Hoy, como una de las pocas veces en esta irregular temporada, Bayern Múnich estaba firmando uno de sus mejores partidos.
En su visita al Hoffenheim, el club bávaro ganaba 2-0 ya desde los seis minutos en el Rhein-Neckar-Arena de Baden-Wurtemberg.
Para la hora de juego, Bayern Múnich era una aplanadora: vencía 6-0 al dueño de casa con un doblete de Philippe Coutinho y los goles de Serge Gnabry, Joshua Kimmich, Joshua Zirkee y Leon Goretzka.
Sin embargo, el árbitro paró el juego por una pancarta del público visitante insultado al presidente del Hoffenheim, Dietmar Hopp. El director técnico Hans-Dieter Flick, David Alaba y varias figuras más fueron contra la parcialidad visitante para que quiten el mensaje.
La bandera siguió y el árbitro no dudó: detuvo el juego por varios minutos y explotaron de calentura las figuras del Bayern. Desde Karl-Heinz Rummenigge, presidente, hasta Oliver Kahn, directivo, bajaron al campo de juego para intentar calmar a sus aficionados.
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Hace unas semanas, los fanáticos del Borussia Dortmund fueron suspendidos por tres años para no acudir al estadio del Hoffenheim por insultos hacia el presidente. Bajo la misma mirada, los aficionados del Borussia Mönchengladbach mostraron una bandera con la cara del directivo en una diana respaldando a su rival de la Bundesliga.
Una vez se reanudó el juego, ambos presidente salieron al campo de juego y los jugadores empezaron a tocar el balón entre sí, rivales y compañeros, para que pasen los minutos.