en la rueda de prensa.

Y continuó con su explicación: “En ese sentido, me tocó vivir una experiencia casual que tuvo un peso posteriormente decisivo en la toma de decisiones en lo que tiene que ver conmigo. Los jugadores no me resultan difíciles calificarlos porque es mi trabajo de hace 40 años y tenía la certeza que mi predilección era justificada. En cuanto a la gente, vine a pasar un fin de semana con mi esposa, nos fuimos quedando, estaba sin trabajar y nos quedamos dos meses. (…) Nuestras conclusiones fueron de admiración por la generosidad con la que la gente interactuó durante el viaje. Esos dos extremos, entonces, fueron dos elementos de mucho peso“.

El recorrido de Bielsa para llegar a Uruguay

El rosarino de 67 años vuelve a los bancos de suplentes tras poco más de un año sin dirigir. En febrero de 2022 terminó su exitoso ciclo al frente de Leeds United, equipo con el que logró el ascenso desde el Championship a la Premier League, además de mantenerlo por un año en la máxima categoría inglesa.

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A su vez, es su tercer ciclo al frente de una selección nacional, ya que anteriormente dirigió a Argentina y Chile. Con el combinado albiceleste estuvo entre los años 1998 y 2004 donde solo conquistó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Quedó afuera en la primera ronda del Mundial de Corea-Japón 2002, mientras que llegó a la final de la Copa América 2004 y cayó en la final ante Brasil.

Su ciclo al frente de Chile fue diferente. Entre 2007 y 2011 le dio una nueva identidad al combinado trasandino y sentó las bases para los éxitos posteriores que tuvo La Roja con sus dos títulos de Copa América (Jorge Sampaoli en 2015 y Juan Antonio Pizzi en 2016). Lo llevó hasta el Mundial de Sudáfrica 2010 tras ocho años de ausencia.

En su etapa en clubes dejó huella en Newell’s Old Boys (su estadio lleva su nombre), Vélez Sarsfield, Atlas de México, Olympique de Marsella, Lille y el anteriormente mencionado, Leeds, entre otros. Ahora tiene el desafío de escribir su historia en Uruguay.