Escalofríos. Eso es lo que causa la tremenda y desgarradora confesión de Mo Farah, el cuádruple campeón olímpico de 5000 y 10.000 metros en Londres 2012 y Río 2016, a sus 39 años, pateó el tablero y decidió contar la verdad, su verdad. “Durante años bloqueé lo que realmente pasó”, le contó Farah (o, mejor dicho, Hussein Abdi Kahin). “La mayoría de la gente me conoce como Mo Farah, pero no es mi nombre o no es la realidad. La verdadera historia es que nací en Somalilandia, al norte de Somalia, como Hussein Abdi Kahin. A pesar de lo que dije en el pasado, mis padres nunca vivieron en el Reino Unido”, explicó el atleta para el documental que emitirá la BBC y Red Bull Studios de forma completa este miércoles.
Titulado “El verdadero Mo Farah”, el atleta contó a corazón abierto su historia verdadera, la real para describir el crudo momento que vivió cuando era un niño de 9 años. Farah fraguó durante 30 años su historia al argumentar que había ingresado como refugiado al Reino Unido y que lo había hecho desde Mogadiscio cuando tenía 9 años para juntarse con su papá, quien trabaja en Londres.
“Cuando tenía cuatro años, mi padre murió en la guerra civil, ya sabes, como familia nos destrozaron”, detalló. Y agregó: “Me separaron de mi madre y me trajeron ilegalmente al Reino Unido con el nombre de otro niño llamado Mohamed Farah”.
Farah reveló que tanto él como su hermano gemelo, Hassan, fueron enviados por su madre a vivir con un tío en Yibuti, lindante con Somalia, por su propia seguridad. Asimismo, admitió que recordaba a una mujer que visitó varias veces la casa en la que ellos estaban para observarlo.
Según contó, ella lo llevaría a Europa para vivir con unos parientes pero que para concretar ese viaje debía aprender su nueva historia de vida que se inició con otro nombre: Mohamed Farah. “De niño, nunca piensas más allá de lo que te han dicho”, asumió y describió que cuando llegó al Reino Unido se enfrentó a una realidad muy diferente. “Tenía todos los datos de contacto de mi pariente y una vez que llegamos a su casa, la señora me los quitó y justo en frente de mí los rompió y los tiró a la basura, y en ese momento supe que estaba en problemas”, dijo. Y añadió: “Esa mujer me dijo que si alguna vez quería volver a ver a mi tu familia, no me convenía contar nada. Por eso, a menudo, me encerraba en el baño y lloraba”.
Sus hijos y su realidad ordenada y estabilizada hace años llevó a Farah a un trabajo interno mayúsculo que derivó en esta confesión. “La familia significa todo para mí y, ya sabes, como padre, siempre les enseñas a tus hijos a ser honestos, pero siento que siempre he tenido esa cosa privada en la que nunca podría ser yo y contar lo que realmente sucedió”, esgrimió. “Lo he estado guardando durante tanto tiempo, ha sido difícil porque no quieres enfrentarlo y, a menudo, mis hijos preguntan: ‘Papá, ¿cómo es esto?’. Y siempre tienes una respuesta para todo, pero no tienes una respuesta para eso”.
El atletismo fue su otro camino de escape (Getty)
El atletismo lo rescató:
En el documental, el atleta contó que se siente eternamente agradecido con el profesor Alan Watkinson. “Él me rescató y me ayudó a conseguir la ciudadanía británica”, precisó Farah, quien especificó que el nombre con el que trascendió en el deporte, en realidad, fue un nombre “robado a otro niño y usado para un pasaporte falso”.
No lo deportarán:
Asumido británico y con el título de Sir (su uso en la actualidad está reservado para personas que poseen un estatus o un rango mayor), Farah tiene garantizado no perder su ciudadanía, a pesar de haber revelado su verdadera historia.
El Ministerio del Interior británico aseguró que no lo despojarán de su ciudadanía ni lo deportarán de su mansión de Surrey.
Farah, presente en el cumpleaños de la Reina Isabel (Getty)
“Saludo a Mo Farah como un ser humano increíble, que ha sobrevivido a un trauma siendo un niño y se ha convertido en un modelo así”, dijo Nadhim Zahawi, Ministro de Finanzas y miembro del Parlamento inglés desde 2010, quien huyó muy joven de Irak. Por su parte, el alcalde laborista de Londres, Sadiq Khan, sostuvo: “Debemos construir un futuro donde este tipo de cosas no exista más”.
El documental concluye con un encuentro amistoso con Mohamed Farah real, la persona a la que le robó la identidad y con cuyo nombre se convirtió en una estrella del deporte.