Una de las peleas que se marcaron a fuego en la retina de los fanáticos mexicanos en los últimos años ha sido el choque entre Julio César Chávez Jr y Sergio Martínez. Por otro lado, a casi 10 años de aquel combate, el argentino recordó el momento que le quitaron el cinturón y que odiaba al Consejo Mundial del Boxeo como a toda la familia Chávez. 

Sin duda, aquella la defensa de Chávez Jr. marcó el declive de su carrera debido a que no pudo volver a ser el mismo peleador con carácter y determinación para dar vuelta los peores momentos. Esa pelea el nacido en Sinaloa lo internaron a una clase de boxeo en la que le marcaron que solo con potencia o una caída a favor se puede quedar con un combate. 

Por otro lado, a casi 10 años del combate, Sergio Martínez recuerda lo vivido casi como una pesadilla por como fue que lo despojaron del cetro mundial. “Iba a decir que lo viví con alegría, pero no. En su momento, no era alegría. Estaba enojado con todo el mundo. Me enojé con el Consejo Mundial de Boxeo y con su presidente, el fallecido y amigo José Suleimán. Digo amigo porque después nos hicimos amigos. Tuvimos una amistad tremenda, maravillosa, de verdad”, recordó el argentino a lo Simple No Vale.

Y agregó: “Me enojé con Chávez padre, Chávez hijo, Chávez madre, Chávez perro… Me enojé con todo el mundo. Yo veía que estaba pasando una verdadera injusticia. Yo era el mejor, pero no era el campeón. El cinturón me lo quitaron de un día para el otro, con un llamado telefónico. Yo quería ese combate. Esa fue la lucha que marcó mi vida”. Por último, recordó que la pelea fue lo más fácil de toda la lucha que llevó adelante para que le den nuevamente el título.

“Fuera del boxeo, tuve varias luchas. Eso fue, a nivel mediático, lo más fuerte que pude haber transitado en mi vida. El haberme enfrentado, como me enfrenté, a varios monstruos gigantes como HBO, como el CMB, como TopRank y haber superado eso, hace que me sienta inmensamente orgulloso de las decisiones que tomé”, comentó Maravilla Martínez. Y añadió que “El combate, adentro del ring, fue lo más liviano de todo. Lo duro fue lo anterior, lo previo. Fueron casi dos años en los que fui campeón y dejé de serlo. Con 35 años, empecé a ver el final de mi carrera y que podía facturar bien. Me estaba dejando muchas lesiones en mi cuerpo y, por lo menos, quería que el boxeo me devuelva mucha pasta, mucho dinero”.