Hace poco más de un año, el Celta de Vigo anunciaba una nueva contratación (la segunda más cara de toda su historia). Un desconocido y joven jugador de Dinamarca llegaba desde el Borussia Dortmund a cambio de trece millones, cifra histórica para el club.

Se trataba de Emre Mor, una joya del fútbol que hacía ilusionar a todos con su estilo de juego. La expectativa era enorme.

Con el paso del tiempo, la conducta del deportista dejó mucho que desear. Tanto fue así que el entrenador de aquel entonces tomó la decisión de apartarlo del trabajo colectivo y enviarlo a la tribuna a ver los partidos.

Se esperaba que, con la llegada del argentino Antonio Mohamed, la situación cambiase. Por el momento, todo sigue igual.

El jugador ingresó en el empate en 1 por La Liga ante Espanyol, pero aparentemente su actitud en el campo de juego no estuvo a la altura de las exigencias.

Todo indica que el club de España busca darle una salida abrupta y rápida a un jugador por el que invirtió mucho pero no rindió lo esperado.