"Para sobrevivir después de un accidente como ese debes reinventarte. Tienes que ser una persona completamente diferente. La lesión me hundió profundamente. Estaba en un deporte de alto rendimiento y ahora solo puedo mover los brazos. Antes iba a 100 kilómetros por hora y ahora voy a 20". 

La vida de Leandro Padovani Celin cambió por completo en el 2018. Tras varios años en el fútbol brasileño, este defensor de 1,97 se fue a probar suerte a Irán, en el 2012. Jugó en diferentes equipos hasta que llegó al Esteghlal. Vistiendo esa camiseta fue que sufrió el accidente por el que dejó de ser quien era.

El accidente

"No recuerdo nada hasta el momento en que desperté en el hospital al día siguiente. Del video puede observarse que un médico y un fisioterapeuta entraron en el campo. Dijeron que me tragué la lengua. Me sentía confuso y hablaba de un modo extraño. Pensaron que podía ser una conmoción. Pensaron que era una lesión en la cabeza, no una lesión espinal"

Esa suposición, explica, fue clave en lo que ocurrió después. Tras chocar con un compañero en pleno juego, golpeó su cabeza muy fuerte contra el césped. Lo sacaron en camilla pero sin inmovilizarle la cabeza y el cuello. El diagnótico fue fractura de las vértebras C6 y C7.

Lo operaron rápidamente gracias a un cirujano especialista que se encontraba en la ciudad de vacaciones pero el diagnóstico fue duro: lesión de la médula espinal y por esa razón ha quedado tetrapléjico, en silla de ruedas e incapaz de sentir su cuerpo por debajo de su pecho.

El día después

La rehabilitación comenzó en Irán, aún con la esperanza de rehabilitar sus piernas. Aunque la vida volvió a golpearlo: ya no iba a volver a jugar y su movilidad estará ligada a una silla de ruedas. Cuando logró viajar a Brasil, a fines de 2018, le sugirieron practicar diferentes deportes para continuar con su rehabilitación.

 “Me dijeron que practicara varios tipos de deportes. Hice balonmano, baloncesto, piragüismo, tenis de mesa. De todas las modalidades, logré adaptarme mejor en la natación, por la gravedad de mi lesión”, contó en una entrevista.

La demanda

Tras la presión mediática por la gravedad de la lesión, el club iraní le aseguró que no lo iban a abandonar y que lo iban a acompañar. Sin embargo, en la entrevista que Padovani le dio a FIFPRO asegura que eso no ocurrió.

"Los medios presionaron al club para que me concediera una pensión. Me ofrecieron un contrato de un año, de aproximadamente 1.500 dólares mensuales, para ser miembro de la comisión técnica, pero me pagaron únicamente el 60 por ciento de esa suma nueve meses después. Simplemente, era un modo de tranquilizar a los medios y a los seguidores. Lo dejé en noviembre de 2018 y nunca recibí ninguna llamada del club posteriormente".

Ahí comenzó el litigio que, lamentablemente para el jugador, tuvo un fallo negativo. Padovani presentó un reclamo contra el club ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) por tratamiento negligente de primeros auxilios, que fue apoyado por FIFPRO, el sindicato internacional de jugadores.

Sin embargo, pese a la evidencia de un neurocirujano, el tribunal no encontró responsable al club porque no pudo demostrar que un trato médico inferior al estándar complicara su lesión. "De los primeros auxilios que aprendes en la escuela, sabes que no hay que tocar a ninguna persona que se haya golpeado en la cabeza sino que hay que dejarla al cuidado de los expertos. No comprendo cómo el doctor y el fisioterapeuta no vieron la gravedad de la lesión y me sacaron del campo de ese modo, en una camilla, sin inmovilizarme la cabeza", explica el exjugador.

"Creo que soy un símbolo de todo lo que va mal en nuestro deporte. El trato que recibí fue infrahumano. Los clubes deben comprender que los futbolistas no son objetos de usar y tirar. Aportamos ingresos a los clubes, alegría a los seguidores e impulsamos la economía, pero a fin de cuentas, ¿quién cuida del jugador?", cuestiona.

El reencuentro con el deporte

Después del accidente y conviviendo con las consecuencias del mismo ("no puedo sostener este vaso de juego de naranja durante mucho tiempo, no tengo pleno poder de agarre en las manos. Tengo problemas para orinar. Tengo que usar un catéter. Siento dolores en mi cuerpo cada día", relata), la depresión lo atrapó.

Hasta que nuavemente apareció el deporte en su vida. Tras la pandemia, quiso volver a nadar porque, dice, en la piscina se siente él de nuevo. Así, Leandro se puso en contacto con Marcus Lima, entrenador de natación paralímpica. 

“La rutina de entrenamiento, la convivencia en grupo, las dietas, tener que madrugar, la competición. Todas esas cosas me hicieron sentir como si estuviera en el deporte otra vez”, le dijo al diario Metropoles.

La competencia y los sueños

En octubre del 2021 comenzó a competir, y fueron tan buenos los resultados que se puso un objetivo en mente: ser un atleta paralímpico en París 2024. 

"Entreno tres días a la semana en la piscina y dos días en el gimnasio, haciendo pesas. Mi sueño es competir en los Juegos Paralímpicos de 2024 en París. Estoy entre los tres mejores nadadores paralímpicos de Brasil, pero tengo que mejorar a nivel global. Por ahora es solo un sueño". Un sueño y una nueva vida.