“No necesito el permiso de nadie para ser yo misma y voy por los Juegos Olímpicos”, dijo la semana pasada Lia Thomas, en una entrevista con las cadenas estadounidenses ABC News y ESPN. Y fue más allá: “No somos una amenaza para el deporte femenino. Lo que la gente no entiende es que no nos sometemos al proceso de transición para competir, lo hacemos para ser felices, auténticos, para ser nosotros mismos. Tener ventajas deportivas no es algo que afecta nuestra decisión”.

El enunciado de Lia Thomas vuelve a dejar en evidencia que no se correrá del deporte por haber decidido su identidad y que no le dará importancia a las distintas voces que desaprueban su participación en competiciones de mujeres. Ahora, quien se sumó es Nancy Hogshead, exnadadora que logró tres medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984.

"Después de que alguien haya pasado la pubertad masculina ya no puede retroceder, por lo que no es justo (que Thomas compita en categoría femenina)", expresó Hogshead, en declaraciones a TMZ. Presidenta de la asociación “Champion Women”, Hogshead aseguró: “Espero que los órganos de gobierno responsables del deporte y las leyes se preocupen sobre lo que es justo y lo que no por encima de todo”.

Si bien quiso recalcar que apoya por completo el sentimiento femenino de Thomas, asumió que no puede decir lo mismo de su actividad deportiva en competiciones de mujeres. “Apoyo lo que Lia quiera ser toda su vida, su identidad en un trabajo, en la universidad o en el sitio que sea, pero no en la piscina, cuando se trata de deportes no podemos hablar de identidad, sino de biología. Por eso tenemos categorías femeninas en el deporte”, sostuvo.

¿Quién es Lia Thomas, la nadadora tránsgenero que rompe récords?

Nacida hace 23 años bajo el nombre de William, hoy Lia, Thomas comenzó a identificarse como mujer en el año 2018, tiempo en el ya competía en las categorías masculinas de natación de su universidad, Penn State, donde figuraba en el puesto 462 del ránking. Formó parte del equipo masculino de la Universidad de Pensilvania durante tres años, pero, en 2019, tomó el toro por las astas y empezó a ser quien quería ser en realidad.

Por eso decidió embarcarse en un tratamiento hormonal para reducir sus niveles de testosterona hasta alcanzar el límite de nanomoles permitido por las normas deportivas (por debajo de 10, en el caso del Comité Olímpico Internacional). La estadounidense, USA Swimming, no impone una terapia hormonal a aquellos deportistas que deciden cambiar de género, de hombre a mujer. La National Collegiate Athletic Association (NCAA), en cambio, exige el tratamiento que, hasta ahora, se venía considerando el más apropiado, consistente en un año de supresión de testosterona natural. Thomas superó largamente ese periodo, durante el que se reduce aproximadamente el 3% de dicha hormona masculina.

Cuando los índices se lo permitieron, empezó a competir contra mujeres y ascendió rápidamente, ganando con superioridad a las demás nadadoras, lo que la puso en el ojo de la tormenta e impuso un debato sobre la participación de atletas transgénero en disciplinas acordes a su género sentido. “Había mucha incertidumbre. No sabía qué podía hacer. Decidí nadar la temporada 2018 como hombre, sin salir del armario, y eso me causó mucha angustia. Luché, mi salud mental no era muy buena. Sufrí mucha inquietud y me sentí atrapada en mi cuerpo. Fue cuando decidí que había llegado el momento de comenzar mi transición”, dijo. Cambió de sexo para dejar de competir como William. Por eso, decidió esperar sin que ello implique, precisamente, esperar.

En rigor, cumplió con 12 meses de tratamiento para suprimir la testosterona. Su tratamiento coincidió con la temporada 2020-21, suspendida por la pandemia por Covid-19. Y ahora, desde noviembre de 2021, volvió a competir con mujeres, empezó a romper récords y, claro, también provocó polémica. Una gran mayoría de expertos que se han pronunciado al respecto sostienen que Thomas se sigue beneficiando del desarrollo muscular que tuvo en su pubertad y como adulto favorecido por la testosterona que su cuerpo generaba de forma natural. Esa ventaja que conservaría Thomas tras haber pasado por el tratamiento hormonal es similar a la que conseguían las nadadoras de las extinta República Democrática Alemana, y de China hasta no hace mucho, a través de los programas estatales de dopaje que les proporcionaba una musculatura hipertrofiada, un tono de voz varonil y en numerosos casos les provocaron graves problemas de salud.